Existe un gran debate en el tema de la telefonía móvil y los niños, todos dan su opinión, la razonan desde su punto de vista y defienden su criterio a capa y espada, todos somos libres en cuanto a nuestros pensamientos, pero ninguno estamos en la cabeza ni en la vida de otro.
Lo más sorprendente es que los que están en contra de que los niños tengan un teléfono móvil, parece que sólo les preocupa no fomentar el consumismo y no obsequiar con tanta tecnología a los menores.
Pero realmente ¿es tan bueno o tan malo que un niño tenga un teléfono móvil?, personalmente pensamos que no se puede generalizar, desde luego que habrá niños que lo tienen por capricho, pero habrá otros que lo tengan por necesidad. No conocemos la vida de todas las familias y de cómo un aparato, del que los adultos ya no podemos prescindir a pesar de su corta historia, puede ayudar.
Otro tema es proporcionar al pequeño un aparato que más que un teléfono parezca un centro de ocio, con mp3, cámara digital, etc., ahí pensamos que entra el sentido común de los padres. En Bebés y más os hemos mostrado los diferentes teléfonos móviles adaptados para los niños, que cuentan con funciones restringidas para que los papás tengan la total seguridad del buen uso del aparato, y al respecto, leemos una noticia en 20minutos.es en el que mencionan un estudio de Investigación y Análisis, que muestra los mismos datos que el Instituto Nacional de Estadística y el estudio "Infancia y Adolescencia en la Sociedad de la Información" del Observatorio Red.es, uno de cada dos niños de 8 a 13 años tiene un teléfono móvil.
Una profesora del departamento de psicología evolutiva de la Universidad de Barcelona, Cristina Ramírez, opina que en lugar de “hiperregalar” y transmitir la cultura del consumismo, “los niños necesitan más la compañía de sus padres y menos comunicarse con ellos a través de un teléfono móvil”. Completamente de acuerdo, pero consideramos inapropiadas de nuevo estas palabras que agrupan a todo el colectivo, no todas las personas trabajan las horas que quisieran, sino las que les imponen, ojalá fuera posible decirle al jefe “salgo del trabajo porque tengo que estar con mi hijo, tengo que recogerlo de la escuela, darle la merienda, hacer los deberes con él, jugar un rato juntos, bañarle, prepararle la cena, cenar en familia, mantener una charla sobre cómo nos ha ido el día y después tengo que leerle un cuento para desearle dulces sueños. Mañana ya volveré al trabajo, pero a la misma hora que hoy me volveré a ir, pero por favor, no me lo descuente de la nómina”.
Nosotros tenemos la fortuna de no encontrarnos en una situación así, nuestro hijo menor tiene un teléfono móvil porque se lo regalaron y como no lo necesita está apagado en un cajón. Pero muchos padres tienen que trabajar fuera de casa hasta última hora de la tarde y no podemos juzgar que se sientan más tranquilos y seguros si no están con su pequeño y le aprovisionan con un teléfono móvil.
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