Eva nos enumeraba ayer los primeros síntomas que experimenta una mujer cuando queda embarazada.
Explicados parecen muy concisos, se tienen o no. Pero cuando estamos buscando un bebé y cada mes deseamos que sea ese el de la gran noticia, los síntomas del embarazo pueden idealizarse, queriendo creer que se deben a un embarazo cuando en realidad no es el motivo.
La falta de la menstruación es el principal signo de embarazo, pero su retraso también puede deberse a otras causas.
El estrés, los cambios emocionales, un viaje o algún medicamento así como la edad de la mujer pueden incidir en la ausencia ocasional de la regla. Por ejemplo, en la pubertad y en la mujer pre-menopáusica los ciclos pueden presentar ritmos irregulares, sin que ello suponga un embarazo. También puede deberse a algún problema ginecológico como un quiste o retraso en la ovulación, en ese caso deberías consultar con un especialista.
El dolor en el bajo vientre, así como una ligera hinchazón de la zona, también son signos que pueden interpretarse según los propios deseos de cada mujer. Bien pueden deberse a las molestias típicas de las primeras semanas de embarazo cuando el embrión se instala en el útero como a un indicador de que la regla se aproxima. Como veis, no es un signo infalible de embarazo ni mucho menos.
Igualmente, los cambios en los pechos son confusos y su intensidad varía según la sensibilidad de cada mujer. Siempre suelen hincharse cuando se acerca la regla, pero quienes hemos experimentado los primeros síntomas de embarazo sabemos que la sensibilidad es exagerada. Es decir, cuando realmente estás embarazada (al menos en mi caso fue así) los pechos duelen al más mínimo roce, al tocarlos, al colocarte el sostén e incluso al golpear las gotas de agua de la ducha sobre ellos.
Así también, cualquier mareo, náusea o rechazo a cierto alimento puede relacionarse en seguida con un embarazo. Podemos incluso achacar el cansancio o algún antojo ocasional a esta posibilidad.
Pero un buen día la bendita regla aparece derrumbando todas las esperanzas de la mujer que sueña con ser madre, y de su pareja por supuesto, suponiendo que también quiera ser padre. O la decepción viene de la mano del resultado negativo del test de embarazo. Hay quienes no se resignan y se hacen una prueba tras otra buscando una confirmación. Aunque ya hemos comentado alguna vez que no es bueno abusar del test de embarazo pues puede jugarnos una mala pasada.
La frustración puede ser muy grande, sobre todo cuando la búsqueda se está extendiendo más de lo deseado o mucho más que la de unos amigos que quedaron "a la primera". Pero sabemos que las comparaciones son odiosas y en este caso, dañinas. Hay que evitar agobiarse intentando ser positivos y dejando de lado la obsesión por quedar embarazada que es mala consejera. Sé que es fácil decirlo cuando no se está en la piel, pero a levantar ese ánimo que seguro que cuando menos te lo esperas y dejas de pensar en bebés, ocurre.
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