Estas últimas semanas estoy teniendo una pequeña lucha en casa por que mi marido se acostumbre a llevar encima, encendido y con batería, el teléfono móvil. Hasta ahora, ninguno habíamos necesitado este aparato demasiado, ni éramos muy amigos de él.
Pero ha llegado el momento en el que el teléfono móvil se ha convertido en imprescindible, y ello es así porque en el colegio de nuestra hija (la mayor, la pequeña aún no necesita de “contactos”) nos pidieron nuestros teléfonos. Para avisar en caso de urgencia, entendiendo por “urgencia” hechos tan dispares como que se rompa un brazo o se haga pis encima.
Antes, por suerte yo estaba con ellas en todo momento y si se quedaban con los abuelos o los tíos no eran tantas horas, aunque también procurábamos estar localizables. Pero ahora hay cole casi todos los días, y son muchas horas sin saber nada de nuestra hija.
Evidentemente, hay más teléfonos de contacto, y en caso de necesitarlo seguro que lograban hablar con alguien de la familia. Pero los primeros son nuestros teléfonos móviles. Por ello, una se ha tenido que hacer íntima del celular y acostumbrarse a cargar la batería, tenerlo encendido y llevarlo encima siempre que estoy fuera de casa y la niña en el colegio.
Claro que imagino que no va a ser necesario que nos llamen, pero eso no es excusa para olvidarme del teléfono, estar siempre localizable en caso necesario. Me gustaría pensar que en el caso de que quieran contactar con nosotros, lo hagan a la primera, y no tengan que ir eliminando números de teléfono hasta dar con alguien.
También me gustaría tener la confianza de que, en el caso de que mi batería se agote inesperadamente (ya sabemos cómo las gastan los teléfonos, cuando más lo necesitas…), no habrá problema en que contacten con mi marido. Y, por qué no decirlo, me parece que compartir esta responsabilidad también es lógico.
En fin, que éste es un pequeño desahogo para compartir un cambio en nuestras vidas, y que tal vez también pilló desprevenidos a otros cuantos papis poco amigos de andar pegados al teléfono móvil… Seguro que en el caso de papás que convivían con los celulares como si tal cosa antes de tener hijos no ha supuesto el mayor cambio.
Pero bueno, hemos hecho tantos cambios desde que tenemos hijos, que me cuesta un poco entender cómo no puede uno hacer el más sencillo: acostumbrarse a llevar siempre encima el teléfono móvil. Por si acaso, que se suele decir, aunque cruzamos los dedos para no oírlos sonar… Bueno, cuestión de organización y memoria, supongo que para eso también hay quien necesita más tiempo.
Foto | KB35 en Flickr-CC
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