A mi hijo le encanta hacer pompas de jabón. Mejor dicho, está obsesionado con el pompero. Y esto no es nuevo porque hay pinturas flamencas del siglo XVII que muestran a niños soplando con tubos de arcilla y en 1940 la empresa Chemtoy de Chicago empezó a vender líquido para pompas.
Y quizás este sea el juguete de más éxito de la historia porque se venden anualmente unos 200 millones de botes.
Nosotros ya hemos comprado 5, que aquí cuestan 0,75 euros, pero se trata de que aprendamos a rellenarlos con el líquido adecuado porque sino el tema es poco sostenible.
Hemos intentado en múltiples ocasiones rellenarlo con jabón de lavar los platos pero no nos queda tan perfecto como el líquido original. Y finalmente hemos encontrado la solución: champú para bebés porque queda más espeso y salen las burbujas perfectas.
Otros trucos para espesar el agua que no hemos probado son: glicerina de farmacia o azúcar previamente disuelta en agua caliente y dejar la mezcla jabonosa en un recipiente abierto toda la noche.
Dicen que también es más adecuado utilizar agua destilada porque el agua del grifo contiene iones de calcio que se enlazan con el jabón.
En cuanto a las dosis exactas, nosotros lo hemos hecho bastante a ojo pero abajo en el enlace tenéis varias formulas de ejemplo.
Y la última recomendación es hacer las cientos de pompas al aire libre porque sino se mancha el suelo de casa. Pero esto son los efectos secundarios de la diversión y la alegría de nuestros hijos.
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