Hemos hablado sobre las preguntas incómodas que nos realizan los niños y hoy hablaremos sobre las que van a hacernos relacionadas con la sexualidad igual que ya lo hicimos sobre la muerte.
El sexo y la reproducción son, sin duda, otro tema que va a suscitar su curiosidad y ante el que podemos sentirnos perdidos si queremos darles una respuesta adecuada a su edad.
Palabras “fuertes”
Lo cierto es que las preguntas sobre la reproducción y las relaciones sexuales pueden llegarnos, bruscamente, con palabras más duras que pueden haber escuchado antes de tiempo o por imágenes que, a veces, aparecen en la televisión en horarios nada adecuados.
Además, las palabras para ellos no tienen las mismas connotaciones negativas o explícitas y vendrán y no nos van a preguntar que es la sodomía o una felación o un orgasmo, sino que pueden usar unas expresiónes bastante más directas y que nos dejarán desconcertados en la boca de nuestras inocentes criaturas.
Repito, para ellos el equivalente soez a felación, sodomía u orgasmo no es soez, no saben ni lo que significa ni lo que supone elegir una u otra expresión. Así que si llega el momento, no podemos enfadarnos con ellos por decirlas.
Enseñarles a usar palabras adecuadas
Eso no quita que si les podamos explicar, una vez hemos respondido a su pregunta (ahora veremos el modo de hacerlo) que esas expresiones no deben usarse porque son insultos y pueden hacer daño a las personas que los escuchan o a aquellos a los que se refieren, poniendo los ejemplos que ellos puedan asimilar, igual que si usan una palabrota.
Los niños no desean hacer daño a los demás si a ellos no se les educa haciéndoles daño o mostrándonos indiferentes a su dolor, por lo que serán empáticos y entenderán que hay palabras que hacen daño a otros. Podemos conseguir que no use expresiones malsonantes explicándoselo con paciencia sobre todo si hemos puesto las bases, desde bebés, de la confianza mutua y el respeto activamente experimentado.
Si repite la palabra debemos indagar que efecto busca en nosotros usándola como palabrota. Si nos reta, es que nos necesita y hay que averiguar que carencia emocional está llenando llamando la atención aunque sea enfadándonos.
Preguntas incómodas
Imaginemos la situación. Llega en niño del cole le estamos preparando la merienda y entra en la cocina, pensativo. Y mientras calentamos la leche o cortamos la fruta, despacito, nos dice: “Mamá, tengo que hacerte una pregunta… ¿que es (poned aqui la palabra malsonante que se os ocurra para referiros a las preferencias o las prácticas sexuales)?
Horror. Ya no es que te pueda dar venguenza ponerte a ver con el niño un libro de educación sexual, sino que te ha caido una bomba en tu cocina. Tranquilidad. Nuestro hijo pregunta una palabra que desconoce sobre algo que, como a todos los seres humanos, produce interés. Y tampoco es necesario explicar con detalle sino dar una respuesta a su curiosidad natual sobre la sexualidad de las personas.
Responder a sus verdaderas preguntas
Podemos, entonces, preguntarle si quiere que le contemos como se hacen y como nacen los bebés, que es, en el fondo, sobre lo que tiene curiosidad.
Sería aconsejable introducir el tema de la reproducción de forma natural, desde que son pequeños, sin contar mentiras pero siempre con delicadeza y dándoles la información que pueden entender. De ese modo plantaremos la semilla de una comunicación con confianza, que hará que el niño pueda ir preguntándonos las cosas a medida que se le planteen, sin miedo ni verguenza. Se trata de un camino largo que va a culminar en su adolescencia, cuando será el momento de que veamos como puede, puesto que hemos fomentado la confianza, acudir a nosotros con sus dudas, temores y problemas.
¿Y si insiste?
En algunos casos puede haber una pregunta insistente sobre la palabra en concreto, ante eso tampoco hay que perder la compostura. Primero, dar una respuesta que pueda entender sin los detalles que no necesita saber. Explicarle que es una expresión que usan los adultos para una expresión de afecto cuando hacen el amor suele bastar.
Es decir, como en todo lo que se refiere a las preguntas y expresiones emocionales de nuestros hijos debemos educarnos para ser capaces de entender lo que ellos realmente expresando, tanto en sus dudas como en sus sentimientos.
Si insiste, yo le decía a mi hijo que consideraba que era pequeño para saber exactamente lo que era y que primero mejor hablábamos de la sexualidad y el amor en términos generales y cuando creciera le contestaría a todo lo que me dijera que necesitaba saber. Le bastaba, de hecho, el mismo sabía decirme que cosas quería que siguiera explicando y me avisaba cuando era suficiente. Y solía ser muy prudente por propia iniciativa.
Realmente, los niños tienen curiosidad por la sexualidad y la reproducción, pero también necesitan que la información sea adecuada para su edad y su sensibilidad. Y eso es lo que suele esconderse tras sus preguntas incómodas sobre sexo. Seguiremos con las preguntas incómodas y os animo a contarnos anécdotas, y casos prácticos sobre cosas que os sucedan y también a sugerirnos otro tipo de preguntas incómodas para que podamos hablar de ellas.
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