Gracias a los avances médicos, actualmente en el momento del nacimiento todos los bebés son sometidos a un cribado auditivo para descartar algún posible déficit auditivo. No obstante, puede ocurrir que el problema de audición aparezca después de esta prueba inicial, ya sea por infección, traumatismo u otro tipo de causa. Por ello, los padres debemos conocer las señales de alerta ante una posible deficiencia auditiva.
Es importante descartar que nuestro hijo tenga un problema en la audición ya que, en el caso de tenerla, sus consecuencias no se limitan al lenguaje y la comunicación, sino que se verán comprometidas de forma global en su proceso evolutivo el resto de áreas, tales como el área social, motora o cognitiva, en mayor o menor medida dependiendo de la gravedad del trastorno.
Una detección temprana de una alteración en cómo nuestro hijo percibe los sonidos de su alrededor puede ayudarle a que esas limitaciones se vean disminuidas, ya que cuanto antes se detecten, mejor será el pronóstico de cara a una intervención específica. Por ello, a continuación pasaremos a comentar lalgunas de as señales que nos pueden ayudar a comprobar si nuestro tiene o no algún problema de audición.
Signos de alarma
Generalmente, los bebés que tienen algún tipo de deficiencia auditiva se muestran, durante los primeros seis meses de vida, como bebés muy tranquilos, que no se alteran, sobresaltan o sorprenden ante cualquier tipo de sonido inesperado, que perdura en el tiempo o son de gran intensidad. Del mismo modo, no giran la cabeza o nos buscan con la mirada cuando les hablamos desde una posición lejos de su campo visual; sólo reacciona cuando estamos frente a él.
Entre los seis y los doce meses podemos notar que los balbuceos que podía emitir antes pasan a ser gritos. Si le llamamos, no responde a su nombre ni vocaliza para llamar la atención de las personas de su entorno. Sigue la ausencia de respuesta ante estímulos que estén fuera de su campo visual, a lo que además debemos añadir que le cuesta entender expresiones coloquiales sin un gesto de apoyo (por ejemplo, "adiós" o "no").
Entre los doce y los dieciocho son un poco más evidentes las pérdidas de audición, ya que no dice palabras con sílabas redobladas (papá, mamá...), ni nombra personas u objetos familiares para él, como algunas comidas o sus juguetes.
Cuando el niño está llegando a los dos años, si hay algún problema de recepción de estímulos auditivos, no presta atención cuando le contamos un cuento. Durante el día a día, no comprende órdenes sencillas si no van acompañados de gestos y no realiza frases de dos palabras.
Cuando el niño se encuentra entre los dos y los tres años, todo lo anterior se va haciendo cada vez más evidente (no responde a órdenes sencillas, no responde ante su nombre, no presta mucha atención, no realiza frases de varias palabras, no contesta a preguntas, no repite frases que le decimos...)
Indicadores de alto riesgo en el recién nacido
Además de las signos de alarma, los cuales podemos comprobar desde nuestro hogar, existe una serie de indicadores de alto riesgo, los cuales se hacen mediante una serie de screenings sistemáticos en el hospital, al menos en la población de alto riesgo de padecer una deficiencia auditiva.
Estos indicadores son, entre otros:
- Antecedentes de deficiencias auditivas en la familia
- Infección de la madre durante la gestación por citomegalovirus, rubéola, sífilis, herpes o toxoplasmosis
- Malformaciones craneofaciales del recién nacido
- Peso al nacer inferior a 1.500 gr.
- Hiperbilirubinemia grave
El pronóstico de los niños que padecen este déficit sensorial está determinado, en gran medida, por la rapidez con que se haga el diagnóstico y se instaure el tratamiento y la rehabilitación que más se adapte al niño. El diagnóstico precoz es muy importante ya que la capacidad de los seres humanos para adquirir el lenguaje es superior durante los primeros años de vida y poco a poco va disminuyendo con la edad.
Esto es debido a la gran plasticidad cerebral que hace posible la recuperación de lesiones en áreas cerebrales, en el caso de la deficiencia auditiva, responsables del lenguaje principalmente.
Teniendo en cuenta esta gran plasticidad inicial y la importancia del lenguaje para el desarrollo integral del niño, es fundamental todo esfuerzo que se haga por detectar cuanto antes estas señales de alerta ante una posible deficiencia auditiva.
Foto | matsuyuki en Flickr En Bebés y más | Estudian el llanto del bebé para detectar sordera y asfixia, Detección precoz de la sordera neonatal, Deficiencia auditiva en los bebés