Cómo ser testigo pasivo del fracaso de una lactancia

Cómo ser testigo pasivo del fracaso de una lactancia
9 comentarios

Vaya por delante que el término “fracaso” no me acaba de gustar para referirme a una lactancia que no llega a establecerse. Podría hablar también de una lactancia fallida, una lactancia interrumpida, abandonada… el caso es que una madre que decide dar el pecho al bebé, por las razones que sea, no acaba llevándolo a cabo (incluso cuando para ella no suponga un fracaso).

Es lo que pasó hace unas semanas cuando yo estaba en el hospital acompañando a mi hija pequeña que estuvo ingresada tres días. En la planta de pediatría y maternidad escuché en un par de ocasiones a un padre de un bebé recién nacido hablar con el personal sanitario.

En este caso, la testigo pasivo fui yo, pero también lo fue el personal que allí atendía a la madre y a su bebé. Y eso es más preocupante, porque que yo no me meta donde no me llaman es más lógico (y más si tenemos en cuenta que no conocía a esas personas de nada). Pero que no lo hagan las personas a las que se acude en busca de ayuda y cuya función, entre otras, es esa… eso ya es otro cantar.

No sé cómo fueron las anteriores conversaciones entre la madre que acababa de dar a luz y la pediatra que le enviaron cuando el padre dijo que no había manera de que el bebé recién nacido se enganchara al pecho. O la matrona.

Quiero creer que, como me sucedió a mí (aunque con alguna excepción sobre la que volveré), le ayudarían a adquirir la “técnica” o al menos a tranquilizarla y a enseñarle que es normal que al principio cueste, que hay que tener paciencia. Que con el calostro el bebé tiene suficiente, que no solo llora por hambre…

No sé si la madre lo intentó mucho o poco, desconozco el apoyo que tuvo de su familia, no sé cuántas veces pidieron consejo o ayuda, yo solo presencié una. Y la última conversación que presencié entre el mismo padre y el personal sanitario, al día siguiente, ya no demandaba ayuda para instaurar la lactancia.

La madre quería que le dieran la pastilla para interrumpir la subida de leche, porque no había manera de que el bebé mamara y la leche no llegaba. Tal vez le habían dado un biberón “de ayuda” y el bebé estaba tranquilo por primera vez (y los padres también). Tal vez lo pensaron mucho, tal vez poco, tal vez no hubo biberón de por medio… no sé cómo sucedió en realidad.

amamantando

Pero me hubiera gustado ser uno de esos profesionales (o una buena metomentodo) para hablarle al padre y decirle que no desistieran, que era pronto, que había tiempo, que es normal que haya dificultades, y preguntarle cómo estaba el bebé, el problema que había para coger el pecho, si había probado diversas posturas…

Podría haberle contado mi caso (pero no me lo habían pedido) y cómo la leche tardó tres días en llegar pero al final llega, no fue fácil, dolió y costó mucho, pero llegó, no hubo diferencias entre el parto por cesárea y el parto vaginal…

Que no es cierto que la leche no vaya a subir, o que se tenga poca leche como asegura el “saber popular”, y que es normal que el bebé quiera mamar continuamente, de hecho es lo necesario para estimular la producción.

Pero claro, quién soy yo para meterme en lo que no me llaman. También me hubiera gustado decirles a las enfermeras, “¡Vamos, podéis ayudarle!” ante su silencio al requerimiento del padre. Pero se limitaron a decir que se lo dirían al médico.

Estoy segura de que no soy quién para criticar a estos profesionales porque no sé cómo sucederían los hechos, ni antes ni después (¿iría la matrona o la pediatra a ver cómo seguían la madre y su bebé o simplemente le llevarían la pastilla?). Tal vez ellos ya habían hecho todo lo posible (aunque no fue esa la sensación que me dio), pero yo no lo vi.

Los profesionales sanitarios, los pediatras, son muy importantes en el fomento de la lactancia y también deben serlo a la hora de informar a las madres que deciden dar biberón, siendo claros y veraces al tiempo que sensibles a la hora de transmitir la información. No era mi tarea, era la suya.

Por eso ser testigo pasivo del fracaso de una lactancia es más grave en su caso. Aunque a mí, sin dramas, se me quedó esa espinita clavada pensando que, solo tal vez, yo podía haber servido de ayuda. Y reflexionando sobre lo que sucederá en otros hospitales cuando estas escenas se repitan día tras día.

