Ayer iniciamos un tema cuyo objetivo es ofrecer diez consejos y pautas para acercar a los niños las letras y las palabras de una manera entretenida, siendo la lectura un vehículo para hacer algo entretenido y evitando que aprender a leer sea algo aburrido que haga que los niños acaben detestando la lectura y en consecuencia los libros.
Os ofrecimos cinco puntos que nos servían como introducción, explicando para empezar que es importante predicar con el ejemplo (que nos vean leer, que nos vean mirar libros, consultarlos, que los leamos con ellos), y ofreciendo algunas ideas para sentar unas bases antes de empezar a leer, que no son otras que conocer las letras y saber nombrarlas.
Esto no se hace con un cuaderno, sentados en la mesa como si estuviéramos en clase (suena hasta aburrido sólo diciéndolo), sino con alternativas, con letras de imán, recortadas o hechas en el momento, sea como sea, pero como parte de un juego, creando palabras que conozcan para que no les parezca un agobio el asunto. De hecho, si se agobian, yo lo dejaría para más adelante.
Hoy vamos a continuar con algunos consejos que van dirigidos a acercar el mundo de las palabras a sus vidas y, por ende, a ayudarles a aprender a leer, si es que quieren aprender.
6. Empecemos con las mayúsculas
Una de las grandes dudas a la hora de enseñar a leer a los niños es ésta: ¿Se empieza con mayúsculas o con minúsculas? La respuesta ya os la he dado, se empieza con mayúsculas. El motivo es simple, ya que es una cuestión de practicidad y facilidad: las letras mayúsculas son más rectas, tienen menos adornos, están separadas unas de otras y por ello son más fáciles de recordar. Como lo último que queremos es que el niño se canse aprendiendo lo más lógico es ponérselo lo más fácil posible y que vaya aumentando su nivel en base a sus ganas de seguir aprendiendo.
Una vez las distingue y una vez va leyendo algunas cosas ellos mismos irán integrando las minúsculas, porque en nuestro entorno hay muchas cosas por leer en letra de imprenta minúscula. Si no, también hay cuentos con minúsculas, por supuesto.
7. Comprad los cuentos de las películas que ven
A los niños les encantan ver las películas una y otra vez, así como leer los cuentos una y otra vez. Es su manera de aprender cosas, palabras, conceptos, y en cierto modo la manera de absorber conocimientos (gracias a la repetición). Cuando ven una película, por ejemplo en el cine, enseguida suelen pedir volver a verla, siendo un problema porque volver al cine a verla es un rollo para los padres, que ya conocemos la historia y un gasto que ya hemos hecho, para que luego, pasados unos días, aún vuelvan a pedirnos otra vez la misma película.
Una alternativa, una manera de ofrecer una repetición que sacie la sed de vivir de nuevo la experiencia puede ser comprar algún libro de la película. Hay para varias edades, y para los pequeños suele haber libros con la historia resumida, incluso con pegatinas o dibujos que se mezclan con las frases, que son perfectos para que les expliquemos el cuento y para que vayan viendo las letras y las palabras que cuentan la historia que tanto les ha gustado en el cine y que tanto les sigue gustando en papel.
8. Jugad a juegos de pistas
Este es el juego que más ha resultado con nuestro hijo Jon, porque empezamos a hacer estos juegos hace unos tres años, simplemente como divertimento y descubrimos que era una manera perfecta de que leyera y de que además escribiera, pues ahora es él el que nos deja pistas a nosotros.
El juego consiste en esconder una sorpresa en algún sitio (un juguetito, algo de comer, lo que queráis, que no tiene porque ser algo nuevo, pues lo divertido no es el fin, sino el medio) y hacer pistas para llegar a él. Si por ejemplo lo escondemos en el primer cajón de la mesita de noche de nuestro cuarto podemos hacer una serie de pistas, con post its, empezando en un lugar donde le digamos “¿Qué es esto? ¡Ah! Una pista para encontrar un tesoro”, mostrándole un post it pegado en cualquier sitio donde leamos (por ejemplo) “LOS YOGURES SE COMEN CON UNA…”, y un dibujito de un mapa al lado, para hacerlo más divertido.
