El crecimiento de los niños es un tema que abordamos con frecuencia en las consultas de pediatría. Los padres acuden preocupados porque su hijo es el más bajito de la clase o porque les parece que crece lento. Pero, ¿cuándo es un problema? ¿Cómo saber si un niño está creciendo correctamente? ¿Existe algún tratamiento para mejorar la talla?
¿Qué factores influyen en el crecimiento?
El crecimiento de un niño está determinado por varios factores. Un 80 por ciento se debe a factores genéticos, hereditarios. Así por ejemplo, la talla de niños adoptados se correlaciona mejor con la talla de sus padres biológicos que con la de sus padres adoptivos.
El ritmo madurativo (cuándo tendrá la pubertad, cómo crece el niño...) también está marcado por la genética.
Podemos calcular la talla genética o talla diana, es decir, lo que se espera que mida un niño en base a la altura de sus padres (ahora veremos que también influyen otros factores). Tenemos una sencilla fórmula, llamada fórmula de Tanner, que consiste en hacer la media de la talla de los padres y sumarle, en el caso de los varones, o restarle, en el caso de las mujeres, 6,5 cm.
El valor resultante puede variar en +/- 1 desviación estándar (unos 5 cm aproximadamente). Es decir, si una niña tiene una madre que mide 160cm y un padre que mide 175 cm, su talla diana será: (160+175/2)-6.5= 161 cm +/- 5 cm (es decir, que puede variar entre 156 cm y 166 cm).
Sin embargo, la genética no es el único factor a tener en cuenta. Los factores ambientales también influyen en la talla y en el ritmo madurativo. Así, la nutrición, el estrés o factores psicosociales y afectivos pueden modificar el crecimiento de un niño. Se ha visto que los niños que tienen una pobre nutrición y condiciones económicas y psicosociales desfavorables tienen un desarrollo puberal más tardío y una menor talla adulta.
De hecho, se piensa que la mejoría en el crecimiento y el adelanto en la pubertad que estamos experimentando en los países desarrollados en lo últimos años se debe a una mejoría de la nutrición y de las condiciones generales de vida
La talla baja o el hipocrecimiento
Para valorar el crecimiento de los niños, los pediatras tenemos unas gráficas de crecimiento, elaboradas a partir de una determinada población de niños sanos. Existen gráficas de la OMS, gráficas específicas para una determinada nacionalidad, gráficas para niños con síndrome de Down...
En ellas podemos ver una línea central, que representaría la media o percentil 50 y otras líneas adicionales que representan los diferentes percentiles. El percentil 10, por ejemplo, nos indica que el 90% de los niños de su mismo sexo y edad miden más y el 10% menos. Las desviaciones estándar indican cuánto se desvía un valor de la media.
Hablamos de talla baja cuando la talla se encuentra muy por debajo de la media, en concreto a más de dos desviaciones estándar (aproximadamente un percentil 3) para la media de su edad, sexo y grupo de población.
También hablamos de talla baja o hipocrecimiento si la talla de un niño se encuentra muy por debajo de lo esperable para su talla diana o talla genética. Así, un niño puede tener una estatura dentro de los límites normales para su edad y sexo y considerarse talla baja si el percentil de su talla diana es mucho más elevado (en concreto si están más de dos desviaciones estándar por debajo).
El crecimiento es un proceso dinámico así que no podemos tener en cuenta un sólo valor aislado. Por ello es importante analizar también la velocidad de crecimiento. Si la velocidad de crecimiento es muy baja (en concreto, si está por debajo de una desviación estándar o percentil 25 para la media de su edad y sexo) hablamos también de hipocrecimiento.
Resumiendo, un niño crece poco si:
- Su talla está muy por debajo de la media para su edad y sexo
- Su talla está muy por debajo del carril correspondiente a su talla diana
- Su velocidad de crecimiento es mucho más lenta de lo que le correspondería por su edad y sexo.
¿Cuáles son las causas de talla baja?
