No hay duda de que la leche materna es el mejor alimento que puede recibir un recién nacido durante al menos los primeros seis meses de vida; sin embargo, la lactancia materna muchas veces no es fácil y es frecuente que suframos altibajos. Algunos de los momentos especialmente difíciles y que pueden acabar en destete por desconocimiento son los brotes o crisis de crecimiento. Y es por ello que suelo comentarlo en la consulta en alguna de las primeras visitas del recién nacido.
¿Qué es una crisis de crecimiento?
Las crisis de crecimiento son periodos en los que los bebés necesitan que aumentemos nuestra producción de leche y para ello suelen mamar más a menudo. La producción de leche materna se regula, entre otros, en base a la demanda: cuanto más mame el bebé, mayor será el estímulo y más leche produciremos. En general las crisis duran unos días (menos de una semana) y todo vuelve después a la normalidad.
¿Cuáles son las crisis de crecimiento más habituales?
Aunque cada bebé es diferente, es habitual que las crisis aparezcan a las 3 y 6 semanas y a los 3 y 6 meses; al año y los 2 años también son crisis frecuentes. Cada una de ellas tiene algún aspecto particular; a continuación comentamos las crisis más significativas.
- Crisis de los 17-20 días de vida:
Suele ser la primera crisis de crecimiento. Lo habitual es que nuestro bebé tuviese ya bastante establecidas las tomas y más o menos las reclamase cada 2-4 horas. Sin embargo, comienza ahora a pedir mucho más frecuente, incluso cada hora o cada media hora; la madre tiene la sensación de que está las 24h del día amamantando y de que su bebé no se sacia, y aparecen las dudas sobre si tenemos suficiente leche.
- Crisis de las seis semanas:
De nuevo los bebés necesitan aumentar la cantidad de leche y la manera de hacerlo es mamando con mayor frecuencia. Ademas, algunos lloran, tiran del pezón y arquean la espalda. Coincide esta crisis con un cambio de sabor de la leche, más salada; a algunos bebés no les gusta el cambio y protestan.
- Crisis de los tres meses:
Ésta suele ser una de las más difíciles y de las que más destetes conlleva. Por estas fechas el pecho ya no se hincha tanto y la madre los nota más blandos; se debe a que la leche ya no está "almacenada" en el pecho lista para ser reclamada en cualquier momento sino que se produce en gran medida durante la toma.
Es frecuente que los bebés tengan que estar succionando un par de minutos antes de que la leche comience a salir (lo que tarda en desencadenarse el reflejo de eyección); esto puede enfadarles y es frecuente que den tirones, lloren y se enganchen y desenganchen constantemente. Por otro lado, después de tantas semanas de entrenamiento son expertos extrayendo la leche y apenas necesitan unos minutos para vaciar el pecho por completo; sumado a que todo lo de alrededor les parece más interesante que el pecho (su visión ha mejorado y están desarrollando sus sentidos).
Además, los bebés frenan un poco su crecimiento y empiezan a engordar menos (lo que es completamente normal). Todo esto lleva a pensar a las madres que se han quedado sin leche o que su leche ya no es suficiente y comienzan a suplementar las tomas con biberón (equivocadamente) o buscan diferentes maneras para aumentar su producción (y la más eficaz la conocemos: que el bebé mame más a menudo).
¿Cómo actuamos entonces ante una crisis de lactancia?
Lo principal ya lo hemos conseguido leyendo este artículo: saber que existen. Debemos ser conscientes de que habrá momentos a lo largo de la lactancia en los que nuestros bebés necesitarán aumentar la cantidad de leche y mamarán más a menudo; saber que la ganancia de peso disminuye un poco alrededor del tercer mes y que los pechos no siempre estarán llenos de leche sino que según pase el tiempo dejarán de ser almacenes para pasar a fabricar la leche "sobre la marcha".
Otro de mis consejos es mantener los principios de la lactancia materna: se da a demanda. Así no tendremos dudas: siempre que el bebé pida le ofreceremos. Y también en sentido contrario: no debemos obligar a un bebé a mamar, nosotras sólo ofrecemos.
Las crisis de crecimiento duran unos días (2-3, en general menos de una semana), así que sólo hay que tener paciencia y confiar en que pronto volverá todo a la normalidad. Para todas las crisis, pero especialmente para la de los tres meses, puede ayudar dar el pecho en lugar tranquilo, medio a oscuras y sin ruido.
Por último, recordaros que si tenéis dudas sobre vuestra producción de leche, y antes de tomar decisiones sobre suplementar o destetar, consultéis a un experto en lactancia materna que pueda ayudaros y confirmar o desmentir vuestras sospechas.
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