Hace un mes nos hacíamos eco de la divertida historia que Eugenio D'Ors, padre de una niña de tres años, había compartido en su cuenta de Twitter. En el hilo, el hombre relataba sus aventuras con la mascota de la clase de su pequeña, y muchas personas se sintieron rápidamente identificadas.
Tal fue la expectación que causó, que poco tiempo después Eugenio decidió compartir también cómo le había ido en la reunión con la tutora de su hija, y ahora nos cuenta por qué fue expulsado del grupo de Whatsapp de padres del cole; otro desternillante hilo que nos recuerda cómo deberíamos utilizar de forma correcta esta herramienta.
El grupo se creó meses antes de comenzar el cole
Este padre explica cómo el grupo de WhatsApp se decidió crear tras la reunión que el colegio hizo en el mes de junio para informar sobre el inicio del próximo curso; es decir, aproximadamente tres meses antes de dar comienzo las clases.
En realidad todo empezó en la reunión que se hizo en junio para darnos la bienvenida al colegio. Yo ahí ya me puse de mal rollo, porque detecté una cuchipandi de papis y mamis, unos quince, que ya se conocían de la guardería. Ya se estaban haciendo los dueños del cotarro.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Se tuvo que votar delegado. Y este grupito, con risitas de complicidad, señalando a un papi: "¡el Alex, el Alex!". Ahí ya empecé a sentir bastante rechazo. Ellos lo decidieron. Pues vale. Pues el Alex. Que además es calvo. Con hija de tres años y calvo. Bien.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
A continuación, el delegado Alex nos pasó el papel para apuntar nuestros números. Claro, él iba a ser el administrador, por supuesto. Muy diligente, por cierto. Al cabo de una hora recibía el mensaje diabólico: "Has sido añadido al grupo 🐥🐥Los Pollitos de P3 🐣🐣". Terror.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Pero en poco tiempo, se les fue de las manos
Puesto que muchos de los padres que conformaban el grupo de WhatsApp se conocían previamente, muy pronto comenzaron a utilizar esta herramienta como vía de comunicación para gastarse bromas, contar chistes o hacer planes de ocio entre adultos; algo que no gustó a Eugenio.
Y empezó la pesadilla. Resulta que la cuchipandi se dedicaba a poner sus gracietas que solo entendían ellos. Incluso quedaban entre ellos desde el chat. Todo esto en julio. El curso ni siquiera había empezado. Recuerdo que pregunté una cosa sobre el cuaderno de inglés. Silencio.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
En un momento dado, cuando entré y me encontré 84 notificaciones, intervine. "Hola, ¿podríamos reservar este chat para asuntos del colegio, por favor?". Silencio. Al cabo de una hora, uno contesta: "Se puede silenciar...". Contesto: "Si se silencia ¿qué función hace entonces?".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Me contesta otro: "La misma, lo vas mirando". Contesto: "Es que lo que molesta es la cantidad de mensajes que nada tienen que ver con el curso". Silencio.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Por la noche, otra vez. Venga a vibrar el móvil. Miro. Estaban organizando la barbacoa de mañana. La madre que los parió.
Y entonces, Eugenio decidió actuar de esta peculiar forma
Entonces envío un mensaje: "Cariño, ¿has colgado la ropa?". Mi mujer también está en el grupo, claro. Contesta ella: "Sí, pero el calzoncillo del niño lo he vuelto a meter, que no veas". Añado: "¿Voy haciendo la cena?". Mi mujer: "Vale, te voy pelando patatas". Añade uno: "Ey".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Otro que no había intervenido nunca: "JAJAJAJAJAJA". Otro: "Tortilla con cebolla o sin cebolla". Empezaron a discutir sobre la tortilla. Se formó un debate impresionante. Y la cuchipandi callada. Yo me vine arriba. Envié la foto del negro de wasap. Ya sabéis.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
No tardaron en saltar varias mamis y algún aliado. Que qué vergüenza, que por favor, que qué me había pensado. Yo de vez en cuando añadía "jajajaja" y ya está. Intervino el administrador. "Cualquier otro mensaje de mal gusto y tendré que tomar medidas". Me la dejó botando.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
"Has sido expulsado del grupo"
Contesté: "¿Que te tomarás medidas? Yo no lo haría, Alex, no creo que aguantes la comparación con el negro".
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Al cabo de unos segundos: "Has sido expulsado del grupo". Lo mejor fue que no cayeron en la cuenta de que mi mujer todavía estaba, de hecho todavía está.
Aunque no se ha dado a conocer nunca como la mujer del que la lió en el wasap. El debate que se generó a continuación fue de partidarios y detractores de mi causa. Y yo leyéndolo desde el móvil de mi mujer, me meaba. Hubo uno que dijo que echarme era de fascistas 😂
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
Hace tres meses que comenzó el curso y no me saluda nadie, tampoco yo doy pie, siempre me mantengo alejado de los grupitos, me provocan urticaria. De hecho no sé ni quiénes son los papis de mi curso, me suena alguna cara, el único el calvo del Álex, el que me echó. A ese ni agua.
— Eugenio d'Ors (@ra_LA_me) 14 de diciembre de 2018
La verdadera función de los grupos de WhatsApp
Los grupos de WhatsApp del colegio se crearon con un propósito fantástico: facilitarnos la comunicación entre los padres y la organización de los asuntos relacionados con el cole de nuestros hijos. Sin embargo, sabemos que no siempre son utilizados en exclusiva para este fin, y en ocasiones pueden llegar a convertirse en una auténtica pesadilla.
Para que el grupo funcione correctamente, no haya malentendidos y los miembros que lo integran no acaben saturados con mensajes banales, se deben cumplir una serie de normas básicas que aseguren su buen funcionamiento:
Evitar tocar temas delicados o que puedan afectar a la sensibilidad de algunas personas
No criticar ni hablar mal de profesores o trabajadores del colegio. Cualquier problema que tengas es mejor tratarlo cara a cara con la persona correspondiente, para evitar cualquier tipo de malentendido.
No seas la agenda de tu hijo, y deja que sea autónomo en sus deberes escolares y responsabilidades. De este modo, evitaremos además utilizar el Whatsapp para temas personales.
Preguntar lo mismo una y otra vez y responder cosas que no aportan nada, llena de notificaciones el grupo y puede llegar a ser muy molesto para otras personas.
El hilo compartido por este padre es un genial ejemplo de cómo no deberían utilizarse los grupos de WhatsApp del cole, pues en una sola conversación podemos ver cómo se incumplen todas y cada una de las reglas que acabamos de mencionar.
Esto, además, acaba generando mal ambiente entre los padres y dando un pésimo ejemplo a nuestros hijos. Por tanto, seamos cautos en el uso de las tecnologías y actuemos con respeto y empatía hacia los demás, porque bien utilizados, los grupos de WhatsApp del cole pueden ser una gran ayuda.