Todos hemos leído alguna vez los grandes beneficios que aportan los perros entrenados para ser utilizados como terapia. En el caso de los niños los hemos visto trabajar para minimizar el dolor y la ansiedad que produce una hospitalización, así como reducir el estrés provocado por determinadas situaciones traumáticas o incluso como una ayuda a la hora de motivar a los niños con dificultades de aprendizaje.
Hace un año y medio, el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid), en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos y la empresa Purina puso en marcha un estudio para conocer los beneficios que la terapia asistida con animales podía tener en adolescentes con trastornos alimentarios, y ya se han publicado los resultados preliminares.
¿En qué ha consistido el estudio?
El estudio, pionero en España, se ha llevado a cabo con 17 adolescentes de entre 13 y 17 años, repartidos en dos grupos, que siguen su tratamiento en la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA) del Hospital Niño Jesús. Su objetivo ha sido investigar los beneficios que los perros de terapia brindan a jóvenes con trastornos de la conducta alimentaria
Ha constado de 18 sesiones semanales de 50 minutos de duración, llevadas a cabo durante marzo de 2018 y mayo de 2019. Cada semana, se contó con un psicólogo experto en Intervención Asistida con Animales (IAA), dos técnicos en IAA y dos perros.
Durante estas sesiones, los adolescentes han realizado diversas dinámicas con los animales, para trabajar su ansiedad, autoestima y autonomía. A medida que las sesiones iban avanzando el protagonismo de los perros decrecía, con el fin de que los jóvenes pudieran trabajar las habilidades entrenadas.
Los perros mejoran la autonomía y autoestima de los jóvenes con trastornos alimentarios
Una vez finalizado el estudio, los profesionales han analizado las sesiones y la evolución de los pacientes y se han llegado a las siguientes conclusiones preliminares:
- Durante la Intervención Asistida con Animales se han detectado mejoras y aumentos en la autoestima de los pacientes
- Las emociones agradables suben 46 puntos en los momentos posteriores a las sesiones, pasando del 16% del inicio al 62% del final de las mismas
- Disminuyen los niveles de ansiedad y depresión de los pacientes
- Las emociones desagradables se reducen 43 puntos entre el momento previo de la sesión (47%) y el posterior (4%).
- Se han observado mejoras en el funcionamiento psicosocial de los menores, con aumentos en su autonomía y en sus niveles de responsabilidad
"Estas conclusiones preliminares que hemos obtenido nos ayudan a saber que vamos por el camino correcto y que debemos de seguir recorriéndolo para ayudar a más jóvenes" - ha afirmado la Jefa del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Niño Jesús, la doctora Montserrat Graell
Por su parte, desde la empresa Purina están convencidos de los beneficios que aporta la convivencia con las mascotas al conjunto de la sociedad. Por eso impulsan programas de voluntariado interno, campañas de concienciación social, programas para la integración de las mascotas en la vida laboral y social, y participan en estudios como el mencionado.
"Nos enorgullece poder ser parte de iniciativas como estas, que no hacen más que confirmar que ‘Juntos la Vida es Mejor’. Los animales tienen mucho para aportarnos y queremos seguir poniéndolo de manifiesto en cada acción que podamos" - destacaba Mark El-Khoury, Director General de Purina España.
Los trastornos de conducta alimentaria afectan a 20.000 menores en España
Los trastornos del comportamiento o de la conducta alimentaria son una de las enfermedades crónicas más comunes en la adolescencia, llegando a afectar a casi 20.000 menores en nuestro país.
Se caracterizan por presentar una alteración definida del patrón de ingesta o de conducta sobre el control del peso, lo que lleva al adolescente a sufrir un deterioro físico y psicosocial. Existen diferentes trastornos de conducta alimentaria, aunque quizá los más conocidos sean la anorexia, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracones.
La detección y el tratamiento precoz son claves para evitar complicaciones asociadas, por lo que es fundamental que padres, profesores, amigos y en general, cualquier persona que forme parte del círculo social del adolescente sepa reconocer las señales de alerta.
Imagen de portada | JumpStory
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