El domingo pasado se ha emitido en el programa Vuelta y Vuelta de La Sexta “El precio de nacer y morir”. Trataba sobre cuánto cuesta nacer y cuánto cuesta morir hoy en día. Desde luego, habrá desanimado a más de uno a tener un bebé teniendo en cuenta que para darle la bienvenida a este mundo con toda la parafernalia consumista (de la cual el recién nacido ni se entera, ni la necesita) una pareja debería desembolsar la abultada cifra de 16.350 euros.
Han hecho un seguimiento a unos futuros papás y un relevamiento de los artículos “imprescindibles” (según el reportaje) que un bebé recién nacido necesita durante los primeros meses de vida. Esa suma tan elevada, que yo con tres hijas no he llegado ni a la cuarta parte, es lo necesario para decorar la habitación, comprar la cuna, los muebles, el ajuar del bebé, su ropita, cochecitos (sin, en plural, dos cochecitos para un bebé), vestido de bautizo, artículos de puericultura y un largo etcétera.
La cifra me parece absurda. Cualquiera que no tiene ni idea y esté pensando en tener un bebé se cree que ser padre cuesta eso, pero es un dato irreal, absurdo y exagerado. Menuda campaña para fomentar la natalidad.
Hay un mínimo de cosas “imprescindibles” que el bebé necesita al nacer, evidentemente. Pero mientras para algunos es imprescindible un vestido de bautizo de 1.500 euros, como hemos visto en el programa, para otros lo imprescindible son otro tipo de cosas. El bebé tiene que estar confortable, desde luego, pero os lo digo después de tres hijas, el bebé necesita mucho menos de lo que creemos. Me refiero a lo material, por supuesto.
Hay cantidad de cosas que se compran creyendo que son necesarias y luego no se utilizan. Gadgets de avanzada tecnología, artilugios con luces y sonido, el último modelo de carrito (que luego no cabe en el ascensor), juguetes que no sabemos donde guardar, ropita que luego sólo usa un par de veces…
Se suele caer en el error de apresurarse, y por inexperiencia, o por seguir las modas se gasta dinero en cosas que realmente no son importantes. Dar lo mejor al bebé no significa comprar la cuna o los vestidos más caros.
Pareciera que cuanto más se le compra más se quiere al bebé porque se merece “lo mejor”. Pero demostrar ilusión por su llegada no se mide por la cantidad de euros que se gasten, sino por la capacidad de amar que se tiene reservada para ese hijo, quien nada más va a necesitar para ser feliz durante sus primeros meses de vida que los acogedores y cariñosos brazos de papá y mamá.
Si queréis ver el programa completo podéis acceder a través de este enlace. Ah, y por si os pica la curiosidad, morir cuesta más de 19 mil euros.
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