Por qué firmar un contrato conmigo misma y compartirlo con la familia me está ayudando a cumplir mi mayor objetivo del año

Por qué firmar un contrato conmigo misma y compartirlo con la familia me está ayudando a cumplir mi mayor objetivo del año
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Si alguna vez te has propuesto hacer o cumplir algo pero no lo has logrado, no estás solo. Aunque para muchas personas lo más difícil a la hora de ir tras un objetivo es comenzar, otros tenemos más dificultades cuando se trata de mantenerlos y alcanzarlos.

Esto se debe principalmente a que no trazamos un plan de acción para lograrlo. Porque a pesar de que eso de "planificar" las cosas pueda sonar tedioso, es un paso necesario y esencial para poder cumplir las metas que nos propongamos.

Un método efectivo al que podemos recurrir para ayudarnos a hacerlo, es firmando un contrato con nosotros mismos y compartirlo con otros. Te cuento por qué y cómo puedes hacerlo.

El poder del compromiso

Vamos a decirlo de forma clara y sencilla: un contrato es un compromiso. Así como firmamos uno al momento de alquilar un apartamento, abrir una cuenta de banco o comenzar un empleo nuevo, los contratos son acuerdos por escrito que nos obligan y comprometen a cumplir con lo que ahí se ha establecido o estipulado.

La diferencia con estos ejemplos de contrato y el que hoy te quiero proponer, es que éste es con nosotros mismos. Poner por escrito, ya sea a mano o de forma digital, algo que esperamos, deseamos o buscamos hacer, es una manera efectiva de cimentar esa intención u objetivo que tenemos en mente.

En él, además de escribir el objetivo que queremos alcanzar y los pasos para hacerlo, habremos de incluir frases o palabras de aliento que nos recuerden el por qué de ese contrato, como "soy fuerte", "puedo lograrlo" o "recuerda por qué lo estás haciendo". Es decir, mensajes de tranquilidad que nos ayuden a no flaquear.

Pero claro, a diferencia de un arrendador o un ejecutivo bancario, corremos el riesgo de ser más flexibles porque se trata de nosotros mismos. De ahí el segundo paso en esto de hacer un contrato y en donde entran las personas (familia o incluso amigos cercanos) con quienes compartiremos la existencia de este convenio o acuerdo.

Ahora tenemos doble blindaje para los posibles momentos de debilidad, pereza o inseguridad de nuestro proceso: no solo hemos hecho un compromiso escrito con nosotros mismos, también hemos involucrado a otros que nos ayudarán y recordarán que habremos de cumplirlo.

¿Funciona el contrato para todo?

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Foto | Christin Hume en Unsplash

Este tipo de contrato con nosotros mismos lo hemos visto principalmente en temas y cuestiones financieras, pero por experiencia personal puedo confirmar que podemos usarlo para diversos tipos de metas u objetivos, incluso cuando pensamos en los famosos propósitos de Año Nuevo - aunque podemos firmarlo en cualquier época del año.

En mi caso, decidí hacer un contrato conmigo misma tras ver que después de varios años de intentarlo, no lograba dedicar el tiempo que quería a leer más libros. Poner por escrito la cifra de libros que quería alcanzar, y pensar en cómo o qué haría para lograrlo, me ayudaron a cumplir ese objetivo que tanto intenté en años previos y no había cumplido.

Junto al contrato, incluí una hoja de cálculo con una lista de los títulos que planificaba leer en los próximos meses, a manera de guía para dejar de sobrepensar y además fijar una fecha para hacerlo. Quizás suene muy complicado, pero es algo que me tomó alrededor de una hora o poco más y que además de orientarme, funcionaba como recordatorio.

Una vez hecho todo esto, mostré mi contrato y sus detalles a mi esposo e hija, para que además de compartir con ellos esta meta que deseaba lograr, me ayudaran a continuar motivada a lo largo del año, recordándome el compromiso que había hecho conmigo misma.

Al final, logré cumplir y superar el objetivo que me había propuesto y, además de repetir el proceso de hacer un contrato este año con la misma meta, decidí que tras esta prueba exitosa continuaré aplicando este contrato conmigo misma en otros propósitos que no he cumplido y en los que ya comencé a trabajar al iniciar el año.

Foto de portada | Karolina Grabowska en Pexels

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