Si ya hemos hablado del parto slow, de la maternidad slow y de la infancia slow, es de justicia dedicar un post al sueño slow porque la moda del sueño express para los niños está caducando y cada día surgen más evidencias de lo peligroso que es.
Lo primero que hay que decir es que los bebés aprenden a andar cuando están madurativamente preparados (un bebé nunca andará a los 2 meses), a hablar cuando pueda (un bebé nunca hablará un discurso con 5 meses) y lo mismo pasa con el sueño.
El sueño infantil es el tema sobre el que más mentiras circulan (muchas desde los mismos profesionales) y que más duro es para los padres. De hecho, podríamos valorar la calidad humana de una persona según cómo reacciona ante esta prueba de la crianza.
Según el libro “Dormir sin lágrimas” de Rosa Jové, experta en sueño infantil y con conciencia, el sueño es un proceso evolutivo. Todo niño sano, que presente despertares frecuentes o le cueste dormirse, algún día dormirá correctamente.
Y este algún día no es ni mucho menos a los 4 meses, y correctamente no es ni mucho menos 12 horas seguidas. Que algún bebé lo haga espontáneamente no quiere decir que los demás tengan que hacerlo.
A los bebés no se les puede enseñar a dormir por el sencillo hecho de que ya saben dormir antes de nacer. Dormir es una necesidad vital. Pero sí les podemos acompañar en el proceso, facilitarles las cosas (relajación, suavidad, rutina, penumbra, etc.) y respetarles. Pero abandonar y dejar llorando a un bebé no puede ni enseñar a dormir ni enseñar nada de nada salvo desamparo, resignación y la terrible lección de “ni mis padres me consuelan, mis necesidades no son importantes”.
Las circunstancias difíciles de la vida destapan lo mejor o peor de cada persona y la cruda realidad es que el ritmo de vida actual es inhumano con las necesidades de los bebés y de los propios padres, que en muchos casos tienen ambos que madrugar y que no tienen ni fuerzas para consolar a su hijo cuando se despierta con frecuencia.
Pero en el sueño infantil no existen atajos. Actualmente se están suministrando fármacos a los niños para dormir o practicando métodos de adiestramiento (Ferber/Estivill, Supernanny). Y ambos pasan factura.
- Los medicamentos para dormir alteran los ciclos de sueño y el delicado funcionamiento cerebral
- Dejar llorar y no atender (decir palabras desde la puerta no es por supuesto atender) provocan shock emocional que producen niveles de cortisol altísimos y tienen secuelas a corto y largo plazo. En este vídeo espeluznante podéis ver el método en todo su esplendor.
Lo siento mucho pero no existe nada mágico para que nuestros hijos duerman como los lirones simplemente porque su proceso natural de sueño no es así. No todos tienen botón de “off” durante 9-12 horas.
La publicad aprovecha este talón de Aquiles de los padres para ofrecernos jabones con lavanda, cacao con melisa, infusiones relajantes (llenas de azúcar e insanas por cierto) y tonterías varias. Todo son parches y no soluciones.
Porque la solución es la paciencia y el respeto. Hasta los 3 niños hay muchos niños que nunca dormirán muchas horas seguidas.
Sí, así de rotundo. El sueño es de los más slow en el desarrollo de los niños y la mejor prueba para que los padres les demostremos nuestro amor incondicional, nuestra madurez y nuestra capacidad de entrega y sacrificio si fuese necesario. Si alguien tiene que sufrir ¿no deberíamos ser los padres, adultos equilibrados supuestamente, y no los bebés?
La naturaleza sí nos ha dado herramientas a la madres: lactancia materna con triptófano natural y con efecto calmante por la succión y el contacto. Y curiosamente la duración de la lactancia en la especie humana debería ser de varios años (los mismos que necesitan los niños para ser menos dependientes).
En ausencia de lactancia, a más contacto del bebé con los padres, más cómodo y beneficioso para todos. El colecho es la opción ancestral y mundial para resolver este tema. Y el 80% de los padres del mundo lo practican.
En cualquier caso, este post no es una apología del colecho sino una apología de la piedad.
Y para que no nos creamos que nuestros hijos nos manipulan simplemente por no actuar según patrones oficiales de vigilia y sueño, sólo nos queda la información rigurosa y científica. El documental de Punset y el curso "El Arte de Ser Padres" es un excelente inicio en el conocimiento de las necesidades verdaderas de nuestros bebés.
En definitiva, el sueño slow sólo es compatible con la maternidad slow. ¡Corren malos tiempos para ser bebé y mamá y papá de verdad¡. Pero ahí radica la grandeza humana.
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