Si por la razón que sea has decidido dejar de darle el pecho a tu bebé, debes tomártelo con calma y hacerlo con mucho mimo. Tu niño es aún pequeño y tener que dejar algo que le reconforta, que le gusta y que necesita, le puede resultar difícil.
Además, si haces el cambio sin prisas, tu hijo se irá acostumbrando a la nueva alimentación y tu cuerpo también se adaptará mejor, disminuyendo la producción de leche progresivamente.
Retrasa el cambio si tu bebé se encuentra enfermo o convaleciente, incluso si hay otros cambios en su vida, serían demasiadas emociones y el bebé necesita estar tranquilo para afrontarse al destete.
Empieza por sustituir la tetada de última hora de la tarde por el biberón. Tu hijo está acostumbrado a obtener menos leche de tu pecho a esa hora. Además de buscar un lugar distinto para dárselo, un lugar que no relacione con la toma del pecho. Hasta que no acepte el biberón, no sustituyas otra toma, no por insistir o ir más deprisa lo conseguirás antes. Es mejor que la toma de la mañana y de la noche, sean las últimas en sustituir, incluso las podrías mantener si el motivo del destete sea que no estas en casa.
Recuerda que el pecho no es sólo alimento, tu hijo también se siente querido, seguro y cómodo mientras mama, por eso no va a ser fácil pasar del pecho al biberón. No se lo niegues si te lo pide, pero intenta adelantarte a su demanda.
Debemos comprender que muchos niños desprecian el biberón porque, para poder tomar la leche tienen que succionar de otra amnera, además de que el sabor es distinto. Podría ser de gran ayuda que fuera el papá el que se lo diera, que lo mimara y que tuviera a su alcance, por ejemplo, su muñeco favorito.