La primera sonrisa del bebé es un momento inolvidable. No esa expresión angelical que muestran incluso durmiendo, que es muestra de un reflejo primario, sino la primera sonrisa que responde a un estímulo social.
La sonrisa, que generalmente es a mamá o a la persona más cercana, aflora en la boca del bebé de la misma manera y aproximadamente al mismo tiempo, independientemente de dónde hayamos nacido, de si tenemos alguna minusvalía física y de quién nos críe o dónde nazcamos.
El entorno no influye en nuestras primeras sonrisas, al menos si nacemos en un entorno que nos permita estímulos y contactos con otras personas. Así lo explica el entomólogo y biólogo estadounidense Edward O. Wilson, conocido por su trabajo en evolución y sociobiología:
La expresión la exhiben primero los niños de edades entre dos y cuatro meses. Atrae de forma invariable abundante afecto por parte de los adultos que cuidan al niño. El ambiente tiene poca influencia en la maduración de la sonrisa. Los niños de los !Kung, un pueblo de cazadores-recolectores del desierto de Kalahari, en Sudáfrica, son criados en condiciones muy distintas de las correspondientes a los niños de Estados Unidos y de Europa. Sus madres los paren sin ayuda ni anestesia, están en contacto físico casi constante con los adultos, son amamantados varias veces por hora, y se les enseña de forma rigurosa y a la edad más temprana posible a sentarse, a ponerse de pie y caminar. Pero su sonrisa es idéntica a la forma a la de los niños norteamericanos y europeos, aparece al mismo tiempo y sirve para la misma función social. La sonrisa aparece asimismo en el momento preciso en niños sordos y ciegos e incluso en niños deformados por la talidomida que no sólo son ciegos y sordos, sino que están tullidos hasta el extremo de no poderse tocar la cara.
En definitiva, los ejemplos expuestos son de niños que están en contacto con sus progenitores y viven en sociedad, y poco importa su modo de nacer, o de ser alimentados y cuidados. Aunque sí creo que han de tener algo en común: que otros rostros le sonrían.
Lo que no puedo imaginar es a un niño que no reciba estímulos, que no tenga frente a él el rostro de la madre o cuidador, o al que no se le hable. ¿Sonreiría del mismo modo un bebé aislado al que se le alimenta sin que vea ni escuche a sus cuidadores? ¿Sonríen los "niños salvajes"? Lo dudo.
Entonces diríamos que la sonrisa del bebé es universal, siempre que se viva en sociedad.
Vía | Genciencia Foto | Flickr (Sprungli) En Bebés y más | La primera sonrisa del bebé, La evolución de la risa, Comunicarse con el recién nacido a través de la mirada, La sonrisa del bebé