A partir de los seis meses se inicia la alimentación complementaria del bebé, un hito que a los papás primerizos puede suponer todo un reto, pero por el que todos hemos pasado y "sobrevivido". No tengas miedo de esta nueva etapa, que supone muchas novedades pero que es normal y necesaria para el desarrollo del niño.
Aquí os dejamos un decálogo de consejos para iniciar la alimentación complementaria a partir de los seis meses, siempre teniendo en cuenta las recomendaciones nutricionales para comenzar esta etapa, con los alimentos adecuados para una nutrición completa y variada, introduciéndolos poco a poco.
Y es que, si bien las hojas del pediatra nos darán las indicaciones suficientes sobre el tipo de alimentos que tendremos que dar, existen otras cuestiones relacionadas con la alimentación complementaria que no se suelen comentar pero también son importantes.
Hay que sentarse con el niño y estimularlo a comer hablándole y comentándole lo necesario que es comer bien y lo buenos que son los alimentos. La hora de la comida puede ser un momento más de aprendizaje.
Haz de la hora de la comida un momento relajado y feliz, hablad también de otros temas, se le puede cantar si vemos que está intranquilo... La hora de comer también es buena para ampliar nuestro afecto, nuestro conocimiento mutuo... No le des importancia si rechaza los alimentos nuevos al principio es normal y mucha veces con paciencia vemos que acaba aceptándolos.
No comáis con prisas, que suelen ser malas consejeras. No apresures al niño, comed con tiempo incluso, si es necesario, haciendo algún descanso o entreteniendo al niño un poco antes de seguir "a la fuerza". No lo obligues a comer porque aumentará su malestar y rechazo.
Siempre que se pueda, comed en familia y sin televisión. No obstante, conviene que el niño tenga su propio plato para controlar la cantidad de comida que toma, que no se quede con hambre ni se exceda.
Se puede iniciar la alimentación complementaria con alimentos que el niño pueda coger por sí mismo si así lo decidimos y vemos que al niño le gusta. Se trata del "baby-led weaning".
Hay que quitarle importancia al hecho de que el niño coma despacio, se manche o tire parte de la comida, pero cuidando siempre que tome suficiente (que suele ser hasta que él quiere) y variado.
Para una alimentación variada, introduce paulatinamente los nuevos alimentos como te indicará el pediatra, descartando alergias o intolerancias. Cuando el abanico se amplíe, no olvides mezclar aquellos alimentos que más le gustan con otros, con presencia suficiente de todos los grupos alimenticios.
Asegúrate de que el niño no tiene sed. No interrumpas la lactancia si no lo deseas (se recomienda hasta los dos años o más) y ofrécele más pecho. También puede empezar a tomar agua para estar bien hidratado. Procura que no llene el estómago de líquido antes de comer sólidos y procura que beba durante la comida.
Como sucede con los bebés, no hay que esperar a que los niños estén hambrientos para empezar a comer, si empiezan a llorar puede ser porque tienen hambre.
Los horarios se irán haciendo más estables poco a poco, no conviene ser estrictos al principio, lo que hay que evitar es que la hora de la comida coincida con que el niño está cansado o somnoliento.
Esperamos que estos consejos para iniciar la alimentación complementaria hagan de estos momentos tan especiales un paso agradable y que constituya la base de una alimentación saludable.
Fotos | Thinkstock
Más información | FAO
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