El sueño del niño de dos a cinco años: así duerme tu hijo
El sueño del niño es un tema muy sensible tanto para ellos (son quienes tienen que vivir el proceso para estabilizarlo y lograr dormir toda la noche de forma tranquila), como para nosotros porque "sufrimos" este proceso.
Dormir es una necesidad básica para todos y por eso debemos acompañar al niño en su camino a lograr un descanso reparador. Durante esas horas el cuerpo no solo reposa: es un período en el que se llevan a cabo una serie de procesos tanto a nivel del cerebro como en el cuerpo, fundamentales para gozar de una buena salud tanto física como mental.
Después de revisar el sueño del bebé a partir de los 12 meses, entramos a la etapa de los dos a cinco años, un período de muchos cambios, incluyendo el paso de la cuna a la cama y el lograr establecer unos patrones de sueño regulares durante toda la noche.
¿Cómo es el sueño del niño a partir de los dos años?
A los dos años, el promedio de sueño es de 13 horas diarias, incluyendo la siesta. Podemos observar que esta cantidad de tiempo irá a menos a menos a medida que aumenta la edad. Mientras que en edad preescolar el niño duerme de 10 a 12 horas, cuando nos acercamos a los cuatro o cinco años es normal que se hayan estabilizado en unas 11 horas en promedio y que poco a poco quieran dejar de dormir en la tarde.
Durante la noche a esta edad suelen tener despertares nocturnos hasta en un 60% de los casos: vamos viendo que paulatinamente empiezan a dormir del tirón y los despertares ocurren de forma puntual. De hecho, las veces en las que el niño está más de 20 minutos despierto va disminuyendo con la edad. A los cuatro años sólo el 13% de niños continúan despertándose durante el transcurso de la noche.
Pesadillas y terrores nocturnos: dos desórdenes del sueño que pueden aparecer en esta época
Aunque los adultos empezamos a ver la luz en las horas que dormimos de continuos, también es la época en la que suelen aparecer las pesadillas y los terrores nocturnos. Estos suelen aparecer en los niños a partir de los tres años, y en algunos casos pueden desaparecer hasta la adolescencia. Pero en general, son poco frecuentes y afectan a un bajo porcentaje de los niños (alrededor del cinco por ciento), por lo que en la mayoría de los casos estaríamos hablando de una pesadilla.
No existe una única causa para los terrores nocturnos, sin embargo la mayoría de los expertos en el tema considera que se deben al propio proceso madurativo del cerebro, como una especie de reajuste que ocurre durante la noche. También podrían desencadenarse por otros factores como estrés, falta de sueño o fiebre, y así como aparecen repentinamente, también desaparecen de la misma forma.
En caso de que ambos aparezcan con frecuencia o durante un periodo prolongado, lo mejor siempre será comentarlo con el pediatra o un especialista, para investigar los posibles motivos por los que continúan presentándose y que nos den las recomendaciones adecuadas para tratar a nuestros hijos de forma personalizada.
¿Cuántas horas deben dormir los niños de dos a cinco años?
La Academia Americana del Sueño, basada en recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría recomienda que los niños de dos a cinco años duerman de 10 a 13 horas distribuidas a lo largo del día, para garantizar que tengan el descanso que necesitan de acuerdo a su edad.
Dormir las horas necesarias es importante para un sano desarrollo y tiene beneficios a todos los niveles, desde físicos hasta cognitivos y emocionales. Un buen sueño mejora la atención, el comportamiento, el aprendizaje, la memoria, la regulación emocional, la calidad de vida y la salud mental y física.
En cambio, un sueño insuficiente se asocia, entre otras cosas, con un bajo rendimiento escolar, un aumento de las lesiones, la hipertensión, la obesidad y la depresión.
Las siestas: un descanso muy importante que irá desapareciendo de forma paulatina
En esta etapa las siestas siguen siento una parte muy importante de su descanso por lo menos hasta los tres o cuatro años, de acuerdo con la Asociación Española de Pediatría (AEP).
Generalmente esta siesta tiene lugar, regularmente después de comer. Este periodo de descanso es particularmente importante, ya que mejora el almacenamiento de la memoria a corto plazo en los niños pequeños, les ayuda a recupera fuerzas para terminar el día de buena manera (generalmente el cansancio les hace estar más irascibles), y disminuye la hiperactividad y la ansiedad.
Sin embargo en este período de tiempo los niños suelen dejar de dormir la siesta. A los tres años muchos niños empiezan el cole y aunque en algunos la siesta se mantiene, es posible que poco a poco vayan dejándola.
Consejos para un buen sueño infantil de los 2 años a los 5 años
En esta etapa, al igual que las anteriores, las rutinas previas a la hora de dormir continúan siendo importantes. Estos son algunos consejos con los que podemos ayudar a nuestros hijos de esta edad para que tengan un buen descanso:
- La habitación debe ser cómoda, con una temperatura agradable y sin ruidos ni estímulos exteriores. Debemos procurar que sea un espacio tranquilo y seguro para dormir.
- Procurar acostarle y despertarle siempre a la misma hora, estableciendo un horario regular y constante.
- Antes de ir a la cama, es recomendable tener un ritual para ayudarle a relajarse al final del día. El clásico ritual de baño, cena y cuento o mimos suele dar buenos resultados.
- Debemos procurar que la hora de dormir sea un momento placentero y que los niños se vayan a la cama en un ambiente de relajación.
- Es importante evitar las pantallas antes de dormir para no sobreestimularle.
- Debemos evitar asociar la cama con una situación de castigo.
- Es recomendable evitar las siestas tardías o prolongadas, así como los juegos activos antes de ir a dormir.
- Debemos favorecer el normal desarrollo de los patrones de sueño-vigilia y en ese proceso madurativo es fundamental un buen apego, ya que el hecho de dormir implica separación. Es importante que el niño esté seguro de que en cualquier momento del día o de la noche, sus padres estarán ahí cuando les necesite. Esa sensación de seguridad es fundamental para favorecer un buen dormir.