Una de las cosas que todos los papás desean es aprender a cuidar de un bebé que llora mucho sin perder los nervios. Nuestro dulce y adorable bebé nos hace caer rendidos de amor, sus sonrisas y carantoñas nos llenan de felicidad y paz. Es maravilloso. Pero no siempre es así, a veces los bebés se quejan, lloran, gritan y parece que nada les contenta. Y eso hace que nuestra felicidad se resienta y terminemos sobrepasados y agotados. Al final, perderemos los nervios si esto dura mucho, pensamos. Tenemos ganas ya tambièn nosotros de gritar y de llorar.
El niño sigue llorando y sus padres, agobiados, no aciertan a descubrir que quiere comunicarles. Es frustrante. Y desesperante. Como nadie nos ha enseñado apenas nada sobre la manera de comunicarse los bebés se me ocurre que hacer algunas comprobaciones puede ayudar a descartar causas del llanto. Respirando profundamente y tranquilos, vamos a tratar de averiguar que le puede pasar al bebé que llora mucho.
Lo primero que haremos será ofrecerle alimento, pecho o biberón. Incluso si no es "su hora" un bebé puede tener hambre. Deberíamos empezar por esta comprobación. Si esto no es lo que le pasa iremos buscando otras causas.
Hambre y molestias al comer
Hay que tener en cuenta que el bebé que tiene mucha hambre puede empezar mal la toma, rechazando el alimento, dando patadas. Tranquilos, sin forzar, tenemos que darle la oportunidad de calmarse, evitando que si toma muy ansioso trague demasiado aire.
Hay bebés que se quejan mucho y la causa no está en el hambre, sino en el alimento. La intolerancia a las proteínas de la leche de vaca causa muchas molestias. Hay mamás que eliminan los lácteos de su dieta y el estado general de su bebé mejora enormemente. Las que dan biberón deben consultar con el pedriatra para descartar esta causa si el niño sufre molestias de estómago y suele estar quejoso habitualmente.
Los bebés amamantados puede parecernos que rechazan el pecho si están hambrientos. Suele suceder, si tenemos el pecho muy congestionado, que esté demasiado duro para que pueda mamar cómodo. No hay que dejar que un bebé llore de hambre, suelen dar signos previos, como buscar con la boquita, olernos el pecho o morderse las manos. Si notamos que no se agarra bien por la dureza del pecho, lo que puede pasar al comienzo sobre todo, es mejor aliviar la tensión con una suave extracción manual, tras lo cual le será más facil prenderse.
Un bebé, especialmente si mama, puede tener hambre al poco de haber acabado la toma anterior. Hay que olvidarse del reloj y amamantar a total libre demanda.
Incomodidad
La segunda posibilidad, si no tiene hambre, es que el niño esté incómodo en la posición en la que lo tenemos, especialmente si no lo estamos llevando en brazos en ese momento. Si está en brazos moverlo es instintivo y cuando el niño deja de retorcerse y llorar seguramente es que ya está más cómodo.
Si lo tenemos en una cuna, acerquémonos. Un cambio en su postura ya puede aliviarle y bastará con eso, pero habitualmente el niño querrá que lo saquemos y lo alcemos en nuestros brazos. Es sencillo y suele ser muy efectivo. Lo que puede pasar es que no quiera volver a la cuna, chille si lo intentamos y hasta se despierte si, vuelto a dormir, lo metemos. El mensaje es clarísimo, no quiere cuna. Es normal que los bebés suelan sentirse felices y seguros en brazos.
Temperatura
Deberíamos confirmar si la temperatura es adecuada. El niño, si tiene frío o calor, también va a llorar. Dentro de casa los niños van a necesitar la ropa adecuada y si no les hemos quitado el sombrero o los zapatos lógicamente estarán incómodos. Si está demasiado abrigado sudará, y podemos verificarlo tocándole el cuello. Si tiene frío el llanto cesará al arroparlo y sus manitas dejarán de estar heladas.
Pañal y gases
Entonces, si el llanto persiste, debemos seguir indagando. Una posibilidad obvia es que tenga el pañal manchado o una fuga de pis. Luego veremos si puede ser un gas que le moleste, para lo que podemos ayudarle cambiando su postura: sobre el hombro, sobre las rodillas, levantándole dobladas las piernecitas o haciéndole suave masaje en el vientre con nuestra mano.
El pañal, además de estar manchado, puede molestar si se ha quedado mal puesto y una arruga o un enganche roza la piel del bebé. Además hay que tener en cuenta que los pañales, especialmente los desechables, pueden producir irritaciones en la piel y estas son enormemente molestas, hasta dolorosas. Dejar al niño con el culito al aire y cuidar su piel serán entonces las medidas que van a aliviarle.
Necesidad de estar en brazos
Para muchos bebés resulta muy calmante estar envueltos, eso les hace sentirse protegidos y si además los llevamos pegados a nuestro cuerpo en brazos o en un porta-bebés, el efecto es maravilloso. Los niños que son porteados habitualmente suelen llorar mucho menos y son un poco de práctica podemos seguir con muchas actividades llevándolo encima nuestro, lo que ha sido la manera tradicional de tener a los niños cuidados. Meterlos en la cuna no es necesario ni para ellos ni para nosotros, sobre todo si el niño llora mucho y habitualmente.
Conclusión
Pero los bebés no solo tienen necesidades físicas, las emocionales y comunicativas son también muy importantes y debemos atenderlas con la misma presteza. Veremos en el siguiente tema sobre cuidar a un bebé que llora mucho sin perder los nervios como acertar a calmarlo si físicamete hemos descartado las causas más evidentes.
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