Creo que nadie se sorprenderá con esto que voy a decir: los bebés alimentados con leche artificial han engordado siempre, de media, más que los alimentados con leche materna. Ahora la industria de fórmulas para bebé está intentando poner remedio, y es que ese factor de ganancia de peso no era una virtud, sino un problema, derivado de una concentración de proteínas más alta que en el caso de la leche materna.
El caso es que una vez que las marcas se han puesto las pilas para bajar la concentración de proteínas, resulta que hay otro factor que provoca que los niños cojan más peso y tengan más riesgo de obesidad: el tamaño del biberón que se le ofrece al bebé. Y es que se ha visto que cuanto más grande es el biberón que le preparamos al bebé mayor será su sobrepeso.
Como sigue cayendo, siguen comiendo
El estudio se publicó hace unos días en la revista Pediatrics y en él se evaluaron a 298 bebés alimentados de manera exclusiva con biberones de leche artificial, entre los 2 y los 6 meses de edad.
Casi la mitad de los padres utilizaba un biberón considerado grande (uno con capacidad de 180 ml o más). Al ver cuánto peso ganaban los bebés observaron que la media fue de unos 2,7 kilos, pero observaron que aquellos que eran alimentados con un biberón más grande aumentaron unos 200 gramos más y tenían una proporción entre el peso y la talla más alta al cumplir seis meses.
Uno de los investigadores, el Dr. Charles Wood, dijo lo siguiente al respecto en Medline:
Potencialmente les estaban alimentando en exceso. Intentamos averiguar los factores modificables a principios de la vida que pueden prevenir la obesidad o fomentar un crecimiento sano en el primer año de vida. Los bebés alimentados con biberón podrían estar en un mayor riesgo de ser alimentados en exceso, sobre todo si los padres animan al bebé a acabarse el biberón aunque muestre señales de saciedad.
Con leche materna en biberón también engordan más
Al ver otros estudios los investigadores vieron que cuando el contenido es leche materna el efecto es similar: los bebés que toman leche materna en el biberón también aumentan más de peso que si la toman directamente del pecho. En una sociedad en la que la obesidad se considera ya la epidemia del siglo XXI, la prioridad es, pues, que los bebés sean alimentados con lactancia materna exclusiva siempre que sea posible.
De no ser posible, hacer uso de las fórmulas para bebé pero preparando una cantidad adecuada para el bebé, siempre sin forzarle. Los investigadores sugieren preparar la leche con biberones más pequeños y acomodar la cantidad en cada momento. Por ejemplo, en vez de preparar 180 ml para un niño de dos meses, preparar 120 ml y ver qué pasa al acabarlo. Si resulta que ya no quiere más, dar por finalizada la toma, y si quiere más, preparar 30 ml más, así hasta dar con la cantidad que, más o menos, le es suficiente al bebé.
Dicho de otro modo, lo que hay que cambiar es el chip a la hora de dar los biberones. En vez de intentar que se los acabe, que es lo que a los padres parece que les ofrece más tranquilidad, intentar darle solo lo que el bebé necesita, y no más, para no pasarse, pues como vemos, los bebés engordan de más.
¿Y qué repercusión tiene el que un bebé engorde más?
Los bebés que engordan más de lo que deberían tienen más riesgo de obesidad en la edad adulta. Al parecer, cuanto más crezca y engorde un bebé en la infancia, más células adiposas crea (células que acumulan grasa).
Pasada la infancia, el número de células adiposas no varía y entonces las diferencias de peso se producen por la grasa acumulada en estas células. Si se gana peso, se hacen más grandes. Si se pierde peso, disminuyen de tamaño. De esto se extrae que cuantas más células se creen durante la infancia, más facilidad tendrá una persona para engordar en la edad adulta, pues más células adiposas tendrá.
Foto | Honza Soukup en Flickr
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