Como tantos otros niños, mi bebé tiene una irresistible atracción por el rollo de papel higiénico, que no por el papel en sí sino por la diversión de quitarlo del rollo.
Hoy ha vuelto a aparecer arrastrando el rollo por toda la casa como el perrito en el anuncio de Scottex. Si no es eso, me la encuentro sentada en medio del baño rodeada de trozos de papel o haciéndolo girar en el portarrollo hasta formar una montaña de papel en el suelo.
Son muchos los niños que sienten esta atracción por el rollo de papel higiénico, que en ocasiones se combina con la que tienen por el agua del váter y acaba todo el papel o el rollo tal cual, entero, dentro del váter.
No es algo grave ni peligroso por lo que haya que llamarles la atención. Para ellos, que están en plena etapa de descubrimiento, es un juego inofensivo y divertido. ¿A quién no le atraería tirar de un rollo sinfín? Al fin y al cabo hemos puesto a su alcance un gran divertimento para su espíritu explorador.
No es una trastada con mayores consecuencias. A lo sumo, nos tocará recoger la montaña de papel y si hemos llegado a tiempo, hasta puede estar en condiciones de ser utilizado para su función original.
Si la atracción irresistible se ha convertido en una obsesión descontrolada siempre podéis quitar de su alcance el objeto de obsesión, es decir, el rollo del papel higiénico. Podéis buscarle un sitio elevado, guardarlo dentro de un armario, o más efectivo, optar por mantener cerrada la puerta del cuarto de baño.
De todas formas, tranquilos que son rachas, rachas de descubrimiento. Así como un día empiezan a sentir curiosidad por ese rollo que gira, un buen día desaparece. Pasa a ser un objeto más y deja de interesarles.
¿Vuestros hijos tienen o han tenido una irresistible atracción por el rollo de papel higiénico?
De más está decir que si tenéis una foto de vuestros hijos disfrutando de esta u otra irresistible atracción podéis enviárnosla a través de historiasdepadres@bebesymas.com para que sea publicada en el blog en “La última trastada de mi hijo”. Lástima que hoy no tenía la cámara a mano.
Foto | Ken Wilcox en Flickr
En Bebés y más | La irresistible atracción del agua del inodoro