Foto | c r z en Flickr
En Bebés y más | Diez pasos hacia una feliz lactancia materna, El biberón de ayuda para las madres

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    • interesante

      Yo viví algo parecido cuando nació mi hijo, viendo a mi compañera de habitación. Sé, porque lo presencié, que ella lo intentó, pero no le ayudaron lo bastante. Lo que sí hicieron fue darle biberones "de apoyo", y los padres al ver que se calmaba ya no fueron capaces de dejarlos. Mientras la pobre chica lo intentó con pezoneras y con sacaleches, hasta que desistió. Cuando pidieron las famosas pastillas, las mismas enfermeras que les dieron los biberones le recriminaron el no haber hecho lo bastante. Os aseguro que era para llorar de la rabia. Doy gracias a todo lo que leí antes de ser madre, libros y blogs como este, y a las clases de mi matrona. Sin todo ello, seguro que me hubiese pasado lo mismo.

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    • Yo sí soy una metomentodo si de lactancia se trata, sé de sobra lo feo y desagradable que resulta una desconocida meticona pero no puedo evitarlo, no pienso en lo duro que puede ser para la madre, o en su probable sufrimiento, pienso única y exclusivamente en el bebé, en ese bebé que necesita la leche materna, entonces intervengo. No siempre he tenido éxito, otras sí, pero me tranquiliza la idea de no haberme quedado de brazos cruzados ante el sufrimiento de un bebé y luchando por que obtenga lo mejor de lo mejor. Y si me mandan a la mierda pues vale, mi conciencia queda tranquila con el intento, no así mi memoria cuando soy consciente de no haber conseguido motivar una lactancia.

      Que los brazos cruzados sean los profesionales de una planta de ginecología y obstetricia es tan inexplicable y misterioso como el sexo de los ángeles.

    • Cuando mi hija nacio, me tuvieron que hacer una trasfusion de sangre y añadir hierro, el dar el pecho a mi hija era complicado y ademas como era verano y un calor impresionante yo estaba realmente preocupada de que la niña no mamara lo suficiente y pedi biberones de apoyo que se negaban a darme. ¿si la niña y yo estabamos mas tranquilos por que no?? yo seguia intentandola dar el pecho y de hecho sali del hospital y nunca mas volvi a darle un biberon, mi hija ha estado tomando teta hasta los 3 años. Tampoco dar un biberon o dos fue al final tan importante....

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    • Avatar de 9440 Respondiendo a 9440
      interesante

      No se puede generalizar, pero la mayoría de las lactancias fracasa por la introducción temprana de biberones de apoyo. Vaya por delante que tampoco creo que se deba demonizar el biberón, si existe un problema *real* y hay que suplementar pues se suplementa, y además sin sentirse culpables. Sin embargo, el biberón solo debería ser una medida temporal que permita ganar algo de tiempo mientras se localiza y soluciona el problema: no es la solución como muchos nos quieren hacer ver. También hay que tener en cuenta que a menudo ese biberón de apoyo puede generar una dependencia psicológica importante: convence a la madre de que no es capaz de alimentar a su bebé, que su cuerpo es de algún modo inadecuado y por tanto no se puede prescindir de las "ayudas". Ojalá me hubiera cruzado con algún metomentodo cuando mi primera lactancia fracasó, en el mismo hospital se dedicaron a convencerme de que no tenía leche y necesitaba darle fórmula (casualmente, no una cualquiera, sino de marca tal); el pediatra, tres cuartos de lo mismo. En mi caso, no pedí la pastilla, renuncié al cabo de un mes cuando pensé que ya no había esperanzas. Me sentí la peor madre del mundo y me topé además con la indiferencia general de los que consideraban que lo único que debía importarme era que el bebé no pasara hambre. Afortunadamente, las cosas están cambiando, pero todavía queda mucho camino por recorrer.

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    • A mi me pasó algo parecido. Cuando tuve a ni nena yo no sabia que la leche podía tardar en bajar, pensaba que nada mas mamar el bebe se producía. La primera noche la niña la pasó en el nido, a partir de la mañana ya la tuve en la habitación y le di solo teta. Al dia siguiente el pediatra vino y me dijo que la niña estaba deshidratada porque yo no tenia bastante leche y que le diera biberones. Me dio un disgusto enorme. Yo llevo prótesis de mama, lo que quiere decir que tengo las mamas pequeñas, y alguna cicatriz. No estaba segura de poder dar el pecho. Cuando lo comenté al pediatra me miró como si fuera una fulana, y salió cuchicheando con la enfermera algo que mi madre que estaba fuera no llegó a comprender, pero que no le gustó como sonaba. Afortunadamente, ya en casa, mi niña fue más lista, y le gustó más la teta que los biberones que le daba después, y al tercero ya no quiso casi nada así que le dejé de dar. Ahora tiene 9 meses y no ha tomado más biberones que los de los primeros días. Y lo que nos queda todavia de teta, espero...

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