'Llámame David mamá, quiero un nombre normal': de padres que se arrepienten del nombre que eligieron y niños que se avergüenzan
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'Llámame David mamá, quiero un nombre normal': de padres que se arrepienten del nombre que eligieron y niños que se avergüenzan

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Escoger el nombre de un hijo o hija es una de las tareas más arduas de las parejas por razones obvias. Por un lado, porque al mirar nombres te das cuenta de cuánta gente te cae mal, y los dos acabáis diciendo una frase mítica ya entre los padres: "No, ese no, que conozco a uno que se llama así y..."; por otro lado, porque es difícil ponerte de acuerdo con la pareja, ya que sois dos para elegir un único nombre; y finalmente, porque el nombre que le pongáis le acompañará toda la vida, y aunque parezca que no, eso es una gran responsabilidad.

Una encuesta reciente ha encontrado que la quinta parte de los padres se arrepienten en cierto modo del nombre que le pusieron a sus hijos, y constata que si pudieran volver a elegir les pondrían otro nombre. Además, algunos niños con nombres muy exclusivos llegan incluso a decírselo a sus padres: 'Llámame David mamá, quiero un nombre normal'.

Cuando evitas llamarle en público

De dicha encuesta han hablado hoy en DailyMail, donde han explicado la historia de Linsey Briston, una mamá que evita llamar a su hijo en público para que los demás no sepan cuál es su nombre.

Su hijo de 7 años se llama Jediah, en honor a los Jedi de Star Wars. Al parecer, cuando nació no habían decidido todavía el nombre del bebé. Fue un embarazo no deseado con el chico con el que estaba por entonces y él se empeñó en ponerle ese nombre. Ella no lo tenía muy claro (de hecho le parecía ridículo) porque le gustaba más Finley, pero el padre fue a inscribir a su hijo con ese nombre e hizo tarjetas para anunciar su nacimiento con el nombre de Jediah, y entonces poco pudo hacer.

Los padres de Linsey, además, se mostraron encantados con el nombre porque, como cristianos, recordaron que en la Biblia aparece un Jedidiah, que significa "amado de Jehová". Y ella finalmente se dio por vencida.

Seis meses después ella y su pareja se separaron. Ahora está con otro hombre, y juntos han decidido llamarle Jed, ante una situación en que ni ella está cómoda, ni tampoco el niño, que un día llegó a casa después de pasar un rato con un amigo y le dijo que quería que le llamara Steven, que quería un nombre normal.

Cómo afecta el nombre a la vida de las personas

Aunque todos tenemos claro que el nombre de una persona no debería ser significativo de nada, y que debería ser respetado por encima de todo, a la práctica no es así. Se sabe, por ejemplo, que en Inglaterra una niña llamada Eleanor tendrá 100 veces más probabilidades de ser aceptada en la Universidad de Oxford que una llamada Shannon o Jade. De igual modo, los apellidos Peters, Simons o Annas también favorecen a los niños.

En EE.UU. se decidió hacer un estudio también al respecto y se crearon varios currículums falsos completamente iguales, con la única diferencia del nombre de la persona. Unos tenían nombres que parecían de personas blancas, como Emily Walsh o Greg Baker, mientras que la otra mitad tenía nombres afroamericanos, como Lakisha Washington o Jamal Jones.

Vieron que aquellos que parecían ser de personas blancas recibían un 50% más llamadas que aquellos que parecían ser personas negras. Lo más fuerte del asunto es que solo se enviaron currículums a empresas que tenían por bandera la igualdad de oportunidades.

El nombre de los niños

Otro estudio realizado en la Universidad de Northwestern de Illinois, analizó las puntuaciones de 55.000 niños de una escuela del distrito de Florida. Al analizar las notas que los profesores ponían a sus alumnos, vieron que los niños con nombres que parecían de niños blancos tenían mejores notas que aquellos que parecían de otra etnia. La explicación que se dio es que las notas respondían a menudo con las expectativas de los profesores, que acababan por ser inconscientemente subjetivos a la hora de puntuar.

Un tercer estudio realizado en Gran Bretaña, analizando más de 6.000 nombres, llevó al autor a concluir que llamarse Elizabeth o James se asocia con el éxito; que Lucy y Jack se asocian con una mayor fortuna, mientras que Helen y John serían los nombres de las personas con peor suerte; que Ann y George son nombres asociados con personas poco atractivas y que Sophie y Bryan con los más seductores. De este modo, según la asociación que se haga con el nombre de una persona, mayor probabilidad tendrá de tener éxito en la vida.

Un niño llamado Chaitanya

Lisa Reid, de 40 años y de origen hindú, decidió al nacer su bebé que le llamaría Chaitanya, una palabra sánscrita que significa "inteligencia cósmica". Con los años empezaron a llamarle Chay porque casi nadie entendía el nombre, y su abuelo le llamó siempre Harry, que era su segundo nombre.

Lo peor llegó cuando en el colegio vieron que le llamaban de todas las maneras posibles, menos por su nombre real. Incluso en una entrega de premios, el director dijo tan mal su nombre que el niño ni se enteró de que le nombraban. Al llegar a casa le preguntó a sus padres por qué tenía un nombre tan extraño, por qué le habían hecho algo así.

¿Se puede cambiar el nombre de un hijo?

Sí, se puede. Pero no es fácil, probablemente para evitar que se convierta en una costumbre o moda, y porque debe demostrarse claramente que el cambio es positivo (y no negativo) para el niño o niña. Por ello es más fácil cuanto más mayor es el niño, y más simple cuando pasa de la mayoría de edad, porque entonces es él mismo quien lo solicita.

Las razones por las que se suele aceptar un cambio de nombre es cuando es difícil pronunciarlo (lo que suelen hacer entonces es modificar el nombre para adaptarlo a la variante del idioma del país), o si el nombre provoca burlas, menosprecio o dificultad para hacer amistades con otros niños.

En los casos que comentamos, cuando son los padres los que se arrepienten, o los niños los que no están cómodos, el proceso es mucho más complejo, pues hay que certificar que al menor lo llaman desde hace al menos dos años por el nombre que sustituiría al original (con las inscripciones al colegio, biblioteca, extraescolares, etc.).

Así que si ya estabais dudando qué nombre poner a vuestro bebé, seguro que esto os añade más presión. Lo siento, pero la elección parece más importante de lo que creíamos.

Fotos | iStock
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