Mucho se ha escrito e investigado sobre la felicidad a lo largo de los años. Algunos estudios han sido cortos, mientras que otros se han extendido durante décadas, con la finalidad de develar el secreto para una vida feliz.
Pero aunque estas investigaciones correspondan a tiempos modernos, la búsqueda de la felicidad no es ninguna moda reciente: desde la Antigua Grecia ya se pensaba sobre esto y se investigaban las diversas formas en las que podemos ser felices.
Las virtudes de Aristóteles para vivir bien
Uno de los filósofos que exploró esa sensación de bienestar y alegría fue Aristóteles, quien definió la felicidad como eudaimonia, una palabra griega que significa "buen espíritu". Él creía que tanto la felicidad como el bienestar provenían de la forma en la que vivimos nuestras vidas, señalando que virtudes que eran básicas y necesarias para ello.
En total, Aristóteles definió 10 virtudes que debemos practicar y convertir en hábitos para vivir bien: valor, templanza, generosidad, magnificiencia, grandeza de alma, gentileza, honestidad con nosotros mismos, equidad, perdón y modestia.
Aunque estas virtudes las propuso el filósofo hace miles de años, Arthur C. Brooks, profesor de Harvard y autor de diversos libros sobre autoayuda y felicidad, considera que ellas proporcionan una lista para vivir bien y que sigue vigente al día de hoy.
10 reglas para una vida plena y feliz
Así es como las ha abreviado y definido para la vida moderna, partiendo de cada una de las 10 virtudes de Aristóteles y basándose en investigaciones recientes acerca de cómo cada una de ellas puede acercarnos a la felicidad y el buen espíritu:
- Nombra tus miedos y enfréntalos. El valor de actuar ante el miedo, en lugar de ceder ante él nos puede llevar a la resiliencia, y en consecuencia, a la felicidad.
- Conoce tus apetitos y contrólalos. El autocontrol ante los apetitos e impulsos básicos es importante y necesario: ser moderado es positivo para nuestra salud y felicidad.
- No seas ni tacaño ni despilfarrador. Ser tacaño puede influir en nuestro bienestar emocional y hacernos infelices, pero tampoco debemos cometer el error de despilfarrarlo todo.
- Da tan generosamente como puedas. Dar y ayudar a los demás es algo que se siente bien: sé tan filantrópico como razonablemente se pueda.
- Enfócate más en lo trascendente; ignora lo trivial. Ocúpate por lo que es más profundo y significativo en la vida (como leer, aprender, cultivar tus amistades...) que los placeres transitorios y las irritaciones pasajeras (como las redes sociales).
- La verdadera fuerza radica en un temperamento controlado. No tener una adecuada gestión emocional, en donde la agresión o el enojo nos dominen, disminuye nuestro bienestar.
- Nunca mientas, especialmente a ti mismo. Busca una "humildad segura", a través de la cual te reconozcas y puedas mostrar a los demás quién eres, sin pretensiones pero también sin críticas excesivas ni autonegación.
- Deja de luchar por tu parte equitativa o porción justa. En palabras de Aristóteles: "El hombre equitativo es aquel que por elección y hábito no insiste en sus derechos en exceso, sino que se conforma con recibir una parte más pequeña aunque tenga la ley de su lado."
- Perdona a los demás y tolera sus debilidades. Practicar el perdón y la tolerancia de forma intencional nos ayuda a evitar sentimientos negativos.
- Define tu moralidad; vive a la altura de ella, incluso en privado. Identificar las acciones viciosas o aquellas de las que nos avergonzamos y abstenernos de hacerlas es positivo para alcanzar la felicidad y nuestro propósito de vida.
El profesor Brooks recomienda anotarlas y colocarlas en un sitio visible para tenerlas presentes, y explica que, aunque no son reglas fáciles de seguir y es normal que nos cueste convertirlas en hábito, "la recompensa, una visita bien merecida de la dulce eudaimonia, vale la pena el esfuerzo".
Foto de portada | Joel Mott en Unsplash