Cuatro objetos cotidianos que suponen un riesgo para los niños (y otros que no tanto)
Imanes, mandos, juguetes con piezas pequeñas, monedas... Están en nuestras casas y parecen inofensivos, pero estos objetos cotidianos suponen un riesgo para los niños y en un momento de despiste podrían darnos un buen susto.
En cualquier momento y situación hemos de estar atentos para prevenir los accidentes domésticos y si conocemos los peligros que entrañan estos objetos, será más fácil mantenerlos alejados de bebés y niños.
Pilas de botón y alcalinas
Las pilas de botón o baterías de litio son muy peligrosas y pueden encontrarse en relojes, algunos juguetes, llaveros, despertadores... y también en los cajones. Estas pilas pequeñas y redondas son muy peligrosas, ya que están cargadas de sustancias químicas y pueden provocar problemas graves en el sistemas digestivo del niño si se ingieren.
Según un reciente estudio de la National Battery Ingestion Hotline Update, el número promedio de ingestiones de pilas de botón en los Estados Unidos por mes ha crecido de 30 en 2002 a más de 80 en 2012. Los que corren más riesgos son los niños menores de seis años, siendo los meses de diciembre y enero los típicamente más peligrosos (tal vez por los regalos de navidad).
Una pila de botón puede dañar o alojarse fácilmente en el esófago de un niño pequeño, pueden ahogarse o sufrir quemaduras internas e incluso daños graves en los tejidos. Incluso, en casos graves pueden provocar la muerte.
Respecto a las pilas alcalinas regulares, también entrañan un gran peligro si se tragan, pero eso es menos probable debido a su mayor tamaño. En cualquier caso, si el niño ha ingerido cualquier tipo de pila, necesitará atención médica inmediata, por lo que si tenemos esa sospecha hay que acudir a urgencias en el hospital.
Imanes
Los imanes se encuentran frecuentemente en casa en adornos para la nevera, llaveros, cadenas o formando parte de juegos y juguetes magnéticos. Aunque sean pequeños, pueden causar mucho daño en el tracto gastrointestinal del niño.
Si un niño se traga más de un imán estos pueden entrar en contacto en el interior del tracto digestivo, dificultar el suministro de sangre y provocar graves problemas de salud e incluso la muerte.
Debido a estos riesgos, en algunos países se han prohibido y retirado del mercado algunos juguetes y objetos con imanes. Por ejemplo, en Estados Unidos, entre los años 2009 y 2013, 2.900 niños fueron atendidos en urgencias por haberse tragado imanes de gran fuerza.
Si el niño se traga un imán, más de un imán, o si creemos que lo ha hecho, hay que llevarlo inmediatamente al departamento de urgencias del hospital.
Monedas, peligrosas para los niños
Las monedas se encuentran entre los elementos más comunes que los niños tragan. Las monedas pequeñas pasarán a través del tracto gastrointestinal del niño, pero puede que no lleguen a salir y hay que ver en qué lugar se ha quedado, por lo que podría ser necesaria una radiografía. Si la moneda se queda en la garganta, provocará náuseas o tos muy persistente. Atentos a esos síntomas.
Pero puede haber otro peligro, y es que la moneda se vaya a la vía respiratoria, aunque esta situación es poco frecuente y desencadenaría un ahogo inmediato intenso y muy evidente. Habría que aplicar la maniobra de Heimlich.
Si el niño se traga una moneda, hay que llevarlo al médico. En el caso de ahogo o asfixia, llamar a urgencias y aplicar los primeros auxilios.
Piezas pequeñas de juguetes
No dejes que tu hijo juegue con juguetes pequeños o que contengan piezas que se puedan desprender. Si el niño se lleva a la boca una pieza pequeña con borde redondeado, esta pasará a través de sistema digestivo. Pero piezas grandes o con bordes afilados pueden causar graves problemas en el tracto, atragantamiento... Por eso hay que acudir al pediatra para que valore la gravedad de la ingestión.
Objetos cotidianos no tan peligrosos
El chicle es un elemento bastante benigno que un niño puede tragar accidental o intencionalmente. Pero no es cierto el mito de que se vayan a pegar los intestinos o que el chicle no se desaloje hasta los siete años (o nunca). Un chicle saldrá del tracto digestivo en un par de días. El mayor peligro es si la cantidad de goma de mascar es lo suficientemente grande para causar asfixia.
Modelado de arcilla, plastilina, ceras: la mayoría de las principales marcas de estos materiales no son tóxicos y así debe estar especificado en el envase. Deben ser materiales homologados y específicos para niños. Una pequeña cantidad de estos elementos provocará tal vez un leve malestar de estómago, diarrea o heces de colores. Evidentemente, si el niño traga una gran cantidad o se siente enfermo al tragar algo de estos materiales, hay que llevarlo al médico.
En resumen: después de tragar un objeto, si el niño desarrolla tos, náuseas, dificultad para tragar, babeo, dolor en el pecho, dolor de estómago, vómitos o problemas al ir al baño, no debemos dejar pasar los síntomas y procurar que reciba asistencia médica.
Es importante la prevención de la ingestión, de modo que no dejemos a los niños desatendidos o que jueguen con juguetes inapropiados para su edad. Para evitar estos peligros hay que procurar que los objetos cotidianos que suponen un riesgo para los niños no queden a su alcance y no comprar juguetes o productos que no estén homologados y no cumplan las normativas de seguridad.
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