Mi niño en sus primeros meses de vida odiaba el cuco cuando salíamos de paseo. Era colocarlo e inmediatamente comenzar a llorar, de manera que terminaba con Lucas en un brazo y en la otra mano el cochecito. Recibí muchos consejos: no lo tengas tanto tiempo en brazos que se acostumbra, no lo cargues cuando llora que los bebés saben mucho querrá sólo brazos y no te dejará hacer nada y bla, bla, bla. Consejos que nunca tomé en cuenta.
Una de las grandes dudas que tenemos los padres, principalmente los primerizos es si mantener al niño en los brazos puede “enviciar” al bebé. El pequeño en el útero materno está en el hogar “ideal” con la temperatura adecuada, protegido de ruidos, olores, sensaciones que pueden ser molestas.
Una vez que nace todo son nuevas sensaciones, de dormir placidamente en el útero, debe hacerlo en una cuna donde hay mucho más espacio que en su antigua “camita”, sábanas que son de una textura nueva y diferente, temperatura distinta, ruidos, barullos a los cuales no está acostumbrado y un sin fin de cosas que le causarán inseguridad. El niño necesita un tiempo para adaptarse al mundo exterior, eso depende del temperamento del bebé, pues cada persona es única y especial, con sus necesidades y potencialidades específicas. El pequeñín necesitará del apoyo y la seguridad que los adultos pueden ofrecerle.
El llanto es la principal forma de comunicación que el bebé posee, muchas veces pensamos que sólo llora cuando siente hambre, está mojado, con frío etc. Algunos podrían pensar que es mañoso. El bebé no tiene la capacidad de mentir y engañar que los adultos tenemos. Así que si el bebé siente una situación de angustia, usa el único idioma que conoce: el llanto. Y si está llorando significa que algo no anda bien. Eso no quiere decir que sólo se por una necesidad fisiológica, quizás haya escuchado un ruido amenazador como el cerrar una puerta fuerte. Puede ser que aún sienta nostalgia de la sensación de seguridad que el útero le proporcionaba, o este sintiendo un poco de soledad.
¿Cuál es la solución? Los brazos, envuélvelo en tus brazos, háblale palabras bonitas, cántale una canción suavemente, explícale que todo esta bien. Los niños cargados en brazos suelen tener mayor autoestima y ser más independientes.
Piensa que el bebé es alguien que acaba de llegar de un viaje cansado, que está confuso y preocupado en saber si va saber como adaptarse, encontrar amigos, ser aceptado. Los brazos de la madre o del padre serían con una afirmación de que el pequeño puede contar con esa persona en los momentos angustiosos. Acunarlo en los brazos es como una declaración de amor y amistad que le haces a tu bebé.
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