Nuestros hijos han disfrutado de un largo periodo vacacional cargado de actividades lúdicas, despertares tardíos y un sinfín de rutinas veraniegas a las que se acomodan fácilmente. Según nuestra experiencia, ha sido tremendamente beneficioso que los niños dedicaran un par de horas diarias al estudio, ya que de este modo refrescaban lo apredido meses atrás y no perdían el contacto con los libros.
Uno de los problemas que se presentan cuando se produce el cambio del periodo vacacional por la rutina diaria del colegio es el llamado síndrome postvacacional que afecta a niños, adolescentes y mayores, aunque todo depende de cada individuo. En el caso de los más pequeños, la tristeza, la melancolía o trastornos psicológicos relacionados pueden presentarse y como ya sabemos el estado anímico es un factor importante para gozar de una buena salud y una mayor atención durante el periodo educacional que se presenta. Algunos expertos incluso recomiendan habituar poco a poco al niño, un par de semanas antes de iniciar el colegio se puede empezar a despertar al niño un poco antes para que se vaya habituando al “madrugón” para ir al colegio, comparándolo claro está con los tardíos despertares durante las vacaciones. En cuanto a la alimentación se refiere, en las vacaciones los niños han variado su rutina diaria de las comidas, tanto el horario como la cantidad y la variedad son aspectos distintos a los que se instauran durante la época escolar.
Repasando la rutina diaria de la alimentación hay que recordar los hábitos del desayuno infantil, alimentos como las frutas, el pan o los lácteos deben encontrarse presentes y en una cantidad equilibrada. La hora del desayuno en la escuela debe servir para recuperar parte de las energías gastadas, un bocadillo es la mejor elección y se debe desechar la bollería y demás productos que presentan una gran carga calórica y un escaso aporte proteínico, algo que contribuye a sufrir sobrepeso y obesidad.
Las comidas principales deben aportar los nutrientes adecuados para el desarrollo, deben constar de un primer plato, segundo y postre, y siempre debemos asegurarnos que en conjunto sea equilibrado, alternado un plato fuerte con otro más suave. No estaría de más dar un vistazo al post, Recomendaciones para una alimentación saludable en los pequeños, a través de su lectura obtenemos algunas claves para proporcionar a nuestros hijos una alimentación sana y equilibrada.
La merienda debe ser una obligación y su finalidad no es otra que la de nutrir al niño, pero siempre contemplando que esta no sea pesada, muchos especialistas le otorgan gran importancia a la hora de la merienda. En cuanto a la cena, hay que recordar que tras ella el gasto energético es mínimo, por lo que nunca debemos proporcionar a nuestros hijos una copiosa cena que además de propiciar un mal sueño, contribuye al sobrepeso o la obesidad.
Recuerda que la alimentación es fundamental para un buen estado de salud y ésta contribuirá a que tu hijo pueda afrontar con mayor tranquilidad el día a día.
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