El nacimiento del primer hijo trastoca la vida familiar. Los roles, las tareas y la organización familiar se redefinen con la llegada del recién nacido a casa y aunque tenemos la experiencia, la llegada del segundo bebé también exige prepararse porque va a suponer otra reorganización.
Para el primer hijo acostumbrado a recibir las atenciones de los papás exclusivamente, de pronto ve crecer la barriga de mamá a la cual también se le brindan atenciones. Lo mejor es hacerlo participar, anunciarle la llegada del hermanito desde el principio del embarazo, hacerle participar en los preparativos y explicarle los cambios que sucederán con la llegada del nuevo integrante de la familia.
La llegada del segundo hijo implica menos tiempo para uno mismo y la vida de pareja. Todos los integrantes de la familia deben participar en la organización familiar que muchas veces puede volverse caótica. La colaboración y el reparto de tareas van a ser fundamentales para la dinámica familiar. Otra parte importante son los gastos, aunque con el nacimiento no se duplican si se ven aumentados. Para el nacimiento del segundo hijo los gastos destinados al material de puericultura se ahorran, el bebé hereda las cosas del hermano mayor; pero habrá otros gastos por ejemplo si hay que pagar el cuidado del bebé o mudarse a una casa muy grande.
A medida que el niño crece se incrementan los gastos por la alimentación, educación, ocio o vacaciones.
Pero lo más importante es la alegría que supone un nuevo bebé en casa, la disposición de los padres para atenderle y brindarle todo el cariño que se merece sin desatender a su hijo mayor, trasmitiéndole también la seguridad de sentirse querido.
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