Una enfermera adopta a una bebé prematura ingresada en el hospital en el que trabajaba, tras conocer su triste historia

Una enfermera adopta a una bebé prematura ingresada en el hospital en el que trabajaba, tras conocer su triste historia
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Si hace una semana nos emocionábamos con la historia de Santino, un bebé abandonado que fue adoptado por el enfermero que le cuidó en el hospital, hoy sentimos algo similar tras conocer la historia de lucha y amor incondicional de Liz y Giselle.

Liz ansiaba ser madre, y Giselle buscaba una familia donde recuperarse de las graves secuelas de salud derivadas de su prematuridad y el síndrome de abstinencia neonatal. Lo suyo fue amor a primera vista, pero para estar juntas tuvieron que transitar un duro camino.

Nació con el síndrome de abstinencia neonatal

Giselle nació en julio de 2016 a las 29 semanas de gestación, con 900 gramos de peso. A su prematuridad se unieron complicaciones derivadas del síndrome de abstinencia neonatal con el que había nacido, como consecuencia del consumo de drogas durante el embarazo de su madre biológica.

La pequeña pasó tres meses en cuidados intensivos neonatales luchando por su vida, pero sus pulmones necesitaban una atención más especializada, por lo que fue trasladada al Hospital Franciscal Children de Boston (Estados Unidos). En aquel momento, el estado de Massachusetts había tomado la custodia de Giselle.

Durante los cinco meses que la bebé permaneció ingresada en este hospital, no recibió ninguna visita por parte de sus padres biológicos u otros familiares, pero con ocho meses el destino quiso que se encontrara con Liz Smith, una enfermera que trabajaba en el mismo hospital.

"¿Quién es este hermoso ángel?"

Lo que sintió Liz Smith por Giselle la primera vez que la vio fue amor a primera vista. Reparó en ella cuando se cruzó en el pasillo del hospital con otra enfermera que la trasladaba de habitación en una cunita, y rápidamente quedó hipnotizada por sus enormes ojos azules.

"¿Quien es este hermoso ángel?", preguntó a su compañera, y supo entonces que su nombre era Giselle y que había nacido de forma prematura en otro hospital. A partir de aquel momento, Liz comenzó a informarse acerca de la historia de la pequeña, y a visitarla todas las tardes cuando terminaba su jornada laboral.

Se sentaba al lado de su cuna, la hablaba con voz suave y la abrazaba. Pero la bebé estaba muy atrasada en su desarrollo, y necesitaba avanzar fuera del entorno hospitalario, arropada por la calidez y el amor de una familia.

Así que cuando Liz se enteró de que los Servicios Sociales estaba buscando a Giselle un hogar de acogida, la enfermera tomó la decisión de convertirse en su madre, y presentó una solicitud. Tres semanas después, en abril de 2017, recibió permiso para llevarse a la niña a su casa, pero sabiendo que el Estado haría lo posible por volver a reunirla con sus padres biológicos.

Y por fin, Liz cumplió su sueño de convertirse en madre

ser madre

Si algo ansiaba Liz desde que prácticamente tenía uso de razón, era convertirse en madre. Pero los años pasaban y no encontraba una pareja con la que formar una familia, por lo que decidió intentar ser madre soltera.

Sin embargo, tras visitar varias clínicas de fertilidad e informarse acerca de los tratamientos, el factor económico se interpuso en su deseo, y Liz comenzó a aceptar con enorme tristeza que nunca llegaría a convertirse en madre.

Pero fue entonces cuando se cruzó con Giselle y conoció su historia, y a partir de aquel momento volcó en ella todo su amor y su deseo de convertirse en mamá.

Mientras la bebé estuvo en casa de Liz en régimen de acogida, recibía semanalmente la visita supervisada de sus padres biológicos, pero el Estado acabó determinando su incapacidad para cuidar de un hijo y sus derechos parentales fueron cancelados.

Liz pudo entonces solicitar la adopción de Giselle, aunque confiesa que aquel día fue especialmente agridulce:

"El día que me informaron de que los derechos parentales de sus padres biológicos habían sido cancelados fue muy triste, porque entendí que mi ganancia había sido la pérdida de otro. La noticia era devastadora para otra familia, pero a mí, en cambio, me cambiaba la vida"

En octubre de 2017, un juez concedió la adopción a Liz Smith y desde entonces pasaron a convertirse en una familia.

A día de hoy, Giselle tiene dos años y medio y es una niña inmensamente feliz. Va a la guardería, juega con sus primos y adora a su madre. Y aunque todavía debe lidiar con ciertos aspectos relacionados con su salud, va superando hitos poco a poco gracias a los cuidados y amor incondicional de Liz.

Fotos | iStock

Vía | Boston Globe

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