Especial sobre Alimentación Infantil: prevenir la obesidad

Especial sobre Alimentación Infantil: prevenir la obesidad
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Seguimos con nuestro Especial sobre Alimentación Infantil en Bebés y más y hoy vamos a tratar un tema de enorme importancia, en cuya ciprevención una nutricón correcta, sumada a hábitos de vida saludables, es fundamental: la obesidad infantil.

La obesidad y el sobrepeso en los adultos es una verdadera epidemia que tiene relación con muchas enfermedades: diabetes, problemas cardiovasculares y cáncer. En los niños, aunque los índices son menores, si están aumentando de forma muy preocupante.

Los niños con sobrepeso tienen más posibilidades de desarrollar obesidad en la vida adulta y los problemas de salud también son mayores si la obesidad adulta ha sido precedida por este mismo problema en la infancia. La prevención es indispensable y la alimentación es una de las bases de esta prevención. Y España es uno de los países con mayores índices de obesidad infantil.

Causas de la obesidad infantil

La obesidad tiene un componente genético indudable y que cada vez se conoce más. Pero, aunque algunas obesidades si tiene esta causa, normalmente se trata de un problema con causas múltiples. La predisposición genética no explica la epidemia de obesidad, pero si lo hacen nuestros hábitos de vida y nutrición.

La ingesta de calorías mayor que la energía gastada es una de las causas más evidentes, que, unida al desequilibrio nutricional y a una dieta que aumenta el azúcar en sangre por malas elecciones de alimentos y una incorrecta distribución de estos a lo largo del día, parecen explicar bien este aumento generalizado en los países desarrollados de la obesidad infantil.

El exceso de dulces y grasas de mala cantidad, las chucherías y bollería industrial, la comida basura y los precocinados suponen una problema dietético que solamente puede combatirse con un cambio en los hábitos nutricionales: incrementar las frutas, verduras, alimentos integrales y carnes con bajo contenido en grasa serían una sencilla forma de combatir la obesidad.

Pero, como decía, este problema tiene una segunda causa: la falta de ejercicio. Solemos pensar que el aumentar las clases de deporte puede solucionar esa inactividad, pero la solución sería, más bien, que los niños dispusieran de más tiempo libre y espacios adecuados para jugar, correr, trepar y disfrutar al aire libre.

Consecuencias de la obesidad infantil

Hay algunos problemas de salud se relacionan con la obesidad infantil: la diabetes tipo II, el índice de colesterol y triglicéridos aumentado, la pubertad precoz , alteraciones arteriales, apnea del sueño y los trastornos hepáticos. Además, no podemos desconocer que la obesidad se relaciona con problemas psicológicos y sociales como son una baja autoestima y rechazo de los compañeros. La propia obesidad condiciona que las causas de obesidad aumenten, ya que el niño con sobrepeso desarrolla malos hábitos alimenticios dificilmente reversibles y tiene mayores problemas para desarrollas una actividad física adecuada.

Además, la obesidad que se inicia en la infancia tendrá consecuencias más graves que la que se inicia en la vida adulta. A la larga, los problemas de imagen negativa de uno mismo, el estigma social y además los problemas de corazón, arteroesclerosis, diabetes y otros problemas metabólicos tendrán índices más altos en la vida adulta si el sujeto ha sido un niño obeso. La esperanza de vida es menor en los niños obesos.

Prevenir la obesidad

Prevenir la obesidad infantil es una prioridad de salud pública pero parece que las medidas que se toman no están logrando cambiar la tendencia al aumento de este problema. Hay medidas de prevención que se pueden tomar, pero deberían sumarse a un cambio social que pusiera de nuevo las prioridades en su lugar: niños con más tiempo libre y padres más presentes para acompañarlos y ciudades pensadas para los niños y las personas en general, no para los coches o los negocios.

La lactancia materna y otras consideraciones sobre los bebés

Se ha demostrado que la lactancia materna supone un factor de prevención importante. Campañas públicas, medidas institucionales que permitan la lactancia sin trabas y en exclusiva hasta los seis meses serían muy deseables. Asimismo, además, es necesario desterrar la idea de que el biberón alimenta igual y procurar que las madres tengan la oportunidad de seguir dando el pecho a sus hijos hasta por lo menos los dos años serían medidas complementarias de gran utilidad.

