Una trombofilia surge de un defecto o anomalía, congénita o adquirida, que repercute a la coagulación sanguínea aumentándola, quien sufre esta patología es propenso a formar coágulos de sangre, lo que comporta un riesgo muy elevado si este coágulo se desplaza por el torrente sanguíneo y se instala en un órgano vital o si se rompe. Pero gracias a un tratamiento anticoagulante, se pueden evitar serios problemas.
¿Qué sucede en caso de padecer trombofilia y estar embarazada?, los principales riesgos son el aborto, puede ser al final del primer trimestre o el nacimiento sin vida durante el segundo o el tercer trimestre. También se dan casos de desprendimiento de la placenta, lo que a su vez puede causar una hemorragia intensa y sus posteriores consecuencias. Esto poniéndonos en lo peor, ya que generalmente son embarazos sanos, sólo que tienen mayores probabilidades de desarrollar una tromboembolia venosa entre otras complicaciones. Puede ser necesario (no lo es en todos los casos) un tratamiento con heparina (anticoagulante), este fármaco es seguro para el bebé, ya que no atraviesa la placenta, pero en la madre puede provocar efectos secundarios, como pérdida de masa ósea, aunque existe la heparina de bajo peso molecular que reduce dichos efectos.
El tratamiento suele extenderse durante toda la gestación y hasta seis semanas después del parto en los casos más graves. También hay estudios que han probado que la combinación de la heparina con bajas dosis de aspirina, hacen el tratamiento más eficaz para prevenir la pérdida del bebé.
La trombofilia se diagnostica a través de un análisis de sangre, y un tratamiento adecuado puede permitir cumplir el sueño de ampliar la familia.
Vía | Nacer Sano En Bebés y más | El embarazo aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio en cuatro veces