Desde hace años se recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses como alimentación ideal para todos los bebés, sin embargo las tasas de lactancia materna indican que pocos niños llegan a cumplir estas recomendaciones.
La Encuesta Nacional de Salud efectuada el año 2006 en España por el Ministerio de Sanidad y Consumo arrojó las siguientes cifras:
A las 6 semanas de vida un 68,4 % de los bebés eran amamantados con lactancia natural (la misma encuesta en 2001 indicaba un 61%), un 2,27% recibían lactancia mixta (natural y artificial) y un 29,34% eran alimentados con leche artificial.
A los 3 meses los bebés eran alimentados con leche materna en un 52,48%, con lactancia mixta un 10,83% y con leche artificial un 36,7%.
A los 6 meses, momento hasta el cual se recomienda la lactancia materna de manera exclusiva, tan solo un 24,72% de los bebés (uno de cada cuatro) era alimentado con lactancia natural (en la encuesta de 2001 fueron un 23,6%), por un 14,03% de bebés con lactancia mixta y un 61,25% de bebés alimentados con leche artificial.
La conclusión que se extrae es que han mejorado las tasas de lactancia materna exclusiva de manera muy leve. Pese al aumento las tasas siguen siendo muy bajas, como en la mayoría de países de la Unión Europea.
En un documento de “Normas de alimentación recomendadas para la UE” podemos ver cuáles son las razones más frecuentes que impiden, a nivel europeo, un inicio y mantenimiento de lactancia materna deseable para la salud de los bebés:
• Insuficientes calidad y cobertura de la educación prenatal acerca de la alimentación del lactante y niño pequeño: Muchas madres reciben una educación muy completa y valiosa, sin embargo muchas otras no acuden a las clases pre-parto o no reciben información útil y actualizada. Esto provoca que sean pocas las madres que realmente tienen una información correcta sobre el funcionamiento de la lactancia.
• Políticas y prácticas inadecuadas en las maternidades hospitalarias: El uso de protocolos obsoletos en que no se permita el contacto madre-hijo desde el primero momento, sea el parto vaginal o mediante cesárea, la administración de biberones antes de la primera toma de leche materna (normalmente sin el conocimiento ni consentimiento materno), la contradicción de recomendar la lactancia natural y regalar un bote de leche “por si acaso”,...
• Falta de seguimiento oportuno y apoyo competente: Aunque algunas mujeres decidirán amamantar a su hijo durante un período de tiempo limitado y otras ni siquiera comenzarán la lactancia, hay pruebas de que muchas mujeres están decepcionadas por no haber podido prolongar la lactancia materna durante más tiempo.
Hamlyn (2002) informa que el 87% de las madres que interrumpieron la lactancia en el transcurso de las seis semanas después del nacimiento habrían querido continuar la lactancia durante más tiempo. De las madres que amamantaron durante al menos seis meses, el 37% habría preferido continuar durante más tiempo.
Es necesario que tras el parto la madre lactante reciba apoyo e información adecuada por parte de los profesionales y del entorno más próximo para sentirse acompañada, escuchada y ayudada.
• Mala información y falta de orientación y estímulo por parte de los profesionales de salud: Por desgracia muy pocos están formados y actualizados y a menudo, en vez de ayudar o arreglar, estropean.
Una recomendación para todas las madres que deseen dar el pecho o que están teniendo problemas es la de acudir a un grupo de apoyo a la lactancia materna. Por increíble que parezca tienen más formación e información que muchos pediatras (hay grupos tan “potentes” que los mismos pediatras les consultan o sugieren a las mamás la asistencia) y las madres encuentran un rincón donde explicar sus inquietudes y donde son escuchadas.
• Falta o bajo cumplimiento del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Humana: Regalar muestras de leche de fórmula (ya sea el personal sanitario, ya sea en una farmacia, ya sea…), tener en los centros sanitarios pósters con las marcas y stands llenos de muestras a la vista de las mamás, ofertas o descuentos de leche de inicio en los supermercados, etc.
• Vuelta precoz al trabajo en ausencia de instalaciones y apoyo para el amamantamiento en el lugar de trabajo: La baja finaliza a las 16 semanas y pocas madres pueden permitirse alargar este periodo hasta al menos los seis meses (aunque cuanto más mejor), imposibilidad de extraer y almacenar leche en el puesto de trabajo, etc.
• Escaso apoyo familiar y social: Carencia de apoyo logístico en el momento en que más se necesita (limpieza de la casa, lavadoras, etc.). Las madres acaban sintiendo que necesitan ser Superwoman para llegar a todo y poco a poco el vaso se va llenando hasta el punto de buscar alternativas (que papá le de biberones al bebé) que acaban con la lactancia materna.
• La representación en los medios de comunicación de la alimentación con biberón como la norma: Aún arrastramos la imagen del biberón como elemento indispensable y como identificador de todo lo que tenga que ver con los bebés (biberón como logotipo de salas de lactancia, biberón incluido en los bebés de juguete, en las portadas de libros de bebés, en los baberos, etc.).
Esperemos que poco a poco todos estos puntos se vayan solucionando para que los niños amamantados de manera exclusiva hasta los seis meses, que ahora son minoría, pasen a ser mayoría, tal y como se recomienda para su salud.
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Foto | Flickr (blmurch)
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