Terminamos hoy con la publicación de la serie de entrevistas al psicoterapeuta Enrique Blay. Hemos hablado con él sobre la importancia que tienen las vivencias y las emociones de los fetos dentro del útero materno y también de los sentimientos de los bebés, de como perciben su entorno y de la enorme importancia que va a tener su crianza para toda su vida.
En la última conversación Enrique Blay nos explicaba que la carencia, la no atención de las necesidades emocionales de los pequeños y el uso de la violencia, aunque sea leve, y del desapego, causarán una dependencia dificilmente superable. Todo esto, él considera que influye poderosamente en la vida de las personas y también, lógicamente, en la forma en la que funciona la sociedad. Hoy, para despedirnos, hemos querido ahondar un poco más en las consecuencias para el futuro de una crianza poco contenedora y desapegada y de la violencia que se puede ejercer sobre los niños.
¿De donde nacen las ideas de que hay que limitar la lactancia y el contacto físico con los niños?
Del desconocimiento de las necesidades emocionales de bebés y niños, de su forma de ser y sentir. Estas ideas surgen de una postura dominante hacia los niños, que deben ser obedientes y adoctrinados en lo que el adulto necesita. Afortunadamente la humanidad ha evolucionado mucho hacia los Derechos Humanos, los Derechos de la Mujer y el Antiracismo, pero aún hay mucho que hacer sobre los Derechos de los Niños.
En muchas ocasiones se trata a los niños como seres inferiores.
¿Que daño hace el seguir esas pautas de crianza?
Por supuesto. Sólo hay que observar cómo está el Mundo y las personas que lo habitamos. Quien más y quien menos todo estamos un poco desequilibrados.
Como sabemos que en la época primal se construyen los cimientos de lo que el niño será de adulto, es fácil deducir que el daño producido en esa época va a tener consecuencias en el resto de la vida de la persona. La capacidad de amar, la autoestima, la empatía, la tolerancia, las capacidades sociales, tienen su origen en esa época.
Por lo tanto en la medida en que consigamos que un bebé, un niño, se sienta amado, así se amará a sí mismo, a los demás, al Mundo y al Universo entero. Quien hace que un bebé, un niño, se sienta amado, siembra amor para el futuro.
¿La independencia y la seguridad en uno mismo, nacen del apego o de la autonomía forzada?
Nacen de la autoestima. Es decir de la convicción de que soy digno de que me amen, importo y tengo valor porque existo, y de que soy valioso, puedo manejarme a mi mismo y manejar lo que me rodea con eficiencia. Sé que tengo algo que ofrecer a los demás.
La autoestima se consigue si el bebé y el niño se sienten amados, una cosa es amar a otra persona, y otra conseguir que ella lo sienta así. Sólo la seguridad y confianza en uno mismo, una elevada autoestima, permite la independencia, entendida como la capacidad para afrentar por uno mismo las situaciones y experiencias de la vida. Aunque sería mejor hablar de inter-dependencia, puesto que el ser humano es un ser social.
¿Como resistir a un entorno que exige la separación temprana y la limitación del contacto con los bebés?
Pues la verdad es que cansa tener que estar escuchando continuamente juicios negativos, que lo único que hacen es mostrar una gran ignorancia de las necesidades emocionales de bebés y de niños.
Por suerte, además de la propia intuición materna y paterna, hay suficientes evidencias científicas, para quien las quiera escuchar, que demuestran la importancia del alimento afectivo en el desarrollo neurológico y psicológico del ser humano. El colecho, la lactancia materna, la atención del llanto y el contacto físico, ya no son cosa de cuatro sensibileros que se exceden en los cuidados de sus hijos, si no la forma de conseguir que los bebés y niños tengan las máximas posibilidades de desarrollar su Ser, ser felices y realizarse como seres humanos.
Cada vez hay más asociaciones de madres y padres, como las valiosas Asociaciones de Lactancia materna, que sirven para afianzar la confianza en la crianza respetuosa con las necesidades de bebés y niños. Cada vez hay más información experimental y científica que certifican los beneficios de esta relación con ellos.
¿Está nuestra sociedad enferma de falta de amor?
Yo diría que el amor es una semilla que llevamos todos dentro y que lo que nos enferma como individuos y como sociedad es nuestra incapacidad de reconocerlo y nuestra incapacidad de gestionarlo.
Esta incapacidad se crea en la época primal, donde las carencias o sufrimientos emocionales crean desequilibrios emocionales y construyen barreras que impiden la fluidez de su expresión.
La sociedad es reflejo de los individuos y el gran reto actual es conseguir una gestación, nacimiento, crianza y educación, que permita tener adultos con altos niveles de autoestima, inteligentes emocionalmente y socialmente. Esto sólo se puede conseguir, y lo repetiría hasta la saciedad, haciendo que los bebés y niños se sientan amados.
Realmente ha sido apasionante entrevistar a Enrique Blay, un hombre lleno de sabiduría y sensibilidad, que nos ha llevado a descubrir que solamente una crianza respetuosa podrá hacer que nuestros hijos sean felices y sanos emocionalmente, y que eso, necesariamente, cambiará para mejor el mundo en el que vivirán.
En Bebés y más | "Carencia es igual a dependencia". Entrevista a Enrique Blay (IV)