¿Es un viaje en crucero adecuado para un bebé? ¿Se aburren los niños en el barco? Si habéis hecho un crucero con niños, ya tenéis experiencia en este tema y conocéis las actividades para niños en un crucero. Pero sobre todo, ya tenéis experiencia con vuestros hijos y sabréis si un viaje de este tipo es adecuado para ellos o no.
Mis hijas están acostumbradas a viajar con frecuencia desde pequeñitas, también han subido en barco en varias ocasiones, y yo sabía que iban a disfrutar del viaje en un minicrucero por el Mediterráneo esta Semana Santa.
Lo que no me imaginaba era que disfrutarían más que nosotros, los papis, que por poco no subimos al barco y los nervios por el cúmulo de fatalidades que se dieron para conseguirlo casi acaba con nuestra ilusión con el viaje.
Por suerte, poco a poco nos fuimos aclimatando al barco y contagiándonos del ansia de novedad y diversión que desprendían nuestras hijas. Lo cierto es que las peques disfrutaron en el interior del barco y en cada escala (se trata del crucero Grand Celebration de Iberocruceros), de las actividades programadas para niños pero también de las que no iban especialmente dirigidas a ellos, como veremos ahora.
Quién no alucinaría navegando en un barco enorme que es un hotel, con señores de uniforme que son el capitán y durmiendo en una litera casi casi tocando el cielo al compás del mar.
Disfrutando de los menús
Desde el desayuno a la cena, las peques disfrutaron de la variedad de comidas del bufet o a la carta, eligiendo (sobre todo la mayor, de tres años) sus platos favoritos. Pero de lo que más disfrutaron fue de las frutas. ¡Ole por un bufet bien surtido de frutas! Nos encantaba tener piñas, papayas, melón de distintas clases, uvas... y un sinfín de frutas variadas, algunas tropicales a las que no estamos demasiado acostumbrados. Una delicia.
Cómo no, siempre caía de postre algún caprichito compartido de entre los deliciosos dulces entre los que se podía elegir... Eso sí, a ellas no parecía importarle pero a los mayores se nos hizo un poco pesada la repetición de platos en los bufets, y en las horas punta era complicado encontrar sitio para desayunar o comer (y más si querías una trona para la pequeña).
El personal del barco, atento siempre a las niñas (a veces demasiado atento, como he comentado al hablar de los pequeños inconvenientes de un crucero), se ofrecía a prepararles cualquier cosa especial que necesitáramos, en los restaurantes.
La carta de cenas incluía un menú infantil (nuggets, hamburguesas y salchichas junto a otros platos menos consabidos de lo que en teoría les gusta a los peques), aunque en ocasiones les pedíamos platos "de mayores" o compartían los nuestros.
Los zumos y batidos eran otro de los alicientes de las peques. Creo que Mar se sintió muy importante cuando, en el "cócktail de despedida" (no es tan repipi como suena) a ella le dieron uno sin alcohol pero en una copa muy aparente, con sus adornos como los de los mayores.
Disfrutando del baile
Como podéis imaginar no estuvimos en las discotecas, pero en distintos bares había música (a veces actuaciones en directo) y las peques se lo pasaron en grande moviendo el esqueleto, a veces con algunos otros pequeños bailarines que se les unían.
Los bebés nacen programados para el baile y conforme van creciendo no se les olvida y, lo mejor, no tienen esa vergüenza que nos hace a muchos mayores "reprimir" nuestro baile en determinadas situaciones.
Disfrutando del Club infantil
El Club Popi fue "la casa" de mi hija mayor durante el viaje en barco. No porque estuviera siempre allí metida, sino por lo a gusto que se encontraba ahí y porque siempre deseaba estarlo.
Pero entre que el Club infantil tiene un horario definido (unas dos horas por la mañana, dos por la tarde y dos por la noche) y pensábamos que allí no estaría sola porque preferíamos descubrir el barco todos juntos (la pequeña de 22 meses tampoco podía quedarse sin la supervisión de un adulto, algo que de todos modos no hubiéramos hecho) y que casi todos los días la mayor parte de la jornada se ocupaba en tierra firme, pues no lo disfrutó probablemente tanto como hubiera deseado.
Las chicas que se ocupaban de cuidar y jugar con los niños, dos monitoras (valenciana y brasileña) eran muy atentas, amables y divertidas. Me quedé con las ganas de preguntarles qué tipo de formación tenían para estar con los niños, tal vez no lo hice porque las vi experimentadas, atentas y cariñosas.
Los niños encantados con el parque de bolas, los dibujos para colorear, los juegos y algún vídeo infantil. Las piscinas no las disfrutaron, dado que aún en esta época hace fresquito.
Antes de poder dejar o acompañar a los niños al Club Popi hay una charla informativa (a la que por cierto llegamos por casualidad el primer día de crucero), hay que firmar papeles y anotar bien los datos del niño (sólo a partir de tres años pueden quedarse solos).
No sé si habéis visto la película de Jodie Foster "Plan de vuelo: desaparecida", que cuenta de la manera más inverosímil cómo una niña puede desaparecer en un avión y resultar difícil encontrarla. Algo parecido sentía yo que podía pasar en el barco, y no fui capaz de dejarla sola en el Club Popi más que algunos minutos para ir por agua y para recoger a la pequeña y que estuviera con nosotras.
Muchas veces estaba de simple espectadora, allí los padres pueden sentarse junto a las ventanas, y muchos otros papás y mamás estaban como yo. Pero también había muchos niños solos, algunos llorando y en una ocasión tuve que avisar a una monitora que no se había percatado del llanto de uno de ellos porque sus papás no venían.
En esos casos, localizan a los padres (llamando al camarote o por megafonía, imagino) para que vengan a por el niño, aunque según presencié algunos le piden a la monitora que se espere la media hora que queda para cerrar el Club.
En fin, estas son algunas de las actividades para niños en un crucero, programadas o no, de las que ellos disfrutan. Pronto volveremos con más datos acerca de este crucero realizado con los hijos, en el que pude ver muchísimas más familias con niños pequeños.
Fotos | 29cm en Flickr y Eva Paris En Bebés y más | Viajar con bebés: en crucero, Cruceros para toda la familia