Comenzamos hoy nuestro Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más , sabiendo que es un tema que preocupa, con toda la razón, a los padres.
Empezamos con algunas recetas pensadas para niños de seis meses hasta el año, que, al inicio, vamos a ofrecer trituradas o con una red de alimentación infantil.
Nuestras recetas no son caras, son rápidas y tienen algo muy importante a su favor: se hacen con alimentos naturales, disponibles fácilmente, llenos de nutrientes y sin añadidos de ninguna clase. Reitero, se tarda muy poco en prepararlos y merece la pena la tranquilidad de darle a los niños el mejor alimento posible, y el más rico, la comida casera.
Niños que comen poco o no aceptan nuevos alimentos o preparaciones, la búsqueda de una dieta que aporte todos los nutrientes y el descartar aquellos alimentos que tienen una composición inadecuada o producen alergias son, como decía, cuestiones importantes que a los padres preocupan.
Además, aunque es muy importante seguir las recomendaciones de introducción de alimentos para evitar alergias o intolerancias o, sencillamente, para no recargar el sistema digestivo del niño con alimentos para los que no está preparado, las listas que nos entregan en las consultas pediátricas varían muchas veces y los padres pueden sentirse confusos.
Realmente no importa si empezamos con los cereales, las verduras o las frutas, siempre que lo hagamos de forma paulatina, vigilando la tolerancia del niño y sin empeñarnos en que coman grandes cantidades, sino lo que ellos quieran ir comiendo, es una premisa básica especialmente durante el primer año de vida. A lo largo de este primer año el niño se adaptará a la mesa familiar y, solamente deberemos esperar para introducir, a partir del año o más adelante, según los alimentos, aquellos que son más susceptibles de producir alergias: el huevo, la leche de vaca sin adaptar y los mariscos y frutos secos.
Sin embargo, cuando empezamos a darle alimentación complementaria a los pequeños, podemos caer en algunos errores: obsesionarnos en que se coman un plato enorme, ser aburridos con los sabores y texturas, obligar a comer o disminuir la cantidad de leche materna o biberón para que tenga hambre. La alimentación complementaria complementa, como su nombre indica, a la leche y sirve para introducir nutrientes, especialmente el hierro y para que el niño vaya descubriendo, con placer, la comida.
Vamos a ofreceros variedad en las recetas para menores de un año, pues es absurdo ofrecer a los niños todos los días la misma comida, con todas las verduras autorizadas, los mismos cereales o una única clase de carne, igual que nosotros no comemos todos los días exactamente lo mismo. Puesto que el conseguir que el niño disfrute comiendo y sienta placer al comer, respetando sus gustos, la idea es precisamente ofrecer recetas diferentes, con sabores variados, que les permitan disfrutar de una verdadera gastronomía para bebés.
Pollo con zanahoria
Esta receta deliciosa de pollo con zanahoria, una vez hemos confirmado que el niño no tiene reacción a los ingredientes por separado, podemos preparársela con tranquilidad, siendo todos sus ingredientes tolerables a partir de los seis meses.
Pondremos unos 30 gramos de pechuga de pollo (podemos poner más si queremos hacer un poco de comida para congelar, para comérnosla nosotros o para que sobre un poco de caldito), un par de rodajas de la parte blanca del puerro y una zanahoria en rodajitas. Lo coceremos tapado, a fuego medio, y estará listo en 15 minutos, dependiendo del tamaño de los ingredientes. Luego habrá que añadir un poco de aceite de oliva virgen.
Se suele recomendar cocer aparte la zanahoria y desechar el agua de la cocción, pues también tiene nitratos.
No hay que poner mucha agua, pues muchos nutrientes quedarán en ella, pero si ponemos, como os decía, un poco más de cantidad de los ingredientes, podemos quedarnos con una tacita de caldo adicional, que vamos a usar en la sopa de la cena.
Si hacemos un poco de más, podemos luego comerla nosotros, mezclándo los ingredientes enteros con unos tallarines cocidos y rehogados y sazonando con salsa de soja, para no tener que cocinar dos veces.
Ternera con guisantes y calabacín
Otro cocidito con un sabor completamente diferente al anterior, menos dulce, pero tampoco demasiado fuerte, sobre todo si añadimos pocos guisantes y les quitamos la piel antes de triturarlos.
La carne de ternera debe ser de buena calidad, sin grasa y sin nervios (yo usaba solomillo) , cortada en un filetito fino, de unos 30 gramos o un poco más si queremos que nos sobre. Añadiremos un calabacín pequeño o medio si es grande, bien lavado y pelado.
Los guisantes, que pueden ser congelados, serán los que nos quepan en el hueco de la mano, pues su sabor es muy intenso. Podemos cocer también una ramita de apio, que es muy aromático y proporciona minerales, pero la apartaremos en el momento del triturado, pues tiene mucha fibra para los más pequeños.
No va a tardar más de diez minutos a fuego medio, tapado, y con el caldo justo (contemos que el calabacín suelta mucho líquido pero que la carne de ternera es muy densa). Añadiremos, igual que en la receta anterior, un poco de aceite de oliva virgen crudo al final, para aumentar el valor calórico del plato.
Este plato, sin triturar, también podemos aprovecharlo para comer los adultos. Sazonando con pimienta blanca o nuez moscada, salsa de tomate y unas patatas fritas, queda riquísimo, y otra vez vamos a cocinar para el bebé aprovechándo el plato para adaptarlo a los mayores.
Patatas de colores
Este plato de patatas de colores, ideal para la cena, no lleva carne y precisamente su gracia consiste en eso, en no disimular el sabor de las verduras y ofrecer, en una misma comida, diferentes sabores y colores. Es un plato que a los peques les gustará comer con las manos y que podemos aprovechar también los mayores perfectamente.
Coceremos las patatas, una mediana valdría para el niño de seis a nueve meses, bien lavadas y peladas. Luego las trituraremos mezclándolas con diferentes verduras: calabaza, brócoli y cebolla. Al triturar la patata con cada componente conseguimos un puré denso (no olvidemos no poner exceso de agua), conseguimos naranja, blanco y verde, que presentaremos en un plato muy colorido y alegre.
Si tenemos leche materna podemos, para ayudar al niño a acostumbrarse al sabor, añadir un poco en el batido final, haciendo que quede más dulce y suavecita. Es un truco que ayuda mucho a que los niños den el paso a los nuevo sabores.
Y este plato, con un poco de sal, es un estupendo primero para el resto de la familia, por lo que, otra vez, vamos a aprender a aprovechar nuestro tiempo en la cocina preparándonos a todo platos naturales.
Seguiremos ofreciéndo recetas sanas para nuestros bebés menores de un año, fáciles, baratas, ricas y nutritivas, además de adaptables para la mesa familiar. Espero que nuestro Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más os de muchas ideas para poder cocinar sin esfuerzo para los más peques de la casa.
En Bebés y más | Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más