En las películas es muy frecuente ver cómo la madre, que previamente se ha realizado algún tipo de test de embarazo a escondidas, y ha llorado de alegría, le da una monumental sorpresa al padre de la criatura que no se esperaba nada y se une en el emocionado llanto. Seguro que algunos papás y mamás vivieron de esta manera tan idílica la noticia de su embarazo, pero probablemente para la mayoría fue muy distinto.
Por lo que conozco, para obtener la primera noticia del embarazo la madre prefiere sentirse acompañada, generalmente de su pareja. De hecho, dependerá de cada mujer, pero es recomendable buscar la compañía de quien deseemos a la hora de comprobar los resultados del test de embarazo. La comodidad e intimidad en ese momento que puede resultar trascendente no es bueno que se altere con nervios o malestar de cualquier tipo.
Al igual que la compañía, el lugar y el tiempo pueden ser importantes. Tal vez el aseo de la oficina mientras nuestra tarea nos reclama no sean el sitio ni el momento más indicados para descubrir tranquila y relajadamente que vamos a ser mamás. De cualquier modo, aparte de compañías o lugares, hay que estar preparados para cualquier resultado. Y para cualquier reacción. No debemos sentirnos culpables o incómodos con el modo en que afrontemos la noticia.
Porque por mucho que imaginemos cómo vamos a reaccionar si estamos embarazadas, los sentimientos en ese momento de la confirmación de la noticia pueden ser muy diversos y cambiantes. Precisamente por ello es importante buscar nuestra comodidad y tranquilidad junto a la de la pareja si se da el caso.
Si estos sentimientos inesperados pueden aflorar en la propia mamá, imaginemos lo que puede suceder en el papá. Lo mejor sería no hacerse ideas preconcebidas de qué va a ocurrir en el momento de recibir o de dar la noticia del embarazo y tomarnos algún tiempo para digerirla. Sorpresa, alegría, inseguridad, temor, incredulidad, felicidad, ansiedad... y probablemente una mezcla de todos o algunos de esos sentimientos sea lo que pase por nuestro interior.
Cada embarazo es un mundo y cada mamá y papá también lo son. Incluso los padres que han buscado y se han preparado para el embarazo con más ahínco puede que no sientan la alegría que esperaban al ver el positivo tras las pruebas pertinentes. No hay que afligirse por ello, ya que un bebé en camino es un cambio trascendente en la vida y puede provocar cierta inseguridad o temor.
Tanto si se esperaba fervientemente el bebé como si ha llegado más "por sorpresa", es una noticia que puede costar asimilar y cada uno se debe tomar su tiempo. No se nace sabiendo ni sintiendo ser madre o padre. Las dudas son frecuentes y naturales en estos momentos y a partir de ahora cada nuevo paso en la gestación puede vivirse con esa mezcla de emociones.
Incluso, podría suceder que si la mamá siente los primeros síntomas del embarazo con verdaderos malestares físicos, esto le haga sentir cierto rechazo por la noticia. El apoyo de la pareja o de la familia en estos casos es fundamental para superar esos primeros momentos que resultan angustiosos y confusos.
En cualquier caso, exteriorizar los sentimientos es muy positivo, tanto para compartir la absoluta felicidad como si se trata de buscar respuestas o compartir dudas o miedos. Hablar de lo que nos pasa con las personas más próximas a nosotros ayudará a que procesemos la noticia del embarazo y la asimilemos.
Tenemos tiempo por delante, y los buenos momentos llegan enseguida. La ilusión que quizá no encontramos en este instante aparezca multiplicada dentro de unos días. Hay que saber sacar el máximo partido de cada momento.
Nos esperan unos 9 meses de continuos cambios físicos y emocionales, y afrontarlos desde el principio con fuerza y decisión no es lo habitual. Los sentimientos encontrados vencen en estos primeros momentos. Sin embargo, pronto aprenderemos a disfrutarlos y sacarles el máximo partido. Pronto, casi sin darnos cuenta, nos preparamos para ser papás.
Además, aparte de hablar puede venir bien registrar por escrito lo que nos ha sucedido al saber que estábamos embarazadas, describir ese momento. Porque en el futuro nos gustará recordarlo y nos daremos cuenta de que lo que vivimos, con mayor o menos ilusión, con mayor o menor miedo, era normal y bonito al fin y al cabo. Y nos daremos cuenta de que aquel momento trascendente se ve de modo distinto con el tiempo.
Un bonito y entrañable recuerdo, además, para compartir y explicar al protagonista, aquel bebé que venía en camino, una vez se ha hecho mayor.
Por último, y enfocando ahora la comunicación de la noticia a la familia, sería aconsejable esperar un tiempo prudencial, aunque muchas veces las ganas de gritarlo a los cuatro vientos y de trasmitir nuestra alegría lo hace imposible. Si se puede esperar, podría ser al menos hasta que se haya confirmado que todo va bien y que efectivamente hay embarazo y va para adelante. Incluso hay quien recomienda anunciar el embarazo a los seres queridos al final del primer trimestre, cuando los riesgos de que algo pudiera salir mal se minimizan. Las visitas al ginecólogo despejarán las dudas. Felicidades.
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