La placenta previa es una de las complicaciones de la placenta más habituales. La placenta es un órgano vital en el embarazo, es la encargada de transmitir al bebé el oxígeno y los nutrientes necesarios para su crecimiento, así como de segregar hormonas esenciales durante la gestación y filtrar las sustancias nocivas.
Su funcionamiento óptimo es muy importante para el desarrollo del bebé, pero según el sitio dónde está implantada, podemos hablar de dos tipos de placenta: placenta normal y placenta previa.
Placenta normal y placenta previa
En la mayoría de los embarazos la placenta queda situada en la cara anterior o posterior del útero. En las primeras semanas de gestación se implanta en la parte baja del útero y a medida que crece, se va desplazando y subiendo hacia el fondo de la cavidad uterina, generalmente hacia alguna de las paredes del útero (anterior, posterior o laterales).
Sin embargo, cuando queda implantada sobre el orificio cervical interno, en la parte baja del útero, se la llama placenta previa.
A su vez, la placenta previa puede dividirse en dos tipos: placenta previa oclusiva parcial, cuando no obstruye completamente el orificio cervical y placenta previa oclusiva completa, cuando lo obstruye completamente. Dependiendo del tipo de placenta previa, el parto será vaginal o por cesárea.
La placenta previa no se detecta hasta alrededor de la semana 24-26 de embarazo, ya que antes la placenta va creciendo y aún puede desplazarse. A medida que el útero va creciendo, la placenta puede alejarse del orificio cervical y permitir la salida del bebé.
¿Qué sucede si hay placenta previa?
Es por eso que se diagnostica recién en el tercer trimestre. El signo más frecuente de que existe placenta previa es el sangrado sin dolor, aunque no se da siempre. Una ecografía confirmará el diagnostico, y de ser así, en caso de sangrado leve, se recomienda controlar y esperar hasta la semana 36 para realizar una cesárea.
Se indicará reposo, evitar las relaciones sexuales, los tactos vaginales y cualquier tipo de esfuerzo.
En caso de que la hemorragia sea abundante, se hospitalizará a la madre y se valorará realizar una cesárea si el bebé está maduro. Sino, es posible que necesite transfusiones para compensar la pérdida de sangre y de corticoides para madurar los pulmones del bebé.
Las mujeres con mayor predisposición a placenta previa son las mayores de 35 años, las multíparas, las que han tenido más de una cesárea previa y antecedentes de placenta previa. También las que han tenido un alto número de embarazos previos o de abortos, tanto espontáneos como inducidos.
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