Son muchos los niños que viven en ciudades aglomeradas con poco espacio lúdico para ellos, de hecho hay tan poco, que juegos tan populares como los que realizábamos antaño, como el “bote”, “ladrones y policías” , "las canicas" o incluso "saltar a la comba", ya no se suelen dar. Quizás en los colegios sí, durante la media hora del recreo y sólo unos pocos, ya que cada vez son menos los niños que disfrutan con este tipo de juegos.
El juego es una forma muy adecuada de aprendizaje y sociabilidad que permite al niño expresarse, relacionarse, etc. Hay muchos niños que si los dejas en un espacio abierto donde puedan jugar, no saben que hacer, da la impresión de que no sepan jugar o divertirse. Algo que tiene mucho que ver es la sociedad en la que vivimos, un tanto sedentaria y acostumbrada a otro tipo de juegos, esto propicia que incluso a los niños no les gusten los juegos que requieran un poco de esfuerzo físico, como es el correr tras otro niño jugando al "pilla pilla".
Estas son razones poderosas para que enseñemos a los niños a jugar, a disfrutar de otro tipo de actividades que les ayuden a desarrollarse física y mentalmente, a relacionarse con otros niños, aprender a ganar y a saber perder, etc. Muchos profesores son conscientes de el problema de esta generación e intentan introducir algunos de los juegos de antaño en las clases de educación física, con la intención de que les gusten y una vez fuera del colegio quieran volver a jugar. Claro, que sigue existiendo el otro problema que mencionábamos, la falta de espacios para realizar este tipo de juegos, difíciles de encontrar en grandes ciudades y donde uno de estos espacios puede estar bastante lejos del lugar donde vive el niño.
Una mala solución sería dejarlo jugar en la calle, pero ante los peligros existentes en la ciudad no es nada aconsejable, el tráfico, la afluencia de personas, incluso el ambiente que se respira no es adecuado para jugar.
Ante estas trabas, es recomendable y aconsejable suplir este tipo de juegos con las escapadas familiares de fin de semana a campamentos especializados para que los niños aprendan a jugar y disfruten con ello. Hay además en estos campamentos todo tipo de actividades que integran a niños y padres, realizan todo tipo de actividades conjuntamente, con otros padres y otros niños.
Los campamentos de fin de semana, o los de verano que duran más, son realmente beneficiosos para nuestros hijos y es un tema a plantearse para el perfecto desarrollo del niño. Claro que si por motivos laborales no es posible ir de campamento de verano, hay una opción perfecta, se trata de las colonias urbanas infantiles, ideales para niños de entre 4 y 12 años, organizadas generalmente por los ayuntamientos de cada localidad y que, por un precio ligeramente superior o inferior a los cien euros, según el horario elegido o modalidad ofrecida, permiten a los padres realizar sus actividades diarias durante las mañanas (acudir al trabajo, cuidado de la casa…) mientras que los monitores ayudan a los niños a aprender nuevos conceptos mediante actividades lúdicas.
Estas colonias urbanas están destinadas a los niños que durante el verano no pueden ser atendidos por sus padres durante todo el día y rechazan la idea de acudir a los tradicionales campamentos. El niño disfruta de las actividades por la mañana, disfruta de la compañía de los padres por la tarde y tiene la tranquilidad de que duerme en su casa con sus progenitores.
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