La respuesta, lógicamente, es cuchara, así que habrá en el cajón de las cucharas una nueva pista que nos lleve a otro lugar (por ejemplo: “ME GUSTARÍA LLAMAR A LA ABUELA”, frase que nos llevará al teléfono, donde habrá otra pista), y así hasta que la última pista diga “EL PRIMER CAJÓN DE LA MESITA DE NOCHE”.
Se gastan unos cuantos post its, más los que gastará luego vuestro hijo cuando quiera haceros el juego a vosotros escribiendo, pero os lo pasáis bien con los acertijos, le hacéis pensar y lo que es mejor, acaban tratando de leer lo que pone en cada post it.
9. Poned los DVDs con subtítulos
Al llegar el DVD, con una capacidad de 4,3 Gb, la definición de las películas pudo aumentar porque la capacidad era muy alta, pudiendo llevar también audio en otros idiomas y subtítulos. Esto hizo que cada DVD se convirtiera en un estupendo elemento para aprender idiomas (yo suelo ver las películas en inglés subtituladas al español, para ir pillando algo) y una estupenda herramienta también para que los niños aprendan a leer.
La primera vez que ven una peli yo no pongo nada, que disfruten la película tranquilamente, pero cuando piden revisionarla sí añado subtítulos en castellano (no siempre, cuando me acuerdo) para que la vean y, si quieren, la lean. Mi hijo Aran de 3 años no hace ni caso, lógicamente, porque aún no sabe leer, pero Jon, de casi 6 años, sí las va leyendo.
10. Haceos con un karaoke
Como veis la idea es que los niños lean, pero casi sin que se den cuenta de que están leyendo, es decir, que lo hagan de manera natural mientras hacen otra cosa que les divierte. Tras los juegos de pistas y las películas con subtítulos otra manera estupenda de hacer que refuercen la lectura de manera divertida es mediante el uso del karaoke. Tanto el consejo anterior como éste están destinados para niños que ya van leyendo algunas cosas, más que para los que empiezan, básicamente porque en las películas y canciones el texto va pasando más o menos rápido.
Los karaokes, por definición, están hechos para leer. La mayoría de las personas, aunque conozcan la canción, van leyéndola para ver cuándo toca cada sílaba y los niños hacen lo mismo. Micrófono en mano van leyendo la letra mientras la van cantando. De nuevo, explicando nuestro caso, a Jon se le escapan algunas palabras, pero va cazando algunas frases de canciones cuya letra desconoce y las mete donde puede, pasándoselo bien mientras mamá le hace la voz femenina (de “Un mundo ideal” de Aladdin, por ejemplo).
Si no queréis comprar un karaoke siempre podéis buscar alguna de las soluciones que ofrecen las consolas de hoy en día, con juegos que vienen con micrófono (nosotros tenemos el Disney Sing it Family Hits en la Wii, por ejemplo ) o descargar por internet algún programa de karaoke y buscar canciones que les gusten.
No hay prisa, son niños
De nuevo, antes de acabar, recordar que no hay prisa ninguna. El ritmo lo tiene que marcar el niño, ya que le estamos enseñando porque quiere aprender. Como habréis visto en ningún momento he comentado nada de quince minutos diarios, ni de sentarse con el niño en la mesa a que lea una página por día. Tan sólo he ofrecido recursos para que los niños lean sin darse cuenta, mientras juegan. Por si sirve de ayuda o referencia, Jon conocía las letras con dos años y medio y empezó a leer con cuatro y medio, creo recordar. O sea, que tardó dos años en leer frases completas, que no es ni mucho tiempo ni poco tiempo, es simplemente el momento en que él quiso realmente saber leer.
Fotos | Roxeteer, Arrathoonlaa en Flickr (CC)
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