Es aproximadamente entre la cuarta y sexta semana de vida cuando tu bebé te hace el mejor de los regalos: su primera sonrisa.
Durante el primer mes, el bebé sonríe de forma espontánea por causas desconocidas, incluso puede hacerlo mientras duerme. Es un reflejo del recién nacido, también conocido como sonrisa angelical.
Pero la primera sonrisa de verdad plena es la sonrisa social en respuesta a un estímulo del padre o de la madre. Es la primera comunicación bidireccional entre los padres y el bebé. Junto con el llanto, es la forma de comunicarse con las personas que le rodean.
Aparece cuando ve un rostro humano que también le sonríe o le habla. Si lo miras a los ojos a una distancia de entre 20 y 40 cm y le hablas de forma suave, el bebé cambiará la expresión de su rostro, de sus ojos y abrirá sus labios para esbozar una sonrisa.
Al principio sonreirá a todos los que le hagan una sonrisa, como una respuesta de cortesía, pero poco a poco se convertirá en una sonrisa selectiva. Comenzará a discriminar las caras y las voces que le resulten familiares para regalarles sus mejores sonrisas.
Mira con mayor interés y durante más tiempo a los rostros que les observan con verdadera atención y a los que ve con mayor frecuencia. Su cerebro muestra una mayor actividad eléctrica en el momento en el que mamá, papá o un familiar cercano interactúa con él, respondiéndoles con una sonrisa.
Poco a poco, como respuesta a los estímulos, mimos y caricias irá añadiendo sonidos a la sonrisa y la acompañará con un movimiento de manos y piernas.
También te sonreirá esperando tu respuesta y comenzará a observar con máxima atención los gestos de tu cara que muy pronto imitará.
Esta comunicación mimos-sonrisa beneficia enormemente el vínculo entre el bebé y los padres, además de favorecer su desarrollo como ser social.
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