No cabe duda de que el año 2020 pasará a la historia, y tanto la pandemia que estamos sufriendo, como el vuelco que ha dado la sociedad, será recordado por siempre. ¡Ojalá no nos hubiera tocado vivir esta triste realidad!, pero lamentablemente, las cosas han venido así.
A menudo les digo a mis hijos que estamos viviendo un momento histórico que contarán en un futuro a sus hijos y nietos. Por eso, y aunque son muchos los museos del mundo ya están comenzando a registrar en sus archivos la crisis del Covid-19 con fotografías, testimonios y objetos de esta época, nosotros hemos decidido hacer nuestra propia cápsula del tiempo.
Hoy os comparto cómo estamos desarrollando esta curiosa actividad, y os doy algunas ideas por si vosotros también os animáis a "empaquetar" físicamente este momento histórico que nos está tocando vivir.
El cole desde casa
La crisis del coronavirus ha traído muchos cambios, pero una de las cosas que más ha impactado en los niños ha sido dejar de ir al colegio para pasar a estudiar en casa. Las rutinas han cambiado, los profesores ahora les atienden por e-mail o skype, y papá y mamá también deben echarles una mano con frecuencia con sus tareas.
Todo esto quedará guardado en nuestra 'cápsula del tiempo': desde el horario del cole en casa que nos está guiando estos días, hasta los trabajos y fichas que les están encargando los profesores.
La expresión de las emociones
Si hay algo en lo que los expertos están insistiendo desde que comenzara la cuarentena, es en la importancia de expresar a cada momento cómo nos sentimos. En casa hablamos de ello a menudo, organizando pequeñas juntas de familia que nos ayudan a compartir con el resto de miembros nuestras emociones y pensamientos.
Pero además de hablar, también animamos a los peques a plasmar sus sentimientos en forma de manualidades, escritos y dibujos, y todo ello constituirá un lugar muy importante en nuestra 'cápsula del tiempo'.
Se da además la circunstancia de que mis dos hijos pequeños habían aprendido a leer y a escribir poco tiempo antes de que esto comenzara, por lo que este momento les está ayudando a poner en práctica lo aprendido con emotivos mensajes que escriben a menudo a los abuelos, tíos y compañeros de clase, y que están deseando dárselos en persona cuando toco acabe.
También he impreso varios recursos que he encontrado en Internet y que me han parecido maravillosos para ilustrar estos momentos:
- Por un lado, un diploma que he personalizado con el nombre de mis tres hijos y que acredita lo excepecionalmente bien que han pasado la primera fase de cuarentena.
Por otro lado, un diario de cuarentena que van rellenando de forma periódica contestando preguntas como "¿qué es lo primero que harás cuando todo haya acabado?", "¿cuáles son tus momentos favoritos del día?", "¿cómo te imaginas que será tu vuelta al cole?"...
Y por último, también he impreso el cuento de "La pequepandilla al rescate" que la Asociación Española de Pediatría lanzó hace unos días para ayudar a los niños a entender qué es el coronavirus y cómo luchar contra él. He decidido personalizarlo para que mis hijos puedan ilustrarlo a su gusto, y así implicarse de manera más divertida y consciente en la historia.
Los momentos positivos
Y por último, recordaremos por siempre aquellos momentos que nos están manteniendo a flote en estos complicados momentos: desde la pancarta que tenemos pegada en la ventana y que guardaremos en nuestra cápsula cuando todo haya acabado, hasta esas instantáneas locas que a veces nos hacemos con los pelos revueltos y el chándal, las rutinas de yoga que practicamos en familia, y, por supuesto, la letra de la canción "Resistiré" que ya se ha convertido en el himno oficial de la cuarentena en España.
También estoy guardando en un disco duro todos los artículos periodísticos que van relatando la evolución de la pandemia, las reflexiones que he compartido con vosotros en "Bebés y Más", las fotos que nos envían nuestros familiares y amigos, y esos memes que a menudo se comparten en redes sociales y que te arrancan una sonrisa.
Cuando todo haya acabado, los dibujos, escritos, fotografías y recuerdos quedarán guardados por siempre en una caja que compraré para este fin. Allí también guardaremos algunas monedas, el ticket de la última compra que hagamos, las velas que me pronto me tocará soplar durante el confinamiento y los títulos de los libros y películas que estamos devorando en estos días.
Estoy segura de que al volver a abrir esta caja dentro de unos años, los recuerdos aflorarán con una fuerza arrolladora. Y aunque estemos viviendo momentos difíciles y en ocasiones haya días muy complicados, me encantaría que mis hijos pudieran recordar esta situación con una sonrisa en los labios.