Uno de los grande hitos de los bebés es el momento en el que dejan atrás el gateo y empiezan a mantenerse de pie e incluso a caminar. Suele suceder aproximadamente cuando tienen un año de vida y, junto al momento de empezar a comer y de empezar a hablar, yo diría que es uno de los momentos más emocionantes para los padres.
Para que aprendan a caminar no hay que hacer demasiado, básicamente, porque aprenden solos. En algunas publicaciones (revistas, blogs), he llegado a leer cosas como “consejos para ayudarles a aprender a caminar” o similares, como si el hecho de caminar dependiera de nuestra pericia como maestros.
Sin embargo, como he dicho en otras ocasiones, no todo lo que un niño hace o aprende va a venir enseñado por los adultos, y caminar es una de esas cosas que harían aunque no quisiéramos. Entonces, como enseñarles no podemos, lo importante es tener en cuenta algunas cosas que pueden ayudar a los niños, o al menos no entorpecerles, en ese intervalo de tiempo en el que empiezan a caminar sin ir demasiado sueltos todavía (la fase esa de “da algunos pasitos”).
1. ¿Cuándo caminará solo?
El 50% de los niños da sus primeros pasos cuando tienen un año. Entre los 13 y los 15 meses el 95% de los niños ya son capaces de dar 5 pasos sin ayuda alguna. Si les pedimos que caminen más de 5 pasos, es decir, que ya hagan lo que se denomina “marcha libre”, el 50% de los niños la hacen entre los 13 y los 14 meses, y entre los 14 y los 16 meses lo hace el 95%.
Dicho de otro modo, a los 16 meses sólo un 5% de los niños no camina, que no quiere decir que sea algo patológico, sino que se ha de valorar si puede deberse a algo en concreto (una anemia, por ejemplo, o algún problema neurológico) o si simplemente se trata de un niño que tiene un ritmo de progresión más lento al que hay que darle más tiempo.
2. ¿Hay que animarles a caminar?
Algunos profesionales sugieren que podría ser beneficioso animar a los bebés para que vayan cogiendo fuerza en las piernas, dándoles las manos para que se sostengan de pie y caminen (bien encorvados nosotros, lógicamente).
Otros, con un discurso más lógico, sostienen que no es necesario entrenar a los niños para que caminen, porque ya caminarán cuando física y mentalmente estén preparados para ello. Entre los 4 y los 6 meses muchos bebés empiezan a hacer fuerza con las piernas hasta el punto que se ponen de pie en nuestro regazo, luego van cogiendo fuerza a medida que se arrastran por el suelo para conseguir cosas, y cuando gatean.
Finalmente, cuando son capaces de trepar por paredes y muebles, empiezan a ponerse de pie para, cuando tienen un equilibrio suficiente, empezar a mantenerse de pie sin sostén, y después dar los primeros pasos.
Todo esto lo hacen solitos, sin que hagamos nada, y cuando es así los movimientos son fluidos porque su cuerpo está preparado para hacerlo. Diferente es cuando los forzamos desde pequeños a hacer cosas para las que sus cuerpos no están listos... los movimientos pueden ser más erráticos y menos equilibrados. Así que no, no hay que animarles a caminar.
3. Medidas de seguridad que debemos adoptar
Caminar supone que un niño de unos 75 cm de altura llegue a lugares que están a 70 cm del suelo (más o menos), zonas que hasta ese momento no comportaban mayor peligro porque, básicamente, no llegaba. Hay que proteger las esquinas de los muebles o retirar las mesas que queden a esa altura, tener cuidado con los muebles con muchos cajones porque, si los abren todos, los muebles pueden volcarse, apartar alfombras y objetos con los que puedan tropezarse (los juguetes, cables, etc.) y no dejarlo solo sin la supervisión de un adulto (la mayoría de cosas suceden cuando están solos).
4. Caminador, ¿sí o no?
No me extenderé demasiado en este punto porque hemos hablado ya largo y tendido sobre los caminadores, pero a modo de resumen comentar que no, no se recomiendan por dos razones, el peligro de accidentes que conllevan (cada año miles de niños estadounidenses acaban en el hospital por culpa de un caminador) y por lo comentado anteriormente: la mejor manera de aprender a caminar es aprender sin ayudas ni sostenes. Si aprenden a caminar con un caminador luego tienen que volver a aprender sin él.
5. ¿Y por qué andan con las piernas tan abiertas y los pies hacia afuera?
Por una cuestión de equilibrio. No han andado hasta ahora y como sus músculos no son expertos en caminar ni en mantenerse de pie necesitan abrir mucho las piernas (en comparación a los adultos) para mantener el equilibrio. Si se pusieran como nosotros, con los pies bastante juntos, al ir a dar el primer paso probablemente se caerían de lado, porque no tienen la capacidad de aguantarse con una sola pierna como apoyo.
6. ¿Qué zapatos le pongo?
Cuando los bebés empiezan a caminar suelen llevar todavía zapatillas de suela blanda (sin suela, vamos), o calcetines, que podrían ser peligrosos según el tejido, por si resbalan. Lo ideal si están en casa es que no lleven zapatillas ni zapatos, que vayan descalzos, porque el pie está diseñado para ello (por eso tiene tantísimos huesos que permiten una adaptación al terreno) y porque como están aprendiendo, cuanta más sensibilidad tengan mejor.
Cuando van a salir a la calle lo ideal es comprar unas zapatillas o zapatos bajos (nada de botitas que resten libertad al tobillo) con una suela bien moldeable, fina, que se pueda doblar bien, para que permita al zapato seguir los movimientos del pie. Si la suela es demasiado dura y no se dobla al caminar lo más probable es que estén muy incómodos y que incluso se caigan más a menudo.
Por cierto, se recomienda comprar los zapatos por la tarde, porque se ha visto que el pie crece cerca de un 5% a lo largo del día, fruto del peso y del caminar, para volver a decrecer por la noche.
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