Una muestra del daño que la irresponsabilidad de una madre puede causar al bebé es el caso de una mujer polaca que llegó completamente ebria al hospital a dar a luz a su séptimo hijo.
Tras el parto, el bebé tuvo que ser reanimado pues según los estudios realizados inmediatamente después del nacimiento tenía un nivel de 1.2 grados de alcohol en sangre.
Afortunadamente los médicos pudieron salvar la vida del bebé, que casi muere no más nacer por la negligencia de su madre. ¿Qué culpa tiene el bebé de la insensatez de su madre?
El bebé recibe alimentación artificial y está fuera de peligro, pero el director de la clínica infantil de Sosnowiec, donde nació, indicó que es muy probable que sufra daños severos que puedan afectar su desarrollo físico e intelectual.
Por su parte, la madre también deberá recibir tratamiento mientras que va a ser sometida a una investigación judicial. Obviamente, es una mujer que necesita ayuda, que a lo mejor no es consciente de lo que ha hecho.
Después de este mal ejemplo, insisto en que alcohol y embarazo son absolutamente incompatibles, pues como vemos puede causar en el bebé secuelas irreversibles.
Y no creo que sea eso lo que quiera una madre para su hijo. Por las dudas, evitar el alcohol durante la gestación, y lógicamente durante el parto, es la mejor medida.
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