Deseoso de atención, más retraído que su hermano pequeño -que es todo risas-, menos responsable que su hermano mayor... y un tanto anodino: esta es la imagen que muchos tienen de los hermanos medianos. Pero hoy la ciencia desmiente esos mitos y libera, por fin, al mediano de la casa de la presión del estereotipo. Si te preocupa tu hijo del medio, te contamos qué puedes hacer en casa para que esté estupendo, para que lo estéis todos.
El síndrome del hermano mediano, ¿existe?
A los seres humanos nos encanta clasificar las cosas y a poder ser, ponerles nombre. No lo expongo como una crítica: clasificar es necesario y funcional, nada que objetar al respecto.
Sin embargo debemos ser críticos con nuestras clasificaciones, porque a veces nos venimos "demasiado arriba", compramos como verdades estereotipos que nada tienen de reales y acabamos modificando nuestra conducta... y la de nuestros hijos con ello.
De manera somera, para hacernos una idea, el síndrome del hermano mediano consiste, tal y como recogen K. Schumann y C. Salmon, en el libro resultante de su investigación sobre el tema The Secret Power of Middle Children que el niño que ocupa este lugar entre los hermanos es:
- Descuidado
- Está resentido con los padres por no haber recibido la misma atención que sus hermanos
- Tiene menor creatividad
- Falta de enfoque profesional
- Una visión negativa, más pesimista, de la vida
- Peor autoestima
- Sentimiento de “no pertenencia” (especialmente hacia la familia, algo así como estar desubicado y no encontrar su sitio).
Sin embargo según la APA (Asociación Americana de Psicología) no hay evidencia consistente que avale la existencia de este síndrome como tal.
De hecho desde esta organización, así como en estudios concretos, se señala que a día de hoy las investigaciones lo que señalan es que el orden de nacimiento de los niños si bien tiene una pequeña y sutil influencia en la personalidad e inteligencia de éstos, no ejerce efectos consistentes en los resultados psicológicos del peque.
A día de hoy no está reconocido como síndrome, como categoría clínica, por la comunidad científica.
Se trataría entonces, por resumir, de algo que puede ejercer cierta influencia pero que no determina de manera categórica el desarrollo del niño.
Imagen social, clasificaciones y prejuicios
Si pensamos en la figura del hermano mediano seguramente muchos de nosotros pensaremos en ese estereotipo que hemos visto en televisión y en el cine: el hermano más anodino, con menos personalidad, un poco mangoneado por unos y por otros… el que menos atención recibe de papá y mamá, etc.
No todas las familias son iguales, no hay patrones tipo absolutamente cerrados, son muchas las variables que hay en juego en lo que a dinámicas familiares se refiere, de manera que no tiene sentido afirmar que sistemáticamente los hijos medianos reciben menos atención por parte de sus padres, por ejemplo.
Cualidades de los hijos medianos
Lo cierto es que, como comentaba, la mayoría de las veces que abordamos el tema de los hermanos medianos nos centramos en los déficits (menos atención de los padres) o en los posibles efectos negativos que su posición en la familia les puedan provocar.
Sin embargo autoras como las mencionadas C. Salmon y K. Schumann señalan en su libro que los hermanos medianos pueden presentar cualidades muy positivas.
Aclaración previa: las características que voy a enumerar a continuación son el resultado del estudio de estas autoras, pero además de que no hay evidencia científica consistente que las respalde, no se trata de un listado descriptor, las autoras no afirman que cada niño que sea hermano mediano cumplirá estas características, sino que esa posición entre los hermanos podría favorecer o potenciar el desarrollo de determinados aspectos.
- Mediadores, buenos negociadores: al estar entre dos hermanos de diferentes edades podrían desarrollar habilidades de negociación.
- Más creativos en cuanto a solución de problemas.
- Sociables, abiertos a conocer a otras personas y por tanto con buenas habilidades sociales.
- Pueden mostrarse más independientes con respecto a los padres que sus hermanos, lo que favorece que sean más autónomos.
- Más abiertos a la experiencia, a probar cosas nuevas.
El papel de los padres
Condicionar nuestra conducta como padres en base al orden de nacimiento sería como hacerlo en base al color del pelo, el signo del zodiaco o cualquier variable que se nos ocurra. Por favor, no intentemos cambiar nuestra forma de actuar con nuestros hijos por el orden que tienen entre los hermanos.
Los niños, nuestros hijos, quieren -y necesitan- nuestra atención, sin importar si son los mayores o el último de siete hermanos, tal y como señala Adele Faber, autora de Hermanos, no rivales. Tener su espacio, sentirse valorados por ser quienes son, por ser como son, es lo que importa.
Tu hijo mediano es único, pero no por ser mediano, sino por ser quien es, de la misma forma que lo es el mayor o el pequeño.
Cierto es que las monerías de los bebés o la madurez y ocurrencias del mayor pueden hacer que se nos caiga la baba, pero para eso tenemos la cabeza, para recordarnos que cada uno es especial y saber establecer la relación que necesita cada uno de ellos, para alucinar también con lo que dice y hace el mediano, con sus salidas, su talento para el dibujo o el arte que tiene para escaquearse de los marrones hogareños.
Disfruta de ellos, intenta estar ahí para ellos, pero sin forzarlo, sin que ser ecuánime signifique decir lo mismo a cada uno en cada momento, en medir la atención en gramos y repartir la misma cantidad a cada uno: no hay nada más terrible que notar que te están diciendo algo porque como tu hermano ha hecho algo bueno, para que no te sientas mal o menos te están diciendo también algo a ti.
Busca momentos para estar con cada uno de tus hijos por separado, solo vosotros. Esto les ayudará a sentir que tienen su sitio, que son importantes, al tiempo que favorecerá que os conozcáis mejor, que tengáis experiencias compartidas y la postre lo que es más importante: que el vínculo entre vosotros sea más fuerte.