Las causas conocidas de talla baja son variadas: síndromes genéticos, malformaciones, enfermedades endocrinológicas, malnutrición, enfermedades crónicas...
La talla baja familiar
Hemos comentado al principio que la genética juega un papel importante en el crecimiento de un niño. Así, padres bajitos es probable que tengan hijos bajitos.
Los niños con talla baja familiar son niños sanos, que suelen tener un peso y talla normales al nacimiento y experimentan una desaceleración del crecimiento durante los primeros años para situarse en el carril que les corresponde por su talla genética. Después tienen una velocidad de crecimiento normal y alcanzarán una talla adulta baja pero dentro de lo esperable para el rango familiar.
Retraso constitucional del crecimiento y de la pubertad
En este caso tenemos niños sanos en los que la pubertad llega mas tarde de lo normal. Así, darán el estirón más tarde, lo que hará que durante algunos años tengan una talla baja para su edad y sexo y menor de lo esperable por su contexto familiar. La talla final, talla adulta, se alcanza tardíamente y, en la mayor parte de los casos en normal acorde a su talla diana.
Esta situación aparece con mayor frecuencia en varones y un porcentaje importante (50-75%) tiene antecedentes familiares de retraso puberal (recordemos que el ritmo de maduración también estaba marcado por la genética).
Para saber cómo de maduro es un niño, los pediatras realizamos un estudio de edad ósea; se le hace al niño una radiografía de la mano derecha y podemos estimar la madurez del sistema esquelético, pues los huesos cambian según la edad. Los niños con retraso constitucional del crecimiento y la pubertad tienen la edad ósea retrasada. Esta prueba nos permite predecir mejor la talla final del niño.
Talla baja idiopática
Como hemos comentado previamente, en muchos casos de niños con talla baja no podemos averiguar la causa y hablamos entonces de talla baja idiopática.
Son niños que suelen crecer a una velocidad normal y su pubertad sucede a una edad normal, pero su talla adulta suele ser igual o algo inferior al percentil 3.
¿Qué pruebas se realizan a un niño que crece poco?
Antes de realizar ninguna prueba es importante que comprobemos que, efectivamente, existe un hipocrecimiento, así como que realicemos una cuidadosa historia clínica y una exploración física completa para ver si existe algún dato que pueda orientarnos a una causa concreta de talla baja.
Algunos niños precisarán estudios complementarios que pueden incluir una analítica, una edad ósea (radiografía de muñeca para valorar la maduración esquelética) y en algunos casos un cariotipo (un análisis de los cromosomas para detectar posibles alteraciones). A algunos niños se les realizará también una prueba de estimulación de GH, mediante la cual se mide la capacidad del cuerpo para producir la hormona de crecimiento.
Hormona del crecimiento
La hormona de crecimiento es una proteína que fabrica la hipófisis (una glándula situada en el cerebro) y es responsable del crecimiento de los huesos, además de otras funciones. Es el principal regulador del crecimiento postnatal y se secreta en cantidades mucho mayores durante el sueño.
Se administra, por ejemplo, en algunos síndromes, como el síndrome de Turner o el Síndrome de Prader-Will, si existe un déficit o defecto de la hormona de crecimiento o en aquellos niños que fueron al nacimiento pequeños para la edad gestacional (PEG) y no han tenido un crecimiento recuperador (mucho de estos niños crecen muy rápido los primeros meses y se colocan en el carril de crecimiento que les tocaba).
Creo que mi hijo crece poco, ¿consulto?
¡Claro! Nunca os quedéis con la duda! En las revisiones del niño sano analizamos siempre el crecimiento del niño, pero según se van haciendo mayores las revisiones se espacian, así que si os parece que vuestro/a hijo/a no crece lo suficiente pedid una cita con vuestro pediatra.
En la consulta mediremos y pesaremos al niño, calcularemos la talla diana o genética en base a la altura de los progenitores y, en caso necesario, pediremos alguna prueba complementaria (como una edad ósea). Es probable también que os citemos en unos meses para poder analizar la velocidad de crecimiento.
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