Hace unas semanas iniciamos una serie de entradas acerca de los mitos sobre la leche materna con las que queremos, despacito y con buena letra, explicar cuáles son los mitos más comunes que aún se dejan oír en la calle e incluso en las consultas de pediatría y explicar cuál es la realidad actual.
Digo realidad actual, y no “la verdad”, porque los mitos de los que hablamos son “la verdad” de hace unos cuantos años, que con el paso del tiempo han perdido validez y han pasado a no ser ciertos, convirtiéndose en mitos por seguir estando vigentes como recomendaciones.
Hoy vamos a hablar de un mito muy habitual entre las mamás y muy oído en la consulta del pediatra como es la falta de leche, también conocida como hipogalactia, que ojo, no es un mito para todas las mujeres, porque alguna habrá que realmente produce poca leche, pero no son tantas como casos se conocen.
La hipogalactia es una enfermedad muy extendida (pero no es cierto)
Es muy común en la consulta de pediatría (yo como enfermero lo oigo cada dos por tres) el que una madre que llega con un recién nacido te diga que le está dando biberón y ya no lactancia materna porque no tenía leche suficiente. Entonces el pediatra marca como razón para el no amamantamiento “hipogalactia” en el historial y la cosa queda ahí.
Si se recopilaran los datos de un centro sanitario (el mío por ejemplo) para saber por qué las mujeres dan biberón y no el pecho nos saldría un porcentaje altísimo de hipogalactias y la realidad es que debe tratarse de una de las únicas afecciones cuyo diagnóstico es realizado por la madre. Dice “no tenía leche” y ahí se acaba todo. “Si lo dice es cierto”, piensan muchos profesionales.
Pero lo cierto es que es irreal. No es que sea falso. No es que se pueda decir que todas las mujeres tienen leche, porque quien dice esto está alimentando otro mito sobre la lactancia materna. Pero una cosa es que una minoría padezca hipogalactia y otra muy diferente es que el tener leche esté visto casi como un milagro de la naturaleza al alcance de muy pocas mujeres, porque empezar empiezan amamantando muchas (más del 70% de las mujeres), pero poco a poco, a medida que los bebés crecen, las tasas van cayendo hasta un 25%, más o menos, a los 6 meses. Por el camino, más bien pronto que tarde, van cayendo aquellas madres que creen no tener leche, y que lo creen además por la ayuda de familiares y amigos (y a veces hasta profesionales) que apoyan a la madre alimentando el mito.
Qué debería suceder cuando una madre cree tener hipogalactia
Es posible que cuando una madre diga “mi niño pasa hambre, yo diría que no tengo leche”, esté en lo cierto porque realmente no esté produciendo suficiente leche.
Ante esta frase suelen hacerse dos cosas: decirle que no es verdad, que todas las mujeres tienen leche y que le dé a demanda y muy a menudo para tener más leche o decirle que tiene una hipogalactia y que entonces tiene que dar un biberón (o varios).
Las dos soluciones son igual de erróneas. La primera por negar algo que podría ser real y por dar una solución que muchas madres ya siguen (“lo tengo todo el día enganchado a la teta, pero llora y llora y no gana peso”) y la segunda por dejar que la madre haga un diagnóstico, no ofrecer una solución que permita el amamantamiento y solucionarlo con biberones dando por finalizada la lactancia de ese niño.
Digamos que lo ideal sería que alguien dijera algo así como: “¿No tienes leche? ¿Por qué tienes esta sensación?”. Aunque parezca mentira, muchas madres creen no tener leche sólo por sensaciones o por creencias erróneas. Siempre recordaré a una madre que me dijo que creía que no tenía leche suficiente porque el niño le pedía muy a menudo (esto era cada 90-120 minutos). Pesé al niño y en una semana había engordado casi 400 gramos. Evidentemente le dije que la frecuencia de las tomas, aunque a mucha gente le parecía extraña, era normal y, lo que es más claro, que ganando 400 gramos en una semana era imposible que ella no tuviera leche suficiente. Sin embargo ella venía casi decidida a empezar a dar biberones, faltándole solo mi confirmación de que era necesario hacerlo para empezar a hacerlo.
Pues así, preguntando sobre las sensaciones, se puede llegar a conocer cuáles son las creencias y cuál la información y lo que es más importante, podemos saber cuáles son las intenciones y los deseos de las madres y a partir de ahí podemos dar consejos y recomendaciones adecuadas.
Mañana seguimos hablando de este tema y hablaremos de las posibles causas de hipogalactia, de las posibles razones que hacen que una mujer crea tener hipogalactia y ofreceremos una breve guía sobre qué habría que hacer cuando una madre cree no tener leche o cuando algún familiar que habla por ella (suele ser la madre, la abuela del bebé) explica que “este niño pasa hambre, yo diría que no tiene leche”.
Foto | Raphael Goetter
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