Durante el confinamiento, el uso de pantallas e Internet por parte de niños y adolescente se disparó vertiginosamente. Los móviles, ordenadores, tablets y videoconsolas no solo han sido una importante fuente de entretenimiento en este tiempo de cuarentena, sino que se han convertido en recursos imprescindibles para que los menores pudieran continuar con su vida escolar, familiar y social.
La conocida teoría de los 21 días afirma que la repetición de una acción durante ese tiempo acaba generando un hábito o costumbre, por lo que los expertos se preguntan ahora: ¿qué costumbres habrán podido adquirir nuestros hijos en más de ochenta días?
Desde Pantallas Amigas han puesto en marcha una campaña que propone una desescalada paulatina del sobreuso de pantallas. Esta campaña puede aplicarse tanto a niños y adolescentes como en adultos, y se resume en seis sencillos pasos que a continuación te detallamos.
1) Identificar qué cosas hace tu hijo con las pantallas que antes no hacía
El primer paso para poder "desengancharse" del uso de las pantallas es observar qué hábitos o vicios ha adquirido tu hijo con ellas que antes del confinamiento no tenía. Algunos ejemplos podrían ser: dormir con el móvil, llevarlo siempre encima, publicar en redes sociales varias veces al día, jugar con pantallas todas las noches...
Sobre este punto, Jorge Flores, Director de Pantallas Amigas manifiesta lo siguiente:
"Al igual que recuperamos nuestra vida habitual en las progresivas fases del desconfinamiento, es necesario realizar un esfuerzo proactivo y consciente para identificar esos excesos de uso de pantalla que han podido incorporarse a la vida de todos los miembros de la familia y realizar una reducción progresiva, una desescalada planificada, en la cantidad y momentos de utilización, no pocas veces inconsciente o poco provechosa"
2) Conoce bien sus rutinas
De todos los cambios observados, céntrate en analizar aquellos que han aumentado el uso de pantallas y se han vuelto rutinarios. Trata de conocer qué los provocó o en qué circunstancias se agudizan, así como la manera en que afectan a tu hijo y si perduran con la misma intensidad tras el desconfinamiento.
Por ejemplo: es probable que hayas detectado que tu hijo juega más que antes a la videoconsola. Analiza esta nueva rutina contestando a preguntas como ¿en qué momento crees que se produjo este cambio? ¿Juega ahora más que al principio del desconfinamiento, igual o menos? ¿Cómo afecta a tu hijo el tiempo de videjuegos?...
3) Establece tus objetivos
Pregúntate qué es lo que quieres que tu hijo consiga tras este proceso de desecalada del sobreuso de pantallas. La respuesta debe ser realista, pero ambiciosa, pues el propósito último que perseguimos es que nuestro hijo haga un uso más racional y moderado de las pantallas.
Este fin se descompone en objetivos parciales que hay que identificar (por ejemplo, reducir por un lado el tiempo de videojuegos, por otro lado minimizar el uso de redes sociales, por otro, [gestionar el uso del móvil](Cómo gestionar el uso del móvil para que nuestros hijos no sean abducidos por la pantalla)...), es decir, pequeños retos que se pueden abordar en paralelo o de forma secuencial, pero que sumados conduce a ese nuevo estado de mayor bienestar sin sobreuso de pantallas.
4) Plantea una estrategia a seguir
Una vez fijado el objetivo que quieres que tu hijo alcance (hacer un uso más racional de las pantallas) y los cambios que deseas que lleve a cabo, debes pensar en cómo lograr ese objetivo, al tiempo que cuantificas los progresos que se vayan produciendo.
La fuerza de voluntad del niño es fundamental, pero los padres deben apoyar con una estrategia bien definida que incorpore pequeños trucos que vayan poco a poco disminuyendo el uso de las pantallas. Algunos ejemplos serían:
- Desactivar las notificaciones
- Dejar el móvil fuera de la vista o alcance del niño
- Ofrecer alternativas de ocio lejos de las pantallas, como practicar deporte, realizar actividades al aire libre, leer, jugar a juegos de mesa en familia, manualidades...
- Comer y cenar en familia sin pantallas ni televisión de por medio
- Fomentar la comunicación en persona en lugar de hacerlo a través de las pantallas (antes no se podía llevar a cabo este punto, pero ahora sí es posible hacerlo)
5) Comparte tu propósito
La meta es ambiciosa y en ocasiones las personas del ámbito familiar, laboral o escolar pueden no entender tu nueva actitud y eso crear un obstáculo adicional. Por eso, se recomienda informar al entorno y pedirles su comprensión y colaboración, pues el objetivo a lograr bien merece el trabajo conjunto de todos.
De igual modo, el niño debe estar informado de este propósito de cambio. Para ello, debemos comunicarle los motivos por los que estamos limitándole el tiempo de pantallas y la estrategia que queremos poner en práctica en familia para conseguirlo. Y es que, tal y como comentábamos en el punto anterior, su implicación es clave.
6) Revisa tu plan
Cada cierto tiempo mide los avances que esteis consiguiendo, identifica aquellas cosas que no estén yendo bien y cámbialas, y reajusta las metas. Los expertos también aconsejan premiar los logros. Y recuerda lo que decíamos al inicio: para interiorizar esta nueva rutina sin sobreuso de pantallas, es necesario mantener los cambios durante al menos 21 días.
Fotos | iStock
Vía | Pantallas Amigas
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