En España, hay 29.000 niños con diabetes, una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce.
La diabetes de tipo 1 (insulino dependiente) es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la infancia. Ocurre cuando el páncreas no produce suficiente cantidad de insulina para regular los niveles de azúcar en sangre.
La diabetes de tipo 2 suele darse en adultos, aunque han aumentado notablemente los casos en niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad. La insulina producida es poco activa y cada vez se debe producir más cantidad para conseguir el mismo efecto.
La enfermedad tiene un importante factor genético, pero no es el único, es necesario un factor ambiental como puede ser un virus, un tóxico, algo en la comida o una causa que aún no conocemos para que la diabetes se manifieste.
La diabetes puede pasar desapercibida debido a que sus síntomas parecen ser inofensivos, pero detectarla a tiempo es fundamental para realizar un diagnóstico precoz y comenzar cuanto antes un tratamiento que disminuya las complicaciones que se relacionan con la enfermedad.
Es importante que estemos atentos a una serie de síntomas que pueden indicarnos la presencia de diabetes en el niño:
Síntomas de diabetes en niños
Orina frecuente: un niño con diabetes necesita orinar con más frecuencia y en volúmenes mayores. Un signo que puede resultar sospechoso es que comience a mojar la cama cuando ya no lo hacía.
Sed constante: debido a que pierde mucho líquido al orinar, el niño se siente inusualmente sediento.
Pérdida de peso inexplicable: a pesar de estar siempre hambriento, el niño no gana peso y a menudo lo pierde.
Fatiga y debilidad: el niño se siente cansado pues su cuerpo no puede convertir la glucosa en energía.
Hambre excesiva
Irritabilidad: causada por el hambre y la ansiedad que le produce.
Visión borrosa
También se puede sospechar de diabetes si aparece una infección fúngica vaginal (candidiasis) en una niña prepuberal.
Náuseas, mal aliento, dolor de estómago frecuente y problemas de respiración pueden ser signos de cetoacidosis diabética.
Si el niño presenta alguno de estos síntomas, aunque la sospecha sea mínima, es necesario consultarlo con el pediatra. Él valorará los síntomas y si lo considera realizará los análisis de glucosa rutinarios para confirmar o descartar la enfermedad.
Más información | Fundación para la diabetes
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