Mi hijo de dos años no quiere caminar pero rechaza el carrito: por qué sucede y qué podemos hacer los padres
Estás a punto de salir de casa y tu hijo mira su carrito con recelo. No vale ninguna razón que le des y él, muy tranquilamente, te dice que caminará, que es muy mayor y que no lo necesita. Suspiras y aunque sabes que vas a terminar cargándole, piensas que igual esta vez aguantará un poco más. Nada más cruzar el portal, camina cuatro pasos, se para enfrente tuyo y estira los bracitos para que le cojas. ¿Te suena esta historia?
Seguro que sí porque es más común de lo que nos imaginamos. Descartando problemas físicos (que por supuesto también pueden ser un motivo), te explicamos por qué es frecuente que los peques rechacen el carrito en su transición de niño pequeño a mayor y qué podemos hacer los padres.
¿Por qué los niños no quieren el carrito, pero tampoco quieren caminar?
En esa transición de niño pequeño a niño mayor, deben madurar en muchos aspectos y el hacerse independientes -incluso para caminar- necesita un proceso. El apego por supuesto también incluye el contacto físico y al salir a la calle, algunos niños lo necesitan más.
Es importante tener en cuenta que ellos perciben el tiempo y la distancia de una forma distinta a nosotros y la monotonía que representa ir andando sin más, simplemente les aburre. Obviamente se cansan mucho más rápido (hasta los 5 o 6 años no podrán hacerlo de una forma parecida a la de un adulto), así que esta no es una actividad que realizarán de la noche a la mañana.
Si lo pensáis detenidamente, salir de paseo es mucho más divertido si mientras tanto, charlamos con alguien... y ese "charlar" es mucho más interesante y fluido si puedes mirar de frente a tu interlocutor. Si el niño va en brazos de su padre o de su madre, les es mucho más fácil mantener una conversación porque probablemente seamos nosotros quienes la propiciemos ¿Veis que todo va cobrando un poco más de sentido?
Obviamente el tener que cargar a los niños es agotador (y la espalda lo termina notando, lo sé), pero es un proceso por el que muchos tenemos que pasar, así que, lo mejor que podemos hacer es respirar hondo, y acompañarles en ese proceso de una forma respetuosa.
Consejos si tu hijo rechaza el carrito
Ten paciencia
Como todas las etapas por las que pasan los niños, esta también es transitoria y pasará. Cuando las cosas cuestan mucho parecen más eternas, pero estos cambios suceden casi sin que te des cuenta, lo digo desde mi propia experiencia.
No le riñas
Tu hijo, por mucho que ya pese bastante, sigue siendo un niño pequeño que está haciendo una transición a niño mayor. Si el caminar no es algo que le interese, simplemente no querrá hacerlo porque para él siempre será más divertido ir en brazos de papá o de mamá. El contacto físico con las personas que queremos es muy importante porque nos hace sentir bien, mucho más teniendo en cuenta que estamos hablando de niños pequeños.
No le hagas sentir mal
No hay necesidad de hacerles sentir mal porque ellos prefieran hacer algo que les gusta y que es tan natural como es estar en los brazos de sus padres. Evita también caer en las comparaciones "mira como ese niño camina y tú no", porque de esa forma le enseñaremos a compararse constantemente con los demás.
Dialoga con él
La capacidad de entendimiento de un niño es asombrosa, y los mensajes que les damos poco a poco van calando. Por eso en algunas situaciones es normal que caminen sin rechistar... por ejemplo, cuando van con sus abuelos, porque les perciben como personas menos fuertes y aunque la idea de caminar puede que siga sin emocionarles, tienen la capacidad de resignarse y hacer el esfuerzo -porque lo es- de caminar.
Con mi primera hija, por ejemplo, llegó el momento en el que no pude cargarla más por mi segundo embarazo. En ese momento ella tenía casi tres años y entendió perfectamente que en la barriga de mamá estaba creciendo su hermanita y que por ese motivo ya no podía cargarlas a las dos. Lo entendió enseguida y solo me volvió a pedir brazos un par de veces más. Aunque continúo negándose a caminar cuando iba con su padre, un buen día dejó de hacerlo, por su propia iniciativa.
Conviértelo en un juego
Si a los niños les instamos a hacer algo divertido, seguro que lo harán y lo disfrutarán. Para caminar también es buena idea recurrir al ingenio y plantearlo como un juego: "vamos a ver cuántos pasos hay hasta la esquina", "vamos a tirar una bolita a ver quién la coge primero" (esta funciona genial), o simplemente compra un patinete. Spoiler: al principio se cansarán en la primera esquina y terminarás llevando al niño y al patinete, pero en poco tiempo ya solo querrán ir sobre ruedas.
Yo tengo dos hijas y lo he vivido dos veces, siempre con el mismo final: llega un momento en el que ya no piden brazos. Es más, si quieres cargarlas, ellas son las que ya no van a querer, así que aprovecha si aún puedes hacerlo (confieso que en mi caso, aún me hundo en su cuello buscando un atisbo de olor a bebé), y ten paciencia cada vez que suceda, porque porque poco a poco, irá sucediendo menos.
Imagen | wayhomestudio