Uno de los momentos más críticos para el desarrollo de la obesidad infantil es el que sucede entre el nacimiento y el primer año de vida. Mientras la sociedad y los sanitarios sigan empeñados en que los niños deben estar gorditos para estar sanos no habrá un cambio en la percepción de lo que es adecuado para un pequeño.

Medidas nutricionales

Es fundamental, como diré varias veces a lo largo del artículo, tomar medidas nutricionales: evitar los dulces, chucherías, refrescos, batidos, zumos industriales y comida precocinada o basura. Una vez al mes es más que suficiente, como algo especial.

Las proteínas deben ser ingeridas a diario, pero en su justa medida y raciones adecuadas, siempre complementadas con verduras, frutas y legumbres. Asimismo, los cereales que se coman deberían ser integrales preferiblemente y, en general, usar hidratos adecuados, de los que se vienen a llamar de absorción lenta (cereales integrales, verduras y frutas), y no las harinas blancas refinadas y azúcar, que se relacionan con una subida de índice de glucemia, provocando luego una hipoglucemia que solo hace que aumente el hambre y el cansancio.

La grasa es indispensable en la nutrición, pero hay que evitar su exceso y priorizar la grasa monoinsaturada, como la del aceite de oliva o las grasas del pescado, eliminando en lo posible la grasa de bollería, embutidos y helados industriales.

La dieta de los niños debería incluir una mayoría de cereales, verduras, frutas, legumbre y hortalizas. Añadir proteínas de baja cantidad de grasa y lácteos, pero en su justa proporción. Usar técnicas culinarias con poca grasa como el asado o el cocido, evitando los fritos, y siempre usando aceite de oliva cuando queramos añadir una grasa. Hacer nuestros postres, bizcochos, yogures naturales, panes, hamburguesas, pizzas y helados sería la mejor manera de ofrecer estos alimentos, evitando los preparados industriales.

Aunque estos consejos valen para todos, son especialmente importantes si hay tendencia a la obesidad en la familia o si el niño está rellenito. Un niño delgado puede comer más bollos que uno con sobrepeso, pero usualmente es al revés.

Otras medidas de prevención en la infancia

En mi opinión además de campañas es preciso realizar cambios reales que, por ejemplo, limiten la publicidad de alimentos infantiles y dulces industriales, prohibir los regalitos y juguetes con la compra de alimentos y mejorar los menús escolares de forma radical.

La limitación de las horas que los niños permanecen sin moverse sería indispensable. No solamente hablo de ver la tele o jugar con el ordenador, o estar con los padres más tiempo jugando y paseando. La reforma de nuestro sistema educativo es básica. Escuelas más activas, más horas de patio, impedir castigos sin patio, y eliminar los deberes en Primaria serían medidas en la que el colegio podría influir positivamente en una mejora de los índices de obesidad al permitir más horas de juego infantil.

Los padres, por supuesto, deben velar por la alimentación de sus hijos, implicarse dando ejemplo con una dieta sana y también evitar las actividades de ocio familiar sedentarias. Pero los padres necesitan medidas de conciliación verdaderas, que son, no las que amplian los horarios escolares, sino las que permiten más horas libres con los niños.

El pediatra puede ser un apoyo en la prevención, explicando los problemas de los dulces, refrescos, chucherías, bollería y precocinados, para conseguir que se ofrezcan a los niños unicamente en fiestas o momentos muy concretos, no como opción diaria. Pero el pediatra debe iniciar su labor cuando el niño es un bebé, fomentando la lactancia materna, recomendando una dieta natural sin preparados industriales para bebés y no presionando para que los niños engorden si son sanos pero delgados.

Mención final creo que merecen las bebidas. Los batidos y zumos industriales, que, por lo que recuerdo, eran una bebida que se da a los niños a diario o se incluye en su merienda para el cole, no son bebidas adecuadas para los niños de forma habitual. Para beber, lo mejor es el agua.

Con una combinación de medidas nutricionales y cambios de hábitos de vida, en el ocio, en el trabajo y en la escuela, cambios que de verdad faciliten que los niños dispongan de más tiempo y sitios adecuados para jugar si se puede prevenir la obesidad infantil.

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