Estoy convencida de que el yoga es un ejercicio recomendable en todas las etapas de la vida. Sin embargo, durante el embarazo, es especialmente saludable. He probado las bondades del yoga, antes, durante y después del embarazo y se notan sus efectos en todas las etapas. Rotundamente, me he convertido en una entusiasta de esta beneficiosa práctica.
Antes de quedar, es ideal para fortalecer los músculos y preparar al cuerpo para los grandes cambios que tendrá durante los próximos nueve meses. Si estamos en buen estado físico antes de quedar embarazadas, la recuperación de los músculos después del parto será mucho más rápida.
Durante el embarazo, es evidente que tendremos que bajar la intensidad de la práctica, no hay que forzar los movimientos ni exigirse al máximo. Hay algunas asanas (posturas) que no podremos realizar por cuestiones evidentes: un bombo que no nos deja demasiada amplitud de movimientos.
Algunos de los beneficios que te proporciona el yoga son la estimulación de las glándulas que controlan la producción de hormonas, mayor flujo sanguíneo y mejor circulación. También, ayuda a mitigar los problemas de insomnio y sueño, masajea los órganos internos, sin contar la sensación de bienestar y la actitud positiva hacia la vida que promueve.
Una advertencia importante: si has estado practicando yoga durante un tiempo antes de quedar embarazada, puedes continuar con una rutina ligera en el primer trimestre. En cambio, si no lo habías hecho antes, conviene que empieces a partir del segundo trimestre. Nunca está demás comentárselo a tu médico y pedirle su aprobación.
Anímate a probarlo, seguro que te sumarás al club de las fan.
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