Es asombroso que un bebé de apenas catorce semanas de gestación pueda oir sonidos provenientes del exterior. El oído es uno de los primeros sentidos que completa su desarrollo dentro del útero, alrededor de los cuatro meses y medio de embarazo. Aún antes de nacer el bebé se convierte en un ser oyente.
Cuando oye la voz materna o una música relajante el bebé se tranquiliza, mientras que si lo exponemos a ruidos estridentes, el bebé se inquieta. No solamente puede disntiguir la voz materna, la voz paterna y las voces familiares, sino que muestra predilección por la voces femeninas y especialmente por la de la madre.
Al ser tan sensible a los sonidos del exterior, debemos comenzar a cuidar la salud auditiva del bebé desde que está en el útero.
La contaminación auditiva es una realidad cotidiana, sobre todo si vivimos en ciudades con mucho tráfico, cerca de un aeropuerto o una autopista. Si bien los sonidos le llegan al bebé amortiguados por el líquido amniótico, no deja de ser preocupante que los fuertes ruidos ambientales alteren su tranquilidad dentro del calentito vientre materno.
No es un tema menor. Según comenta Juan Luis Leyton Meléndez, fonoaudiólogo y docente de la Universidad Andrés Bello de Chile "aquellas madres que residen en ambientes con altos niveles de ruido que excedan los 80 decibelios (grandes avenidas, aeropuertos, empresas metalúrgicas, etc.) tienen una alta probabilidad de que sus bebés nazcan con algún déficit auditivo, déficit atencional o hiperactividad. Por ello se enfatiza actualmente el crear ambientes libres de ruidos intensos para las madres”.
El ruido excesivo en el embarazo puede tener consecuencias en la salud auditiva del bebé e incluso desencadenar trastornos de atención. Habría que intentar estimular al bebé con música relajante y evitar exponerse innecesariamente a ambientes con mucho ruido durante todo el embarazo.
Vía | Universia.cl En Bebés y más | Los sentidos del futuro bebé, Cómo detectar problemas de oído