Cuando aprenden a caminar, en los juegos con los amigos, corriendo, saltando, en bicicleta, con los patines, hasta durmiendo en la cama o el sofá... Se me ocurren muchas situaciones por las que un niño puede caer y golpearse la cabeza y aunque el traumatismo sea leve, siempre nos preocupa y nos preguntamos qué hacer. Por suerte, la mayoría de lesiones en la cabeza son ligeras.
Estamos hablando de que un niño sufre una lesión de la cabeza, con la aparición de un chichón, pero no pierde la conciencia, porque en otros casos más graves (fuerte traumatismo con sangrado, corte, pérdida de conocimiento, desorientación, vómitos...) hay que acudir al hospital.
En lo primero que debemos fijarnos es que el niño está alerta y responde, llora por el dolor provocado y, cómo no, por el susto que supone la caída o golpe. El llanto tras el golpe dura varios minutos, pero no se alarga en el tiempo. Si continúa llorando después de 10 minutos, es que hay algo que le sigue provocando malestar o dolor.
Lo que podemos hacer en estos primeros momentos es intentar calmar el dolor del niño y observarlo. Hablamos de heridas sin sangre, por lo que podemos ponerle una compresa fría o hielo envuelto en un paño para ayudar a disminuir el dolor y la hinchazón, durante unos minutos (el hielo a intervalos para evitar dolor por el frío).
En caso de cortes superficiales, se debe lavar la herida con agua corriente, comprobar que no hay objetos incrustados y presionar la herida con una gasa para detener la hemorragia.
Si el niño está alerta y responde, significa que la lesión de la cabeza es leve y normalmente no hay que llevarlo al hospital, ni practicarle exámenes o radiografías. Calmar el llanto cogiéndolo en brazos, hablándole, cantándole... será más sencillo. Si observamos al niño en las horas siguientes y no presenta ningún síntoma, podemos estar tranquilos.
No obstante, si notamos algún cambio en el pequeño, o el hematoma no se reduce, o la sangre no se detiene, hay que llamar al pediatra y llevarlo a la consulta más próxima porque podría tratarse de un problema más serio. En el caso de cortes profundos hay que acudir a urgencias para realizar puntos de sutura.
Golpes en la cabeza más graves
Existen varias señales que nos ponen sobre aviso de que el niño puede haber sufrido una lesión en la cabeza más preocupante:
Dolor de cabeza constante que va empeorando.
No habla con claridad o se muestra confundido (por ejemplo, no reconoce a personas familiares...).
Tiene mareos que no desaparecen o que aparecen repetidamente.
No deja de llorar transcurrida media hora.
Extrema irritabilidad, conducta anormal...
Vomita más de dos veces.
Se tropieza o tiene dificultades para caminar.
Le sale sangre o un líquido acuoso de la nariz o los oídos.
Tiene somnolencia súbita, no lo podemos mantener despierto o muestra dificultad para despertar.
Presenta tamaño desigual de las pupilas.
Muestra una palidez anormal que dura más de una hora.
Sufre convulsiones.
Sobra decir que, si el niño pierde la conciencia, hay que actuar de urgencia. Incluso si ha sido por unos pocos minutos, hay que llevar al niño al médico para que le practiquen los exámenes necesarios de manera que se determine la gravedad de la lesión (por ejemplo, una tomografía axial computarizada mostraría si existe lesión en el cerebro). Seguramente no habrá traumatismo grave y se recomendará observar al niño durante unas 24 horas (o más si existe sospecha: los signos de una lesión más complicada podrían tardar en manifestarse) por si hay cambios en su estado, cuando es necesario que reciba más cuidado médico.
Evidentemente, en ese tiempo el niño puede dormir pero el pediatra puede recomendarnos que estemos atentos a su sueño y lo vigilemos cada pocas horas para observar que duerme normalmente, que se despierta y responde...
En definitiva, aunque los golpes en la cabeza de los niños suelen ser frecuentes, la mayoría son leves. Si después de proporcionar los primeros auxilios tenemos dudas o se producen alguno de los síntomas anteriores, no dudes en acudir al hospital para que valoren la gravedad del golpe y el estado del niño.
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